La vida en la trinchera no era fácil en ningún frente, pero en el Norte se unían varias características que lo hacían, si cabe, más duro. El Frente Norte se encontraba aislado del resto de la República y era muy difícil enviar suministros debido al bloqueo marítimo impuesto por Franco. De ese modo, los soldados del frente carecían, muchas veces, de ropa de abrigo, munición, armamento e incluso comida. El Presidente del Consejo de Asturias y León, Belarmino Tomás, reclamó al gobierno republicano en Valencia el envío de alimentos, ropa y armamento en múltiples ocasiones.
En este contexto podemos imaginar la importancia que cobraría una lata de leche condensada... Pues bien, sabemos que los defensores de Castiltejón disfrutaron, al menos, de uno de estos privilegios en su refugio improvisado sobre las ruinas de un primer refugio destruido por la aviación. Pero no se trata de una lata cualquiera, se trata de "La Rosita". Poco hemos podido averiguar acerca de esta marca, salvo el siguiente testimonio:
"Al escasear la leche natural, la gente comenzó a hacer uso de la leche condensada y poco a poco se agotaron las reservas de este artículo. Una tarde llegó a casa la noticia de que en la tienda Muñoz, de la calle Serrano, habia leche condensada. En unos segundos, nos repartió mamá dinero a todos y bajamos a escape a la tienda. Solo daban uno por persona, pero pudimos ir dos veces y reunimos unos treinta botes marca "La Rosita". Mamá dijo que ya bastaba, la pobre creyó que con aquello nos bastaría para tirar hasta el fin de la guerra; duraron menos de un mes y la guerra más de dos años. Esto es una prueba de las ilusiones que teníamos al principio".
(Hermanos Lamamié de Clairac y Alonso. Recuerdos de la Guerra (España 1936-1939). Vividos y relatados por los autores. Universidad Iberoamericana. Departamento de Historia. México, 1991.)
En este contexto podemos imaginar la importancia que cobraría una lata de leche condensada... Pues bien, sabemos que los defensores de Castiltejón disfrutaron, al menos, de uno de estos privilegios en su refugio improvisado sobre las ruinas de un primer refugio destruido por la aviación. Pero no se trata de una lata cualquiera, se trata de "La Rosita". Poco hemos podido averiguar acerca de esta marca, salvo el siguiente testimonio:
"Al escasear la leche natural, la gente comenzó a hacer uso de la leche condensada y poco a poco se agotaron las reservas de este artículo. Una tarde llegó a casa la noticia de que en la tienda Muñoz, de la calle Serrano, habia leche condensada. En unos segundos, nos repartió mamá dinero a todos y bajamos a escape a la tienda. Solo daban uno por persona, pero pudimos ir dos veces y reunimos unos treinta botes marca "La Rosita". Mamá dijo que ya bastaba, la pobre creyó que con aquello nos bastaría para tirar hasta el fin de la guerra; duraron menos de un mes y la guerra más de dos años. Esto es una prueba de las ilusiones que teníamos al principio".
(Hermanos Lamamié de Clairac y Alonso. Recuerdos de la Guerra (España 1936-1939). Vividos y relatados por los autores. Universidad Iberoamericana. Departamento de Historia. México, 1991.)
2 comentarios:
Os adjunto un enlace en el que parece claro que el origen de esta leche condensada es Tarragona, espero que os sirva de ayuda: http://www.todocoleccion.net/bonita-caja-cajon-leche-condensada-rosita-mb-tarragona~x18616469
Muchisimas gracias por la información. La verdad es que es un poco difícil rastrear este tipo de productos en ocasiones debido a la falta de información. De verdad, nos ha sido muy útil. Un saludo.
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