Hoy ha salido en diversos medios el extraño encuentro con la arqueología bélica que ha tenido un vecino de Chiclana de la Frontera (Cádiz). Resulta que en el kilo de patatas que adquirió en la verdulería local había nada más y nada menos que una granada de fragmentación de la Segunda Guerra Mundial. Las patatas por lo visto procedían de la frontera entre Bélgica y Francia. Queda claro con este incidente que conviene evitar la denominación de origen de Las Ardenas, al menos para productos de la tierra. A saber lo que le habrían metido en la bolsa si llega a pedir sandía.
En fin, por suerte los verduleros españoles no se dedican a volcar los camiones hortofrutícolas procedentes de Francia, como solían hacer nuestros vecinos con los transportes hispanos. Habría sido una risa.
Podríamos pensar que la posibilidad de encontrarse artefactos explosivos de la guerra mundial en la frutería es una entre un billón, pero buscando en la red descubre uno que las patatas-granada no son novedad. En 2007, una señora de Nápoles se encontró una mientras lavaba las patatas. La procedencia es también francesa. Así que ya sabéis: comprad patatas gallegas, que aquí no hubo combates artilleros y los huesos de represaliado se distinguen bien de los tubérculos.
e as patacas da limia e coristanco, con denominacion de orixen, vendendoas o carrefur jajajajaj
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