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Bosnia
Bosnia
Bosnia
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Guatemala
Iraq
Iraq
Iraq
Iraq
México
México
Ruanda
Ruanda
España
Se ha dicho en varias ocasiones que los crímenes contra la humanidad
comienzan por la deshumanización del contrario (judío, rojo, fascista,
moro, burgués, negro, indio: hay donde elegir). En nuestra página de
Facebook las noticias sobre fosas comunes reciben a veces el emoticono
"me divierte". Son una minoría, desde luego, pero ahí están: dos o tres
personas que se divierten ante una fosa común. Les divierte ver una
zanja con cinco, diez, veinte, cien cadáveres de personas asesinadas.
Porque consideran que no son personas, supongo. Tampoco deben de ser animales (no soy
vegetariano, pero a mí no me divierte la imagen de un matadero). Quizá
sí sean seres humanos y simplemente se merezcan estar en el fondo de una
fosa común con una bala en el cráneo, sepultadas, olvidadas, sus
familiares humillados durante décadas.
La
arqueología y la antropología física tal vez no sean los mejores aliados
en la rehumanización de las víctimas, porque lo que sacamos a la luz
son huesos y objetos. Tratamos de darles vida con nuestro trabajo. Pero
hace falta un esfuerzo de imaginación para devolver a esos restos
inertes humanidad; para imaginarse los huesos en un cuerpo con vida, con
familiares, con esperanzas, con planes de futuro. No debería hacer
falta, en cambio, imaginación para ver en los judíos, rojos, fascistas o
moros a seres humanos cuando estaban vivos.
Entiendo
que a alguien que se divierte ante una fosa común es díficil conseguir
despertarle la compasión por el prójimo (el prójimo que no es de su raza
o de su credo). Pero tengo paciencia. Así que seguiré intentando: esta
vez con una fotogalería. En vez de imágenes truculentas de fosas comunes
o de las víctimas en vida, he pensado que quizá ver a los familiares de
las víctimas pueda ayudar a quiénes se divierten ante las fosas. Y la
próxima vez que enlacemos a una noticia sobre fosas comunes elijan el
icono "me entristece" en vez "me divierte". O que no hagan nada.
Eso ya sería un avance.
Podría haber seleccionado a familiares
de republicanos, pero por lo visto quienes se divierten ante las fosas
comunes están inmunizados contra esas fotos. Así que solo he elegido una
de España. Las otras diecisiete proceden de otros países: Argentina,
Colombia, Guatemala, México, Irak, Bosnia, Ruanda. Lo que une a las
personas que aparecen en las imágenes es que todas son familiares de
víctimas de asesinatos extrajudiciales. Lo que las une al resto de la
humanidad es que son personas.
Y eso es lo único que cuenta para llorar con ellas.
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