Las ejecuciones llevadas a cabo
en Fregenal de la Sierra fueron mayoritariamente materializadas sobre la
población masculina, como ya comentamos en la entrada de la ocupación de la
localidad, ya que había sido un sector fuertemente luchador desde la esfera
política y sindical en la zona; sino solamente tenemos que echar un vistazo a
la fotografía que inmortalizó la manifestación del Primero de Mayo de 1936 en
la localidad a su paso por la calle Segura.
Pero también sabemos que existió
un gran número de mujeres ejecutadas y vejadas que, al igual que el género
contrario, habían protagonizado manifestaciones explícitas en favor de la II República
y habían luchado por la liberación de la mujer en todos los ámbitos de la vida
cotidiana: el hogar, la familia, el trabajo, la política y en definitiva la
sociedad.
Algunas, mujeres “de bandera”,
como la Chata Carrera que se paseaba
a caballo por las tierras de la comarca de Sierra de Suroeste pregonando las
ideas que llevaran a la humanidad a la revolución social, y liberaran a la
mujer de la opresión. Otras, jóvenes vecinas, se organizaban para mejorar su
situación laboral y personal, y algunas, fieles compañeras de relevantes
personalidades políticas, gestaban en su interior el futuro de la humanidad.
Todas ellas habían conseguido ver
con sus propios ojos el gran cambio que la II República trajo a la feminidad de
nuestro Estado, sin tener que abandonar ni supeditar por ello su propia
condición y género.
Pero finalmente, todas igualmente
vieron frustrada su lucha y su destino, junto al de sus frutos, enterrados
junto a la II República en las fosas comunes del cementerio de Fregenal de la
Sierra.
Zapato de tacón asociado a un
individuo de sexo femenino enterrado en la Fosa 1 del cementerio de Fregenal de
la Sierra.
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