domingo, 28 de abril de 2013

En defensa de la historia


Entre el 8 y el 13 de abril han tenido lugar en Bustarviejo (Sierra Norte de Madrid) las Jornadas para la desmemoria y otras dolencias del siglo XX. Organizadas por iniciativa vecinal, su objetivo principal era llevar a cabo un ejercicio crítico de memoria e historia que nos acercase de forma colectiva a un conocimiento más profundo del siglo XX, periodo paradigmático del progreso y la modernidad pero virtualmente el periodo de las guerras mundiales y los sistemas políticos totalitarios, que dejó tras de sí la mayor estela de muerte y destrucción de la historia. Por otro lado, se trataba de reflexionar en común sobre las implicaciones políticas de ese pasado en el presente.

Entre las actividades pudimos disfrutar durante toda la semana de la exposición SOMOSIERRA, UNA HISTORIA, interesante montaje fotográfico de José Antonio Martín acerca de la Guerra Civil Española y la represión de posguerra en la Sierra Norte de Madrid. Se proyectó el sugerente documental OJOS QUE NO VEN.Víctimas del fascismo desde la transición, para cuya presentación y posterior debate tuvimos la suerte de contar con la presencia de su director Luis Moles. La charla ARQUITECTURAS PARA LA REPRESIÓN fue una propuesta desde la arqueología para profundizar en la comprensión del sistema penal franquista, a cargo de Álvaro Falquina. Por su parte, Eladio Verdú nos ofreció ¿LA ÚNICA DEMOCRACIA DE ORIENTE MEDIO? El fascismo israelí y la resistencia palestina, un didáctico taller donde se llevó a cabo un profundo análisis de la traumática realidad histórica y política (pasada y presente) vivida en estos territorios desde la creación del estado de Israel en 1948.

Como colofón de estas jornadas, se organizó un itinerario teatralizado por los restos del Destacamento penal franquista de Bustarviejo (los barracones de la Dehesa Vieja). La propuesta, antes que una visita guiada por la historia del lugar, se planteó como un recorrido emocional por la historia traumática del siglo XX. La puesta en escena corrió a cargo de actores de compañías de teatro de la Sierra Norte de Madrid (Santi, Mariano, Nacho, Nuri, Olalla y Lucía), todos ellos vecinos de Bustarviejo, demostrando una clara implicación con la historia y la comunidad local.

El viaje dio comienzo con un pequeño grupo de antiguos presos que, entre anécdotas, recordaron los amargos momentos que hubieron de vivir durante su estancia en los barracones. Sus ecos trasladaron al público al interior del edificio principal del destacamento, donde pudimos experimentar una adaptación de El Bataraz, de Mauricio Rosencof, obra que narra de un modo extraordinario la experiencia inexpresable de un preso aislado durante trece años en una celda bajo la dictadura uruguaya. Una adaptación de la obra de Mario Benedetti Pedro y el Capitán acercó al público a la realidad del terror y la represión bajo este mismo régimen. Finalmente volvimos a la luz en el patio del penal gracias a las voces de presos y presas poetas de la dictadura uruguaya que Entre el silencio y el grito nos trasladaron su ánimo de lucha y memoria, tan necesarios hoy.
Un momento de la escena de Pedro y el Capitán (fotografía de Laura Muñoz)

En esta época de políticas del olvido y agresiones constantes por parte de los poderes, en la que los medios de masas han colapsado la información sobre las políticas de la memoria, provocando hacia ellas el desinterés y el tedio de muchos ciudadanos, pequeños ejercicios como el llevado a cabo en Bustarviejo pueden aportar un nuevo aire y pueden permitir que colectivamente reflexionemos, experimentemos y discutamos acerca de una historia local y universal conflictiva, traumática y aún muy viva, con el fin de tomar una consciencia colectiva que nos permita entender y posicionarnos en nuestras realidades cotidianas de un modo más crítico y activo.
AFA/LME

jueves, 25 de abril de 2013

La Batalla Olvidada: III Edición

La Batalla Olvidada, 75 Aniversario

Abánades (Guadalajara) 1938-2013

Viernes 7 de junio de 2013


- 22:00 horas. Museo Histórico Municipal.
III Muestra de Cortometrajes de Recreación Histórica.

Proyección de los documentales finalistas.

Sábado 8 de junio


- 11:00 horas. Museo Histórico Municipal.
II Concurso de Fotografía “La Batalla Olvidada”
Inscripciones y recogida de bases hasta las 14:00 horas y de 18:00 a 21:00 horas.

- 12:00 horas. Museo Histórico Municipal.
Conferencia sobre: “Arqueología de La Batalla Olvidada”
Dr. Alfredo González Ruibal – Laboratorio de Patrimonio CSIC.

- 13:00 horas. Museo Histórico Municipal.
Conferencia sobre: “El tren de los 40 días”
Presentación del libro si se publica antes de las jornadas.
Don Andrés Graña.

- 19:00 horas. Museo Histórico Municipal.
III Muestra de Cortometrajes de Recreación Histórica.
Proyección de los cortometrajes finalistas y entrega de premios.

- 22:30 horas. Frente al Bar Song López.
Café Cantante: “Un viaje musical en el tiempo a la auténtica España de nuestros abuelos”
Natalia Mellado acompañada al piano por Raúl Ramos y a la guitarra por Juan Hernando.
Concurso de trajes de época durante el baile. Entrega del premio a la mejor pareja en el descanso.


Domingo 9 de junio de 2013

- 9:30 horas. Plaza del Juego de Pelota.
Chocolatada de Campaña. Adquisición de tickets en el Bar Song López.

- 12:30 horas. Cerro de El Castillo.
Recreación Histórica: Ofensiva del alto Tajuña de marzo-abril de 1938.

- 13:30 horas. Cerro de El Castillo.
Acto de clausura e Inauguración de la placa conmemorativa del 75 Aniversario de La Batalla Olvidada.

- 15:00 horas. Parque del Agua.
Gran Paella de Hermandad. Adquisición de tickets en el Bar Song López.


Organizan:
 
- Asociación de Amigos de los Espacios Históricos de Abánades
- CSIC – Incipit
- Ayuntamiento de Abánades
- Asociación Madrileña de Recreación Histórica “Frente de Madrid”



Apoyan:
- Diputación de Guadalajara
- Comunidad de Castilla- La Mancha


Colaboran:
- Asociación Cultural Amigos de Abánades
- Bar Song López
- Hotel Rural Los Ánades
- La Hormiga Comunicación
- Casa Rural La Trucha Feliz


Participan:
- Asociación Frente de Aragón
- Asociación Línea XYZ
- Asociación Cultural Memoria de España
- MHM Ebro 1938 – Fayón
- Ejercito del Ebro
- Ejercito del Turia
- Asociación Sancho de Beurko – Elkartea
- Asociación Española de Recreación Histórica
- Columna Casas Sala
- Frente del Nalón

lunes, 15 de abril de 2013

Escraches, nazismo y arqueología


Un escrache arqueólogico: la topografía del terror en Berlín.

Últimamente varios políticos han recurrido a analogías desafortunadas para describir (y estigmatizar) los escraches contra los deshaucios. Según esos políticos, los escraches son una típica maniobra de presión totalitaria, fascista o directamente nazi. 

Como este blog lo hacemos arqueólogos interesados en el conflicto contemporáneo, no está de más reflexionar sobre los orígenes de este fenómeno. Esta reflexión viene a ser una forma de arqueología (una búsqueda genealógica) de un conflicto muy contemporáneo.

En general, se suele apuntar a Argentina y a un momento reciente (mediados de los años 90 del pasado siglo) para situar el surgimiento del escrache. Sin embargo, actividades políticas muy semejantes se venían practicando en Europa desde bastante antes. El proto-escrache (por utilizar terminología arqueológica) está, efectivamente, relacionado con el nazismo. Pero no: no lo inventaron los nazis. Más bien al contrario.

A partir de mediados de los años 60, muchos activistas y ciudadanos alemanes, cansados del silencio que se había impuesto sobre el lado más siniestro de su historia, decidieron pasar a la acción y poner al descubierto (atención a la metáfora arqueológica) el pasado fascista de aquellos que colaboraron activamente con el régimen de Hitler. En algunos casos, guardias de campos de concentración y militares de las SS habían conseguido encontrar el anonimato y vivían tranquilamente en Alemania. En otros casos, no solo no habían encontrado el anonimato sino que ni siquiera lo habían buscado: ocupaban cargos prominentes en la administración o habían sido elegidos democráticamente por sus conciudadanos (bien porque estos ignoraban su pasado criminal, bien porque no les importaba lo más mínimo).

La actuación de estos activistas consistía en acudir a manifestarse a casa de estos individuos (recordemos: algunos elegidos democráticamente) para llamar la atención sobre sus actuaciones, ponerlos en evidencia delante de la sociedad y forzar su procesamiento, cosa que lograron en más de una ocasión.
Estos escraches coinciden cronológicamente con otras actividades guiadas por el mismo espíritu. Muchos colectivos comenzaron entonces a estudiar la microhistoria del fascismo en sus barrios, sus pueblos y sus Länder: no solo la historia de los criminales, sino también de los resistentes y de las víctimas. En el fondo se trataba de una historia muy arqueológica, preocupada por los lugares, los elementos materiales y las trazas del pasado en el presente.

Los activistas germanos marcaban las casas de los nazis ocultos con panfletos y pintadas, pero también colocaban carteles en edificios, calles y plazas en los cuales se daba a conocer el pasado siniestro de estos espacios – como lugares de ejecución o tortura, como centros de administración del nazismo o como puntos de deportación de judíos.  Organizaban rutas por la otra historia de ciudades como Berlín o Hamburgo, en las que en vez de los monumentos convencionales, se seguían las trazas de otra historia más incómoda y más terrible (aquí podéis ver un ejemplo semejante realizado en Santiago de Compostela y otro en la Ciudad Universitaria de Madrid).

Gracias a estas actividades, se consiguió transformar sitios de horror olvidados, en sitios de memoria capitales por su función didáctica y memorial. Este fue el caso particularmente de los campos de concentración. La mayor parte de los que hoy en día se pueden visitar como museos son el resultado de la presión social desarrollada entre 1965 y 1980. 


Stolpersteine: una forma de recordar el genocidio en las calles de Berlín. En estos adqouines se recoge el nombre de judíos del vecindario deportados.

La conexión más arqueológica entre el escrache, la historia pública y la arqueología se encuentra en la Topografía del Terror. A los ciudadanos concienciados no les llegaba con denunciar a sus vecinos nazis y contar otra historia. Necesitaban también recuperar las trazas materiales y tangibles del pasado, especialmente en aquellos lugares donde aparentemente no había quedado traza de la barbarie. A mediados de los años 80, un grupo de activistas comenzó la excavación de los restos del cuartel de la Gestapo en un solar abandonado en medio de Berlín. Consiguieron sacar a la luz los sótanos de este edificio donde sufrieron detención, tortura y muerte numerosas opositores al régimen nazi. La intervención arqueológica no se hizo sin polémica y oposición de las autoridades. Sin embargo, hoy en día, convenientemente institucionalizada, la Topografía del Terror es un importante lugar de memoria en Alemania y un recurso pedagógico de primer orden.

Los escraches, por lo tanto, han sido en Alemania una manifestación ciudadana  más de malestar, entre otras muchas, ante una situación política que se consideraba injusta. La historia alemana del siglo XX nos muestra que Hitler llegó al poder democráticamente y que los escraches los inventaron ciudadanos demócratas y antifascistas. Igual a los políticos españoles les interesaría ir cambiando de analogías.

Referencias

Ataliva, V. 2008. Arqueología, memorias y procesos de marcación social (acerca de las prácticas sociales pos-genocidas en San Miguel de Tucumán). Tucumán: Notas de Investigación Nº 1, Universidad Nacional de Tucumán.

Bernbeck, R., and Pollock, S. 2007. ‘Grabe, wo du stehst!’An archaeology of perpetrators. En Y. 
Hamilakis y P. Duke (eds.): Archaeology and Capitalism: From Ethics to Politics, 217-234. Walnut Creek: Left Coast Press.

Braun, M. S., Spiegel, P., Benz, W., Hattstein, M., & Mecke, B. D. 2002. Traces of Terror: Sites of Nazi Tyranny in Berlin. Berlín: Braun.

Koshar, R. 2000. From monuments to traces. Artifacts of German memory, 1870-1990. Berkeley: The University of California Press.

 

miércoles, 10 de abril de 2013

Adiós a los alemanes

No cabe duda de que la Segunda Guerra Mundial generó un gigantesco registro arqueólogico: las fortificaciones de la Línea Sigfrido, la Muralla del Atlántico, los extensos campos de batalla del este de Europa... La arqueología de la Segunda Guerra Mundial se encuentra también sepultada bajo Berlín, Dresde, Londres y San Petersburgo. De vez en cuando, las obras públicas en estas ciudades sacan a la luz bombas, cadáveres y escombros. 

Tumba y ruinas de la iglesia alemana de St. Anna (República Checa)

Existen, sin embargo, otros vestigios arqueológicos mucho menos conocidos. Por ejemplo, los relacionados con el gran éxodo alemán de Checoslovaquia al acabar la Segunda Guerra Mundial. Entre 1945 y 1948, cientos de miles de alemanes fueron expulsados de sus hogares, fundamentalmente en el norte y oeste de la actual República Checa. Cerca de 3.000 pueblos quedaron abandonados. La mayor parte de ellos se habían fundado en la Edad Media y muchas familias vivían en la zona desde el siglo XIII o XIV.

Ruinas de una casa alemana en Wosant (Bazantov).

Es comprensible que los checos recurrieran a esta limpieza étnica incruenta, dados sus sufrimientos a manos de los alemanes durante la guerra. Los territorios de su país habitados por alemanes (los famosos Sudetes) fueron arrebatado a la república en 1938 e incorporados al Reich. La población judía fue exterminada. Los estudiantes masacrados y deportados a campos de concentración cuando trataron de protestar contra el poder nazi. Sin embargo, al visitar hoy los restos fantasmales de las iglesias, aldeas y cementerios perdidos en mitad de los bosques de Bohemia, no puede uno dejar de lamentar la desaparición de diversidad cultural que supuso la guerra. Siglos de convivencia (no siempre fácil) entre distintas tradiciones quedaron reducidos a ruinas.

Tumbas alemanas en Tachov e iglesia de St Johann (Svaty Jan)

Desde hace unos años, Lukas Funk, Michal Rak y Pavel Vareka, de la Universidad de Bohemia Occidental (Pilsen), estudian arqueológicamente los restos de los poblados alemanes. Entre las ruinas descubren testimonios materiales de un mundo que parece ahora inconcebiblemente remoto. En este contexto, el concepto de "historia contemporánea" se vuelve inadecuado. Los pueblos alemanes no tienen que ver con nuestra contemporaneidad: las ruinas nos hablan de otro mundo - el de la Edad Media o la Guerra de los Treinta Años. Pese a que son el resultado de las políticas del siglo XX, no pertecen al siglo XX. Y tampoco a la historia de la República Checa.

Aunque Lukas, Michal y Pavel se empeñan, con sus excavaciones, en que sí lo sean.

martes, 9 de abril de 2013

Memoria de las excavaciones arqueológicas en el cementerio y el campo de concentración de Castuera. Campaña de 2012

 
Podéis descargaros aquí: http://hdl.handle.net/10261/72371 el informe completo de la última campaña de excavaciones llevada a cabo en las fosas comunes y el campo de concentración de Castuera. El proyecto fue promovido por AMECADEC, financiado por el Ministerio de Presidencia y realizado por el Incipit-CSIC.