Una de las primeras víctimas de la GCE: un Guardia de Asalto yace al pie de la balaustrada de piedra que delimita el espacio central de la Plaça de Catalunya. Todavía se conserva uno de los impactos de bala que probablemente acabó con su vida.
En los últimos años hemos diseñado visitas guiadas en contextos urbanos como Santiago de Compostela o Vitoria-Gasteiz para explicar el devenir de esas ciudades durante la guerra civil española a través de las trazas materiales del conflicto. Hoy nos hemos dado cuenta de que somos unos simples aprendices. Hoy hemos podido participar de un periplo único en la ciudad de Barcelona, guiados por Ricard y Susana. El reto, nada fácil: explicar el primer día de un golpe de estado (19 de julio de 1936, domingo) que derivó en una guerra civil. Para ello Ricard se valió de un tesoro: las fotografías que sacó ese día un intrépido Agustí Centelles en el carrer Diputació y en la Plaça de Catalunya.
Esta interactiva Experiencia Centelles se adentra en la microhistoria, en el metamundo de una fotografía-símbolo, reproducida hasta la saciedad en medios leales y extranjeros en aquellos días: en la calle Diputació, esquina con Lauria, unos Guardias de Asalto evitan el avance de los militares sublevados, protegidos tras unos caballos muertos.
El inicio de la visita fue espectacular, ya que pudimos contar con la presencia del hijo de Centelles, Sergi, quien ha seguido con la tradición y regenta el estudio fotográfico familiar. Un lujo poder conocer de primera mano la trayectoria de su padre, un hombre afín al POUM que pagó su lealtad a la República con los campos de concentración, el exilio y la depuración laboral a su vuelta a la España franquista. Nunca más pudo trabajar como fotoperiodista. Como otros profesionales del diseño o la cartelería tuvo que refugiarse en la fotografía industrial y publicitaria. Hasta 1976 no dio a conocer su mayor legado. Incluso su familia desconocía por completo la existencia de unos negativos que fueron salvaguardados de manera heroica, épica y tragicómica por compañeros y amigos.
Agustí Centelles en el campo de concentración francés tras la guerra.
El guía-estrella Sergi Centelles nos habla de su padre en la calle Diputació.
Ricard y Susana nos sumergen de lleno en la atmósfera que se vivía ese domingo 19 de julio. La confusión, el caos, la información y contrainformación no ayudaban precisamente a aclarar lo que estaba pasando. En ese contexto, Agustí Centelles sale a la calle con su cámara Leica y acaba registrando lo que sucede en calle Diputación, un punto neurálgico para parar a los militares facciosos que avanzan desde los cuarteles, con piezas de artillería movidas por mulas y caballos.
Ricard ha realizado una auténtica reconstrucción arqueológica de lo que allí pasó en esas horas. Ha consultado la versión oficial de los vencedores de la guerra, quienes llegaron a publicar un plano de la ciudad señalando los pasos seguidos por los afectos al Movimiento.
Ha excavado en los negativos de Centelles, reconstruyendo las secuencias completas del reportaje. Ha llevado a cabo un verdadero estudio de Arqueología de la Arquitectura, detectando las interfaces, las cicatrices de la memoria en los paramentos de los edificios, ha detectado lo que en fotografía se denomina el eco del pasado. Ha realizado toda una prospección de cobertura total identificando cada escenario desde el que disparó la cámara Centelles, ha podido reconstruir el momento exacto, analizando los juegos de luces y sombras, la posición del sol con respecto a la calle... Un trabajo impresionante que nos adentra en la visión del fotógrafo, en sus idas y venidas por la calle, en sus movimientos en función de lo que iba pasando, en su habilidad para ganarse a los protagonistas, en la composición que se hace del lugar y de las escenas. Ricard reconstruye toda la cadena técnico-operativa que lleva a la archiconocida foto, el producto final de un trabajo que nos muestra el cambio radical de una ciudad en cuestión de horas.
Tras la derrota de los militares en las calles, los objetos cobran especial importancia, como se puede apreciar en las fotografías. Como en las fiestas de locos y los carnavales se revierte el orden social. Surge el atrezzo miliciano. El pueblo en armas se cobra trofeos de guerra. Los combatientes posan con cartucheras, hebillas de cinturón, una corneta, cascos y cajas de munición. La CNT se ha hecho con el poder en Barcelona. Todo va muy rápido. En la foto de abajo podemos ver unos guardias civiles en la vía pública. La Benemérita en Barcelona se mantuvo expectante hasta que vio claro el triunfo sobre los militares y se adhirió a la defensa de la República. En cuestión de horas pasó de ser un cuerpo de seguridad odiado en la larga duración (Semana Trágica, Revolución de Asturias...) a formar parte de las fuerzas antifascistas. Al lado de los guardias (hasta el momento contrarrevolucionarios) vemos a un hombre con corbata y puño en alto, haciendo alarde de un gesto revolucionario. Lo nunca visto. Días u horas después, andar ataviado con una corbata podría traerte serios problemas, por burgués.
Nos os vamos a contar más. ¿La fotografía mítica de Centelles es real? ¿esos hombres están combatiendo o están posando? Para contestar a estas preguntas Ricard Martínez ha diseñado esta apasionante experiencia Centelles, en la que los arqueólogos y arqueólogas contamos con cierta ventaja porque estamos acostumbrados a mirar las piedras.
Si os acercáis a Barcelona, ya sabéis lo que podéis hacer.
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