Rectificando datos con la familia Sagarduy-Gancedo.
Sólo hay una cosa peor
que equivocarse: no admitirlo y no tratar de enmendar el error. Así que hoy
toca publicar un texto en clave de fe de erratas.
El 25 de noviembre de
2016, en este blog, se publicó una entrada titulada “(Re)dibujando
líneas ‘en el’ campo”. En aquel texto se recogían algunos datos biográficos
sobre el teniente cartógrafo Jesús Gancedo, uno de los responsables del diseño
y la ejecución del sistema defensivo del monte San Pedro (Amurrio, Araba), así como de otras
posiciones en el frente occidental vasco. Conocimos la historia de este hombre
gracias a su yerno, Jesús María Sagarduy, montañero aficionado y atento
visitante a nuestras actividades arqueológicas en la zona. Algunos de los datos
que aportó Sagarduy no se reflejaron bien en aquel artículo, así que, un tiempo
más tarde, este vecino nos señaló amablemente las deficiencias de nuestro trabajo. De esta
forma, se inició un pequeño proceso de revisión de la información y ahora ya
podemos dibujar mejor la historia de Gancedo, el teniente de la V Brigada del
Ejército Vasco que dibujó las defensas republicanas del monte San Pedro.
A continuación,
re-relatamos una parte de su historia.
Vista aérea de las posiciones de guerra en el entorno del monte
San Pedro.
Jesús Gancedo Huidobro era delineante. Su principal arma era la pantómetra.
Un compás con el que calcular la proporcionalidad entre segmentos y así poder
tomar mediciones precisas en superficies topográficas. En Amurrio se decía que
Gancedo era una buena persona, alguien en quien confiar. Su trabajo exigía esa
autoridad moral: a menudo era el encargado de medir terrenos y localizar
mojones, ocasionalmente en lugares que eran objeto de largos litigios entre
vecinos. Ya sabemos que en el ámbito rural, la parcelación y los conflictos de
propiedad son asuntos de enorme importancia. La supervivencia real de muchas
personas puede depender de ello. En ese sentido, Gancedo era un medidor, pero
también un mediador que salomónicamente intentaba evitar que se produjesen
juicios innecesarios y que los conflictos se enquistasen en el tiempo.
Jesús Gancedo era
conocido en Amurrio por otra habilidad en la que destacaba: miembro del Círculo
Artesano (antecedente del equipo de fútbol actual), hay fotos en bares del
pueblo que atestiguan su carrera deportiva. Su hermano, Inocencio, incluso
llegó a ser jugador del Jerez. El hermanastro de Jesús, Pepe, era igualmente
conocido en la zona por su labor fabricando txistus.
Círculo Artesano de Amurrio
en 1927 (fuente: Amurrio Club).
Al estallar la guerra,
Jesús Gancedo ejerció como teniente cartógrafo en la V Brigada: la fuerza
compuesta por los batallones Bakunin (CNT), Leandro Carro (PCE) y Araba (PNV)
que defendió los montes San Pedro y Txibiarte entre 1936 y 1937. Gracias a su
yerno, Jesús Mari, sabemos que este teniente diseñó sistemas defensivos
realmente complejos en esta zona del frente occidental vasco, ante el temor de
que la ofensiva franquista sobre Bilbao se desatase por aquí. Al fin y al cabo,
era la vía más corta y rápida para una operación relámpago.
Sin embargo, como
sabemos, el ataque dirigido por Mola se desarrolló por otro lado, al este, en
la zona de Villarreal (hoy Legutio), alargando así el conflicto y el
sufrimiento de miles de civiles y combatientes. Los técnicos alemanes a menudo
criticaban la lentitud con la que Mola avanzaba por Bizkaia aquella primavera
de 1937. Sólo la voluntad psicópata de purga y destrucción podía explicar el
lento avance de unas fuerzas inmensamente superiores a las del Ejército Vasco.
Tanto se alargaron las operaciones que el propio Mola no pudo tomar Bilbao.
Como es sabido, murió en un accidente aéreo dos semanas antes de la conquista
de la villa vizcaína, cuando sobrevolaba Alcocero,
Burgos (todavía hoy, Alcocero de Mola)
Fotografía aérea de la Legión Cóndor en el “Sector
Orduña-Amurrio-Murguía”, 1937
(fuente: Archivo Militar General de Ávila).
Ya casi al final de la
guerra en el frente vasco, ante la inminente rendición de Santoña, Gancedo fue
nombrado capitán del Ejército de Euzkadi. Por supuesto, cuando fue apresado por
las fuerzas sublevadas omitió cualquier referencia a este ascenso para así
tener más posibilidades de sobrevivir. Una vez hecho preso, coincidió en el
Penal de El Dueso con el célebre socialista Ramón Rubial, con quien mantuvo una
relación amistosa durante años. De hecho, durante el periodo de la Transición,
Gancedo charlaba con Rubial, quien era muy duro con el camino que estaba
tomando el PSOE bajo las órdenes de Felipe González.
En Santoña, Gancedo
fue condenado a doce años de cárcel por “auxilio a la rebelión”, pero
finalmente cumplió sólo tres. Una vez en libertad estaba obligado a ir a
firmar al cuartel de la Guardia Civil una vez al mes. Esta rutina mensual
marcó la vida de Gancedo hasta bien entrada la década de 1950. Un día, uno de
los agentes pensó que ya no era posible que este hombre tuviese que seguir
yendo cada mes a firmar. Buscando en los archivos encontró la documentación que
acreditaba el fin de la pena, ¡cuando Gancedo llevaba nueve años yendo de
más!
Posteriormente, la
Administración pública volvería a hacerle la puñeta a Gancedo. En 1984 entró
en vigor la Ley 37/1984 de reconocimiento de derechos y servicios prestados a
quienes durante la guerra civil formaron parte de las Fuerzas Armadas, Fuerzas
de Orden Público y Cuerpo de Carabineros de la República. Esta ley reconocía a
quienes habían combatido con la República en tanto que excombatientes, con
sus pensiones correspondientes, en igualdad de condiciones con quienes
disfrutaron de ese estatus durante la Dictadura, es decir, los vencedores. Según nos cuenta la propia
hija de Gancedo, éste tuvo algunos problemas para que se reconociese su
situación, en la medida en que el Gobierno de González alegaba que le faltaban dos meses de pena (cuando, como hemos visto, estuvo décadas bajo en régimen
de privación de libertad). Imaginamos que las críticas que vertía su amigo Rubial
sobre Felipe González resonarían de forma contundente en la cabeza de Gancedo
en aquel momento.
Carnet de excombatiente de Jesús Gancedo (gentileza de la familia
Gancedo).
Finalmente, tras un
largo proceso burocrático, Jesús Gancedo, quien dibujó las defensas
republicanas de San Pedro frente a la sublevación, consiguió ser considerado un excombatiente de pleno derecho. Este reconocimiento llegó tras varios años de
cárcel, silencio, convivencia con sus captores y trajín de documentos traspapelados
que marcaron su vida. No es más que otra
historia de la guerra. Sin embargo, es buen ejemplo de un devenir vital
marcado por el maniqueo discurso de vencedores
y vencidos, represión oficial por
parte del Estado y falta de libertades en la larga duración. Que este
artículo, a modo de fe de erratas, sirva como muestra de visibilización de las
injusticias. Mientras tanto, seguiremos excavando en las trincheras de la
historia y de la memoria.
Agradecimientos
Agradezco a la familia
Sagarduy-Gancedo la atención con que señalaron los errores del primer artículo
y el tiempo y esfuerzo que emplearon en reconstruir materialmente –con
fotografías, documentos y otros objetos– la historia de Jesús Gancedo. Eskerrik
asko.
Post by Josu Santamarina Otaola (GPAC, UV/EHU).
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