domingo, 3 de junio de 2012

Informe de las excavaciones en Abánades: campaña de 2011


Ya podéis descargaros en Digital CSIC el informe de nuestras últimas excavaciones en Abánades, concretamente la intervención que desarrollamos en la posición republicana de Alto del Molino. El documento está disponible aquí: Informe Abánades 2011.
Y aquí: http://digital.csic.es/handle/10261/49097.

3 comentarios:

Leopoldo Medina dijo...

Hola!

Magnífico informe, como no podía ser de otra manera... El acercamiento a este tipo de escenarios fuera de la polémica y dentro de un contexto científico debiera ser un ejemplo más abundante.

Quería aprovechar para plantear un par de cuestiones sobre las que doy vueltas si haber llegado a solución alguna
.
Como otros aficionados a estos asuntos, dedico parte de mi tiempo libre a conocer los campos de batalla y las estructuras que todavía perduran. Como algunos de estos otros, y quizá por un afán narcisista, me gustaría poder mostrar a través de internet algunas de las cosas que voy conociendo pensando que le pueden servir al alguien más, ya sea para uso puramente recreativo o profesional. Sin embargo, y vistos los expolios que se realizan sobre este tipo de restos arqueológicos, no termino de decidirme a ello, para no mostrar caminos a los amigos del detector y la piqueta. Por otro lado pienso que lo que yo localizo, sirviéndome de las herramientas disponibles en internet, también puede ser encontrado por estos otros "amigos". Por otro lado es de facto imposible que se logren excavar de forma científica todos los restos de la GCE que todavía persisten, aunque también supongo que no todos los castros de España están estudiados y no por ello se da paso libre a los expoliadores. En fin, un dilema sobre el que me gustaría conocer vuestra opinión.

Otro asunto que tengo en mente tiene que ver con los restos en superficie. Estos restos, entiendo, que suelen tener menos valor arqueológico que los enterrados, aunque son objeto de recolección exhaustiva por los aficionados sin generar por ello ningún tipo de información que en algún caso pudiera ser valiosa, fuera del propio coleccionismo y del valor de su compra-venta en algunos canales. Mi propuesta en esto, quizá no suficientemente meditada, es que se podría hacer si demasiado esfuerzo/presupuesto, una especie de depósito gestionado de forma particular (con los necesarios permisos) donde cualquiera pudiera depositar este tipo de elementos con una información mínima sobre la zona de origen. Algo así funciona ya, es verdad que sin demasiado espíritu museístico y científico, en el Museo de la Guerra Civil, en Sarrión (Teruel). Quizá el Museo de Abánades no fuera mal sitio para ello...

Dejo así los dos asuntos para el que quiera darle vueltas….

Un saludo!

Leopoldo

Gonzalez-Ruibal dijo...

Hola Leopoldo, gracias por tu comentario.

Lo que apuntas es muy interesante y merece una reflexión seria. Está claro que hay prácticas arqueológicas que no requieren de formación especializada ni deben estar restringidas a los arqueólogos. Al contrario, al ampliar el número de personas que las practican (como la prospección de superficie, el inventario de monumentos, la documentación de información oral relativa a lugares históricos, etc.),
nuestro patrimonio no puede más que beneficiarse.

El problema es como ordenar esas prácticas para que el conocimiento que se genera a través de ellas sea público y accesible.

Los museos locales, como el de Abánades (el problema es que oficialmente aún no lo es), podrían efectivamente actuar de nodos para articular el trabajo de aficionados y recibir los materiales de superficie debidamente inventariados y georreferenciados.

Otra posibilidad es introducir datos de los sitios y hallazgos que uno descubre en una página web (debería incluir coordenadas, fotografías y una breve reseña del sitio y los hallazgos).

En este enlace tienes un excelente ejemplo de una práctica social de difusión del patrimonio: http://patrimoniogalego.net/

Se podría pensar en algo parecido para el patrimonio arqueológico de la Guerra Civil y la posguerra.

En cuanto a los riesgos de la difusión, desgraciadamente los expoliadores más dañinos no necesitan catálogos online ni publicaciones científicas para descubrir sitios históricos y destrozarlos. Personalmente estoy a favor de que se den a conocer los yacimientos, con la excepción de los más sensibles.

Leopoldo Medina dijo...

Hol, ALfredo!
Bueno, me quedo más tranquilo con tus comentarios...
Enpezaré a darle forma a algunas cosas pendientes para ver si se pueden difundir
Respecto al museo, trabajo en base s de datos de biodiversidad (www.anthos.es). Si en algún momento os animaís a organziar lo de los restos en superficie no tengo inconveniente en colaborar en la medida de mis posibilidades
Un saludo