¡Literalmente! Durante el mes de mayo de 2012 una empresa de prospecciones petrolíferas se encontró en el desierto occidental de Egipto un caza P-40 Kittyhawk de la RAF en perfecto estado. El aparato se vio forzado a realizar un aterrizaje de emergencia en junio de 1942. Los restos del piloto no han aparecido, por lo que se cree que decidió ponerse en marcha en busca de un lugar habitado: objetivo inútil, porque el pueblo más cercano se encuentra a cientos de kilómetros. En realidad, no tenía ninguna posibilidad de supervivencia: si se hubiera quedado junto al avión, también habría muerto, pues nadie fue a buscarlo.
No es la primera que se efectúa este tipo de hallazgos. En 1958 otro grupo de prospectores petrolíferos
halló lo restos de un bombardero estadounidense B-24 Liberator que había perdido el rumbo al regresar de una operación de bombardeo en el sur de Italia. En este caso sí se localizaron los cadáveres de la tripulación (en 1960). Como en el caso del Kittyhawk, los pilotos trataron sin éxito de llegar a algún sitio habitado y acabaron muriendo de sed en medio del desierto.
La arqueología de la aviación es un campo muy desarrollado en el Reino Unido, donde cumple un doble objetivo: saber más sobre ingeniería bélica (de muchos aviones no se conservan ejemplares y en algunos casos apenas documentación detallada) y recuperar los cadáveres de los pilotos para darles un enterramiento digno. En España no se ha llevado a cabo ningún estudio sistemático sobre aviones caídos en la Guerra Civil o la Segunda Guerra Mundial ni se han hecho esfuerzos por recuperar los cuerpos de los pilotos, aunque en ocasiones se han realizado
búsquedas exitosas para recuperar determinados
restos.
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aquí.