Defensa del TFM de Josu Santamarina en la Facultad de Letras de Gasteiz.
Desde hace un año más o menos estamos embarcados en el proyecto Arqueología postcolonial en España: materialidades y memorias de la colonización agraria e industrial del franquismo en el que abordamos estudios de caso en Galicia, El Bierzo, Cáceres y Euskadi, por el momento. Como aperitivo de esta línea de investigación el alumno de la UPV/EHU Josu Santamarina Otaola ha defendido ayer en la Facultad de Letras gasteiztarra el Trabajo de Fin de Máster Iragan garaikidearen arkeologia. Hurbilpen material eta espaziala Zaramaga langile-auzoan o lo que es casi lo mismo, un estudio arqueológico del barrio de Zaramaga (Vitoria-Gasteiz).
La promulgación de la Ley del Suelo (1956), el plan general de Alineaciones de Vitoria (1956) y la creación del polígono industrial de Gamarra-Betoño (1956) supuso el despegue industrial definitivo de la ciudad vasca. La afluencia de miles de inmigrantes para trabajar como mano de obra en la industria obligaba a la oligarquía local a ordenar el crecimiento de la urbe de acuerdo con la ideología del régimen, aquí asentado en los valores del tradicionalismo carlista. Los arquitectos del régimen G. Blein y M. Mieg serán los encargados de diseñar una ciudad en pequeño que reflejase la paz social de la España del Caudillo y materializase una sociedad jerarquizada, autoritaria y clasista. Josu Santamarina aborda de manera magistral el estudio de las fuentes documentales para definir este proyecto de ingeniería social franquista. El plan original de 1957 contempla cuatro categorías de edificaciones en función de la clase social: 3ª categoría, clase modesta (peones y empleados modestos; 2ª categoría, clase media, obreros especializados y empleados medios, 3ª categoría, funcionarios y profesionales liberales y una cuarta de clase acomodada, formada por directores de empresas y profesionales distinguidos (todo esto literal)...
Proyecto original del barrio de Zaramaga (1957).
El arquitecto Gaspar Blein, tras la ocupación de Madrid por las tropas franquistas propuso como castigo redentor y glorioso para los arquitectos rojos no caídos en delitos criminales que trabajasen en unas oficinas llamadas Desafectos a España y que se les prohibiese ejercer ningún cargo de responsabilidad. En 1940 defendía la idea de que Madrid, en cuanto centro administrativo, debía cumplir las exigencias de la nueva ciudad española: desempeño de una misión hacia Dios, integración de su conjunto y constitución de unidad orgánica, sobre todo. Klein defendía estas ideas en la revista Reconstrucción. Este arquitecto del régimen diseñó el barrio obrero por excelencia, con su residencia de monjas, su residencia de solteros, pisos para casados, la escuela al lado de la iglesia... muy al estilo de los poblados de colonización de los años 40 y 50, pero en una ciudad.
Distribución espacial de las placas franquistas.
Josu analiza a través del análisis formal y el análisis del espacio doméstico cómo se materializó finalmente ese proyecto, cómo fue evolucionando el barrio y cómo se reflejaron en él las tensiones entre el tradicionalismo carlista (implantado en la Caja de Ahorros) y el falangismo practicado por los responsables del Ministerio de Vivienda. La georreferenciación de las placas de los edificios y su destrucción y/o mantenimiento en la actualidad aporta resultados más que interesantes. Todas ellas han sido eliminadas de las viviendas más pobres (3ª categoría) mientras que se mantienen en las edificaciones de 1ª categoría en donde incluso se observa una privatización del espacio público y una voluntad clara de segmentación espacial e invisibilización. Otro aspecto interesante es la vinculación espacial de la masa obrera con el espacio de la producción, con la fábrica lechera construida al pie de las viviendas ubicadas al Norte. El análisis de accesibilidad y de circulación son muy claros a este respecto. Finalmente, Josu define cronotipologías de viviendas y portales y nos hace ver cómo a finales de los años 50 se abandona esa arquitectura doméstica ruralizante monumental aplicada a los barrios obreros en la década precedente (cantería, arcos, basamentos de mampostería) y se apuesta por la forma arquitectónica que va a definir el desarrollismo tardofranquista, un desarrollo vertical de bloques deshumanizados en los que no hay sitio ya para maceteros ni traseras con jardín.
Cronotipologías de portales de vivienda.
La moraleja de este estudio no deja lugar a dudas. El régimen, ya en descomposición, orgulloso de Zaramaga como ejemplo de paz social, confundía la propaganda con la realidad. Fue precisamente en este oasis en donde se producen los dramáticos hechos del 3 de marzo de 1976 en el marco de una huelga obrera sin precedentes que hace tambalear el status quo.
En septiembre habrá una segunda entrega de este tipo de trabajos de Arqueología del pasado reciente. La alumna Nahia Khiari está ultimando a su vez un excelente estudio arqueológico del barrio de Errekaleor, también en Vitoria-Gasteiz, un sitio en el que se está dando un más que interesante proceso de patrimonialización y que está generando un nuevo nivel de okupación en el yacimiento.
Zorionak Josu!!!
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