sábado, 23 de mayo de 2009

Una trinchera muy limpia

Vidrio procedente del Abrigo 1. Las botellas de vino son de un picnic de los años 60. El vidrio azul y el de cerveza (arriba derecha) pueden ser de la guerra.

La limpieza, siglado y análisis de los materiales procedentes de nuestra excavación está llegando a su fin. Ahora tenemos ya una visión clara de conjunto de lo que hemos encontrado. En otra entrada señalamos que los casquillos eran escasos en la posición y lo atribuíamos al reciclado de material de guerra -que aparece reflejado en documentos de la época. La verdad es que los objetos no bélicos tampoco resultan precisamente abundantes. La cantidad de latas y botellas que descubrimos en la excavación es muy reducida. Esto se debe seguramente a dos motivos: el primero es que los materiales relacionados con la alimentación y otras actividades no bélicas también se reciclaban (lo que indica la penuria de las líneas republicanas). Nuestras compañeras historiadoras han descubierto documentos en los archivos en los que se ordena a las tropas de este sector que recojan botes vacíos de leche condensada y otros envases. No es casual que hayamos encontrado la tapa de una lata de "La Lechera", pero no el resto del recipiente. Tampoco es casual que el poco vidrio que se documenta esté sumamente fragmentado. Sólo nos encontramos lo que no se puede reciclar.

A la izquierda, dos latas de sardinas de la Guerra Civil, una de ellas (arriba) abierta a bayoneta. Son de las mejor conservadas. A la derecha, tapa de una lata de leche condensada.

La otra razón por la que no encontramos muchos artefactos es que la trinchera que estudiamos es de larga duración. Cuando uno sabe que va a estar en una posición poco tiempo -por ejemplo, en frentes móviles como los de la Batalla del Jarama o Guadalajara-, no se preocupa ni en reciclar el material ni en arrojarlo en lugares acondicionados a tal efecto (o sea, basureros). Por eso delante de las trincheras de zonas "calientes" (o detrás) suelen aparecer multitud de latas y botellas rotas. Pero cuando una fortificación es estable y los soldados saben que tendrán que pasar semanas o meses en ella, lo último que les apetece es vivir rodeados de porquería. Entre otras cosas, porque ello colabora a transmitir enfermedades. El resultado, en nuestro caso, es una trinchera (desgraciadamente) muy limpia.

lunes, 18 de mayo de 2009

Congreso Internacional Landscapes of War


En nuestro intento de seguir difundiendo nuestro trabajo, una parte del equipo expondrá en Valencia una comunicación sobre la Facultad de Farmacia como paisaje de guerra olvidado el próximo 28 de mayo en el congreso internacional Landscapes of War coordinado por la Federació Valenciana de Municipis i Províncies (FVMP) y el Consell Valencià de Cultura (CVC). El proyecto Landscapes of War es una iniciativa europea que pretende mejorar el conocimiento público a través de la compilación e inventariado del patrimonio bélico del siglo XX en la Unión Europea.

martes, 5 de mayo de 2009

Uniendo los puntos

Una imagen de la base de datos de la excavación

Analizar los datos de una excavación es una labor complicada y que requiere mucha paciencia, incluso cuando la superficie intervenida no es muy grande. Pero es también una tarea apasionante: unimos los datos de los inventarios, las descripciones de las piezas y los planos de distribución y comienza a dibujarse una historia que (más o menos) tiene sentido.

Hoy hemos comenzado la ingrata tarea de limpiar y siglar los materiales de la excavación - es decir, escribir sobre ellos un código que permite identificarlos en nuestra base de datos y recuperar toda la información pertinente sobre ellos. Es un trabajo monótono pero imprescindible, entre otras cosas porque los objetos, cuando queden depositados en un museo, deben seguir siendo utilizables y reinterpretables por otros investigadores.

Al siglar comprobamos la tipología del material (si un casquillo pertence a un Mosin Nagant o un Lebel, por ejemplo) y las trazas de su uso: si una bala está impactado o no y cómo, si tiene estrías (que demostrarían que se ha disparado), si éstas son más o menos profundas (lo que revela el estado del ánima del fusil o ametralladora). Al introducir los datos en nuestra base, hemos podido confirmar que en el Abrigo 2 aparecieron la mayor parte de los casquillos - el 75%, para ser exactos - localizados en la excavación. Esto corrobora nuestra impresión de que el abrigo constituía la principal posición de tiro de la trinchera. No es casual, por lo tanto, que posea la mejor visibilidad de toda la fortificación.

Pero además hay otro dato interesante: en este sitio aparecieron dos casquillos antiguos de gran calibre: uno de Vetterli y otro de Remington (que, como ya hemos indicado en otra entrada, son armas del último cuarto del siglo XIX) y dos balas no disparadas de Vetterli. Al comprobar su posición estratigráfica, nos damos cuenta de que aparecen en estratos más superficiales (UE 11 y 13) que las balas de Mosin (UE 33, sobre todo). Aunque parece una situación ilógica - lo más antiguo se supone que aparece más profundo - no tiene porque serlo necesariamente.

En realidad, los proyectiles de Mosin Nagant pertenecen en su mayoría a la última fase de uso de la trinchera, cuando el armamento ruso predominaba en el ejército republicano. Seguramente hemos de pensar que la mayor parte de ellos se dispararon en un momento tardío, quizá en 1939. Esto lo deducimos porque aparecen fosilizados sobre el suelo del Abrigo 2, donde quedaron sepultados tras el abandono de la trinchera. Si el Mosin se hubiera disparado en enero de 1937, pongamos por caso, es muy difícil que hubieran llegado hasta nosotros los casquillos in situ: se habrían reutilizado o arrojado fuera del abrigo.

En cambio, los proyectiles de Vetterli y Remington son de momentos iniciales de la guerra, cuando un ejército poco organizado y peor surtido recurría a cualquier tipo de armas para hacer frente a los sublevados. Pero ¿por qué aparecen en superficie? Sencillamente, porque cuando las tropas republicanas usaban Vetterli y Remington la trinchera no existía. Los proyectiles son seguramente el testimonio de los combates en torno a Puerta de Hierro en noviembre de 1936, varios meses antes de que la trinchera se excavase. Significativamente, detrás de la zanja apareció en prospección un fragmento de granada rusa (que revela combates a corta distancia) y otro proyectil de Vetterli. Es posible que los casquillos y balas antiguos del Abrigo 2 estén desplazados por las obras de excavación de la trinchera y las posteriores erosiones y colmataciones. Por eso, precisamente, aparecen arriba y no en fondo.

Así, poco a poco, vamos tratando de desenmarañar el palimsesto arqueológico de la trinchera.