Los soldados en la Guerra Civil pasaban más tiempo combatiendo los piojos que a las tropas contrarias. La eliminación de estos parásitos era casi tan importante como la del enemigo, porque son transmisores de enfermedades como el tifus exantemático y la fiebre de las trincheras. Buena muestra de la lucha contra el piojo es la lendrera de la imagen superior, descubierta en el basurero de la posición republicana de Alto del Molino (Abánades) durante la pasada campaña arqueológica. Se trata de un ejemplar de plástico datado en 1933 y que se diferencia de un peine normal porque tiene las púas mucho más juntas, para que los parásitos se queden enganchados en ellas.
Aunque parezca una tecnología un poco tosca, estudios recientes han demostrado que las lendreras son cuatro veces más efectivas que los champús a la hora de eliminar piojos. Lo que se aprende con la arqueología de la Guerra Civil...
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