Exhumación de un soldado franquista en Abánades, septiembre de 2011
Viendo la nueva campaña de prevención de accidentes de la Dirección General de Tráfico, uno no puede dejar de advertir las concomitancias con nuestra investigación arqueológica. Indudablemente, el fenómeno de las exhumaciones de represaliados ha debido de influenciar el diseño de la campaña. En el anuncio, unos arqueólogos excavan los restos de un accidente de tráfico de inicios del siglo XXI y se horrorizan ante lo que encuentran: un vehículo destrozado y objetos que pertenecieron a las personas que murieron en el accidente. No pueden comprender como esa barbarie pudo, en algún momento, considerarse normal.
En el fondo, al excavar los escenarios de la Guerra Civil ya estamos diciendo que las guerras (o al menos nuestras guerras) son algo del pasado remoto. Algo que nos resulta totalmente ajeno a la experiencia diaria. Ante una trinchera o un fortín nos preguntamos horrorizados cómo es posible que cientos de miles de personas se masacrasen mutuamente aquí mismo, hace tan poco tiempo. El que aparezcan casquillos, una pared ametrallada, la garita de un campo de concentración o los huesos de un represaliado a la puerta de nuestra casa nos parece extraordinario -tanto o quizá más que si nos encontrásemos los restos de un dinosaurio. Son hechos que se antojan imposibles y que casi sólo asumimos porque los restos están ahí y podemos verlos y tocarlos. De esa incredulidad nace la fascinación que ejercen sobre nosotros los vestigios de la guerra: la prueba tangible de que lo inimaginable sucedió de verdad.
Pero no llega con una fascinación abstracta por la barbarie ni con lamentar la guerra como una locura colectiva. Eso no nos lleva a entender mejor los conflictos ni a evitarlos. Es necesario comprender sus orígenes concretos, las políticas y las ideologías que los promueven y los sostienen, las motivaciones de quienes participan en ellos. Sólo mediante un conocimiento histórico detallado estaremos cerca de lograr que las guerras (y las violaciones de derechos humanos, los genocidios y las dictaduras) sean, verdaderamente, cosa del pasado.
1 comentario:
cuando vi el anuncio de la DGT también pensé en lo mismo, además del detalle de un único agujero en el parabrisas del coche -detalle para el subconsciente del público- muchas felicidades por vuestro trabajo
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