Hace 75 años, un 26 de Noviembre de 1937, el comandante del Batallón 241, Silvino Morán, permanecía escondido desde la caída definitiva del Frente Norte, intentando regresar a zona republicana para continuar luchando. Esa tarde, Silvino Morán, su mujer Asunción Rodríguez Pulgar, su cuñada Elvira, Ángel "el de Misiegos" y su hijo Dionisio y un miliciano llamado Delfino, se refugiaron en una cabaña de el Rasón, cerca de la zona de Aller (Asturias). A las 6 de la mañana, rodeados sin saberlo por militares y falangistas, comienza el tiroteo mientras Delfino estaba de guardia, que abandona su puesto sin avisar a sus compañeros.
Comienzan las ráfagas y las bombas de mano, Silvino se levanta y coge rápidamente su fusil ametrallador, defendiendo la cabaña junto a sus compañeros. Pero una trágica bala impacta en su cabeza matándolo en el acto. Asunción y Elvira arrojan como pueden las granadas fuera de la cabaña. Ángel y Dionisio son acribillados, Asunción, que estaba embarazada, y Elvira, caen heridas.
Los asesinos entran en la cabaña y cogen el cadáver de Silvino Morán, su trofeo. Discuten si rematar o no a las mujeres, que finalmente sobreviven. Deciden dejar los cadáveres de Ángel y Dinisio en la cabaña, donde permanecerán varios días hasta que ordenan a varios vecinos que los entierren en la zona unos dias después.
Traen una carreta para bajar su "trofeo" hacia Moreda de Aller, donde los exponen en el Casino, como una pieza de caza. A su paso, las mujeres heridas y el cadáver del comandante son insultados, vejados y escupidos, hasta tal punto que uno de los oficiales franquistas recrimina esa actitud a los vecinos. Varios días después de permanecer expuesto en el Casino, el cuerpo de Silvino Morán fue enterrado en el cementerio de Moreda de Aller, mientras las dos mujeres fueron encarceladas.
Ya han pasado 75 años, de memoria y desmemoria, de recuerdo y olvido. Para los que excavamos en Castiltejón, no es una fecha cualquiera. La trinchera, el viento y el agua, nos hacían sentir de forma especial lo que allí aconteción 75 años antes, cuando un grupo de hombres defendía ese paso de montaña, luchando contra el enemigo fascista y contra el enemigo climatológico, el hambre, la escasez de munición,... En aquél frente luchó Silvino Morán, comandante del Batallón 241, defensor del Puerto de San Isidro. El destino del batallón, como otros muchos, fue trágico, no solo por las bajas en combate, sino por la represión posterior, como puede observarse en el reciente libro de Manuel Fernández Trillo "
La Represión Fascista en el Valle de Aller".
Gracias a la Arqueología, podemos conocer un poco mejor el frente en el que luchó Silvino Morán y su Batallón, y que supuso en gran medida su final. Desde aquí nuestro homenaje a uno de esos luchadores por la libertad.