Este mes estamos trabajando en
Chile en el marco del proyecto Ecología
Política en la Puna Atacameña codirigido por Frances Hayashida (University
of New Mexico), César Parcero (INCIPIT, CSIC), Diego Salazar y Andrés Troncoso
(Universidad de Chile). Nada más llegar, en conversaciones informales con
compañeros especialistas en Arqueología andina, comenzó a salir el nombre de
John Murra (1916-2006), uno de los padres de la investigación sobre el Imperio
Inka, un tipo peculiar, con un agudo sentido crítico y un humor a prueba de
bombas. Traemos a colación a este científico social para complementar un post
anterior firmado por el compañero Carlos Marín y titulado Bandas, tribus, jefaturas… y brigadas internacionales.
El judío John Murra nació en Ucrania,
de ahí pasó a Rumanía y de adolescente comenzó a trabajar en una fábrica en
Croacia. Proletario activista en la lucha comunista acabó con sus huesos en la
cárcel en varias ocasiones. Para alejarlo de esta existencia problemática, un
pariente, contrabajista de la Sinfónica de Chicago, lo reclamó desde los EEUU. Fue
allí donde Murra se matriculó en la Universidad para cursar Sociología. Muy
sonada fue la clase en la que interrumpió al maestro Radcliffe-Brown para
espetarle: ¿Y qué pasa con la lucha de la
clases? Siempre combativo, fue detenido de nuevo por alborotador en varias
ocasiones. Consiguió el Bachelor onf Arts
en Sociología en 1936, justo cuando surge su interés por la antropología y da
comienzo la guerra civil española. Su militancia en las Juventudes Comunistas
le lleva a enrolarse en las Brigadas Internacionales. Llega al puerto francés
de Le Havre en 1937, con veinte años. Su formación políglota le lleva a
colaborar con la red que pasaba combatientes voluntarios a la zona leal
republicana por los Pirineos. Una vez en España, trabaja como traductor del
Estado Mayor Político de las Brigadas Internacionales en Albacete. En febrero
deserta de este puesto para incorporarse al frente, lo que le lleva de nuevo a
la cárcel. En todo caso, consigue su objetivo y participa en el cruce republicano
del Ebro formando parte del 58 Batallón Lincoln, XV Brigada. En la ofensiva es
herido de gravedad y retirado a la retaguardia. Con la caída de Catalunya
ingresa en varios campos de concentración franceses. Retorna a USA y continúa
su postgrado en Antropología.
Brillante docente de la Universidad de Chicago se
especializa en etnohistoria con una tesis doctoral sobre el Valle del Cañar
(Ecuador). En el marco del final de la IIª Guerra Mundial, Murra forma parte de
toda una generación de intelectuales que va a reflexionar sobre las causas del
ascenso del totalitarismo. En su caso, pesará mucho la experiencia en la guerra
civil, en donde se desentiende del comunismo para abrazar ideas anarquistas. Desde
la antropología, retoma los conceptos de Polanyi de reciprocidad y
redistribución para elaborar su teoría socioeconómica sobre el sistema de poder
que sostiene el Imperio incaico. En su obra cumbre The Economic Organisation of the Inca State (1956, traducida e
España en 1978) Murra desarrolla su hipótesis del control vertical de los pisos
ecológicos como un modo de producción original de los Andes. Aquí analiza los
mecanismos de solidaridad, cooperación y reciprocidad comunitarios
desarrollados por las comunidades campesinas subalternas (ayllus) y cómo son destruidos
por la redistribución Inka, un estado que poco tenía que ver con esa imagen de
Estado del bienestar propuesta por otros antropólogos yanquis. En su opinión,
el Imperio generó clases sociales subordinadas (aclla, yana, mitima) y acabó
con unas comunidades andinas sin Estado, sin clases sociales y sin propiedad
privada.
Fotografía publicada en el libro: Camaradas: relatos de un brigadista en la guerra civil española; de Harry Fisher.
De izquierda a derecha: Bienvenido Domínguez
(Cuba), Jack Schulman, Joe Azar, Julius Deutsch. Detrás, en las mismas
posiciones anteriores: Joe Stone, Mome Teitelbaum, Sam Stone, Robert Zimmer y
John Murra.
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