En la palentina Tierra de Campos una población sigue manteniendo su estratégica ubicación como cruce de caminos. Osorno la Mayor jugó su papel en la guerra civil española, como pudimos apreciar a la hora de leer órdenes cursadas por el general Kindelán a los aviadores franquistas, fascistas italianos y de la Legión Cóndor. Desde Osorno se transmitían estas órdenes a los aviadores que participaron en la campaña de Santander en agosto de 1937.
En las proximidades de la iglesia del pueblo, unos modernos contenedores de basura destacan como bastiones de Modernidad, como metáforas tecnocráticas del desarrollo rural y los fondos europeos. El Progreso ha llegado para el reciclaje de la mierda, pero no para el de la memoria. En ese mismo espacio público nos encontramos con un jardín perfectamente acondicionado y que denota un cuidado mantenimiento por parte del ayuntamiento.
En el centro de este parque público se erige, con orgullo, un monumento a los Caídos por Diós (sic) y por España. La cruz de Borgoña del tradicionalismo carlista y el yugo y las flechas de Falange ciñen como guardianes de piedra el monolito en el que se ha esculpido el lema de Honor y Gloria, al viejo estilo de los legionarios romanos. Muy fascista todo. Esto escribía José Ibarrola en el ABC de Sevilla del 27 de diciembre de 1936:
La guerra actual, Dios Santo, qué distinta [de la carlista de 1833]: no tiene ya casi nada de guerra civil [...] No es lucha de españoles contra españoles, son los combatientes los que quieren una España cristiana, con gloria y honor, y los parricidas españoles, malvados que España a Rusia regalaron [...] Es guerra de reconquista de independencia.
Esto se escribía mientras los alemanes e italianos campaban a sus anchas en Vitoria, Burgos, en León, Salamanca, Osorno...
Reciente Acto Homenaje de la Juventud Patriota de Madrid
A diferencia de otras localidades españolas, en las que los nombres de los caídos se grabaron directamente en las paredes de los templos parroquiales aquí en Osorno se plasmaron en un monumento propio, eso sí, cerca de esa iglesia que legitimó la Santa Cruzada.
Desde las elecciones municipales democráticas de 1979 han pasado 36 años, los mismos que duró la dictadura franquista. Y ahí sigue en Osorno este monolito, dominando el espacio público, recordando a todo aquel que se acerque que José Antonio Primo de Rivera es un vecino más, que hay verdaderos y falsos españoles. En esta Tierra de Campos, castigada por la represión en la retaguardia, el trauma no acabó sólo ahí. La colonización agraria del franquismo y el fracasado proyecto "modernizador" de la dictadura igual nos ayudan a comprender la nomenclatura de calles como ésta de la foto con que cerramos este viaje al pasado, perdón, al presente.
6 comentarios:
Iros a la Puta Mierda. Osorno es y será siempre Española.
Bochorno provocáis vosotros.
No tenéis ni idea y os dedicáis a fabricar historias.
Bochorno el que provocáis vosotros.
No tenéis ni idea y venís a darnos lecciones a los naturales de esta tierra.
Si no os gusta, Puerta. Nadie os necesita ni os ha llamado.
Muchas gracias por su amable comentario.
Por cierto, respecto al primer comentario: nada nos disgustaría más que saber que Osorno ha dejado de pertenecer a España. No sé si hay planes para su independencia o para transferirlo a otro país, pero desde aquí expresamos nuestro más firme deseo de que siga formando parte inseparable del Estado español.
Me parece un monumento precioso. Hemos pasado de la Memoria Histórica a la Memoria histérica.Un país inculto, rencoroso y donde el bando perdedor de la triste guerra que hubo en este país, no supo digerir su aplastante derrota, querrán siempre manipular y borrar la historia. Qué triste.
Querido Anónimo:
1) Es un monumento precioso, sí. Por eso lo mejor es enseñarlo en un museo explicando su significado histórico.
2) El bando perdedor de la triste guerra supo digerir muy bien su aplastante derrota. De hecho, lejos de vengarse como hicieron los vencedores, lo único que ha pedido durante los últimos años es recuperar a sus muertos de las cunetas y enterrarlos de forma digna.
3) Y no se trata de borrar la historia, si no de reescribirla, que es lo que tiene que hacer cualquier sociedad democrática después de haber pasado por una experiencia dictatorial. Como es bien sabido, las dictaduras se basan en la construcción de una historia puramente propagandística que falsea sistemáticamente la realidad.
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