La lucha con/contra los elementos. Camino
de Uzkiano al monte San Pedro.
Son las 9:00 de la mañana y el Terrano de la universidad
a duras penas consigue navegar entre los surcos de barro y agua del camino que
sube a San Pedro. Hoy es sábado. 20 de mayo de 2017. Hace buen tiempo después
de varios días con lluvias primaverales, buenas para crear charcos y malas como
para regar decentemente el campo. Una pareja que parece buscar perretxikos mira
con curiosidad cómo el todoterreno blanco, lleno de herramientas, comida y
bebida, se atasca una y otra vez en el lodo. Finalmente, el cacharro consigue
salir de la trampa y, esquivando vacas y terneros, llega por el viejo camino
hasta el pie del monte San Pedro de Beratza. Es el octavo día de campaña
arqueológica.
Apenas unos minutos después, por el este, por el mismo
camino que nos ha hecho sudar la mañanera gota gorda de los nervios y el
atasco, aparece un tractor verde. Varios vecinos de Lezama lo flanquean a ambos
lados. Pruden, vocal de la Junta, conduce la bestia mecánica y la aparca muy
cerca del cercado de alambre, en plena frontera entre Lezama y Aloria. Del tractor
bajan azadas, horquillas, hachas y tajamajas de las que no se venden en el
Leroy Merlin. De la otra cara del monte, del oeste, comienza a llegar gente
procedente “del otro lado” de la verja, de Aloria, del extinto municipio de
Arrastaria. Mónica, alcaldesa del concejo, azada al hombro, nos cuenta que hace
unos 8 años, cuando se cayó la cruz de la cima de San Pedro, vecinos y vecinas
de Aloria, la recolocaron con ayuda de un “cura que tuvo narices de subir hasta
arriba”, para terminar la jornada con una comida popular en la campa, junto al
camino.
Hoy ganan las chicas. Inicio del auzolan de limpieza del sábado 20 de
mayo.
Nadie espera ningún discurso de bienvenida por parte del
equipo arqueológico, ni ninguna arenga en favor del trabajo comunal. No hay que
decir nada. Sólo el hacer vale para algo.
Entre dos caminos erosionadísimos de piedra, una pequeña
jungla de zarzas y espinos nos aguarda. Unas estacas pintadas de amarillo son
el único marco de referencia espacial que tenemos entre la vegetación. Ahí
abajo están las ruinas de la vieja ermita de San Pedro de Beratza.
Vecinos de Lezama y Amurrio frente a
la espesura que cubre la ermita. 9:15 de la mañana.
El trabajo comienza y se suma cada vez más gente. Hacia
las 10:30 somos ya una veintena de personas quitando la maleza que cubre este
reducto casi olvidado de Historia Medieval y Moderna, en un proyecto de
Arqueología del Pasado Contemporáneo. El equipo arqueológico se encarga de ir
preparando la mesa con la bebida y la comida que debe acompañar a todo trabajo
comunal o auzolan. Además, la labor
que se estimó debía durar cuatro horas, está casi concluida al de una hora y
media. La convocatoria ha sido un éxito y el esfuerzo colectivo de decenas de
manos arrancando vegetación hacen que veamos algo que hace mucho que está
oculto: el conjunto edificado, aunque en ruinas, de esta ermita jurisdiccional
El auzolan
con una veintena de personas a pleno rendimiento. 10:43 de la mañana.
Como Pruden nos contó hace unas semanas en el txoko de Lezama, en las Ordenanzas del
siglo XVI, los vecinos de esta entidad debían pagar fielatos a la ermita. En el
siglo XVII, un matrimonio de ermitaños pasó un tiempo a la sombra, en la cárcel
de Arrastaria, debido a sus deudas. El cercano paso de La Barrerilla, hoy la
principal carretera que une Vitoria y Orduña, ganó la batalla a este camino
medieval, con la crisis que ello supuso para este hito territorial. En 1757, la
ermita de San Pedro ya estaba en ruinas.
Sin embargo, en 1937, la memoria acerca de este lugar
permanecía viva, en tanto que fue un espacio para la muerte y la destrucción en
la ofensiva franquista sobre San Pedro del 26
de mayo. Algunos partes de heridos republicanos hablan de las bajas
sufridas en la “ermita de San Pedro”. La principal línea de trinchera del
sistema defensivo parece que aprovechaba de algún modo esta preexistencia, ya
de carácter arqueológico en aquel momento.
Ubicación de la ermita en el sistema
defensivo republicano de 1937 de San Pedro.
Con la cobertura vegetal mucho más despejada, se aprecia
un gran recinto, con amplios derrumbes bajo la hierba y la tierra superficial y
con un posible ábside en el lado noreste. Algunas otras oquedades nos hacen
pensar en posibles anexos de la capilla o tal vez en estructuras reutilizadas
en la Guerra del 36. Aún no lo sabemos. En un taller improvisado de Arqueología
en campo, dos chavales, Asier y Mikel, hacen las fotos con jalón “para el
informe”. Alguno se anima a venir un día de la semana siguiente a echarnos una
mano en al excavación.
Imagen superficial del espacio de la ermita,
con el fortín republicano
que excavamos el octubre pasado al fondo (foto:
Asier).
Para acabar, con el vino, el queso, la cerveza y los
embutidos tampoco nadie espera un gran discurso ni tampoco un brindis al uso.
Simplemente, se pregunta si es necesario continuar con la labor en un área
ampliada y, en caso de no serlo así, se pone fin al trabajo del día. Azadas,
tajamajas y hachas al hombro y cada vecino o vecina pone rumbo a su pueblo, por
los diferentes caminos que convergen y divergen de San Pedro. Durante meses,
hemos hecho el mismo camino, aunque con el proyector al hombro y el Power Point
en la cabeza, con el objetivo de dar a conocer el trabajo arqueológico en
varias barferencias por la zona. Ese trabajo ha tenido una respuesta igual o
más cálida. Por eso, sólo nos queda agradecer sinceramente a quienes se
acercaron este sábado al auzolan de
limpieza de la ermita de San Pedro.
Foto de grupo final, con las y los
últimos supervivientes del auzolan.
Cartel de la Jornada de Puertas
Abiertas del próximo sábado,
27 de mayo, en el monte San Pedro.
Ahora, nos toca a nosotras y nosotros, al equipo que
trabajamos en las trincheras y fortines, de lunes a viernes, de 9:00 a 18:00,
responder a este acto de empoderamiento patrimonial. En ese sentido, os
convocamos a tomar parte en la Jornada de Puertas Abiertas que estamos
organizando para el próximo sábado, 27 de mayo, 80º aniversario de la
resistencia en el monte San Pedro, en la que rendiremos cuentas. Además, el
grupo de recreación Lubakikoak nos
hará imaginar la vida en las trincheras, enfundándose en los hábitos de un
pasado de conflicto.
Post by Josu Santamarian Otaola.
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