Desde luego, el Padre Eyré pudo haber sido un personaje valleinclanesco, o uno de esos paisanos que circulan por la Xente de aquí e acolá de Cunqueiro o por la Terra Brava de Fole. Si la vanidad es pecaminosa, esta falta no iba con nuestro cura, orgulloso de su devenir, siempre sintiéndose protagonista de la Historia con mayúsculas. Solo así se explica el texto autobiográfico que cubría la lápida funeraria hace un par de años y que ya no está. Todo parece indicar que el texto fue ideado por el párroco bastantes años antes de su fallecimiento en 2002. De hecho, es curioso que solo recoja una parte de su longeva existencia, aquélla más vinculada a su apoyo a la Cruzada:
MURIO EN SU CASA DE ABRAL-CHANTADA-EL
DIA DEL AÑO
DESPUES DE RECIBIR LOS SANTOS SACRAMENTOS
D.E.P.
El historiador Luis Velasco Martínez ha estudiado detalladamente la labor llevada a cabo por individuos como éste para reclutar combatientes profranquistas entre la colectividad gallega de Buenos Aires. El órgano de los cruzados de Santiago, llamado Fé Gallega, se encontraba en la vanguardia propagandística de los sublevados en Sudamérica. A menudo empleaban el idioma gallego en poemas y elegías a Franco y a los marisquiños, los soldados gallegos que integraban el ejército sublevado. El Padre Eyré participó de todo el entramado religioso y civil establecido en Buenos Aires para apoyar la sublevación. El arzobispado y la Comisión de Damas de Buenos Aires organizaron en 1937 una colecta de objetos religiosos para enviar a Salamanca, ante la destrucción propiciada por los rojos. Sin embargo, jugó un papel más importante en este sentido, la red de entidades civiles por las que también pululaba nuestro cura: Centro Acción Española, Agrupación Monárquica Española (presidida por la princesa María Pía de Borbón de Padilla), Legionarios Civiles de Franco (dirigida por Soledad Alonso de Drysdale, viuda de un latifundista inglés ganadero) o el Socorro Blanco Argentino para la Reconstrucción de España.
Desde luego, el párroco de Centulle se murió con la satisfacción del trabajo bien hecho y hacía gala de sus servicios prestados en el largo epitafio de su tumba. Pero la historia de Eyré todavía presenta más líneas de fuga. Su proyecto estrella no solo se centraba en la construcción del santuario de Fátima, sino que quiso acompañarlo de unas escuelas, una especie de colegio de formación profesional para Inválidos Civiles. El antiguo castro, coronado por el santuario de Fátima, volvió a sufrir las ansias de este evergeta desaforado, ahora en los años 60. Para ello contó, de nuevo, con el apoyo de Carmen Polo y del Ministerio de Trabajo. Las instalaciones tenían talleres de recuperación, aulas de mantenimiento y maquinaria de última generación. Sin embargo, el proyecto se truncó con la llegada de la democracia. De esto hablaremos más adelante. Ahora toca revisar los nuevos servicios prestados por Eyré en el tardofranquismo. Nuestro cura consiguió fichar por el Ministerio de Asuntos Exteriores como asesor de Relaciones Culturales. Y entre 1959 y 1969, con la aquiesciencia de Fraga, fue el capellán de los trabajadores de la emisora Radio Liberty, en Pals (Girona), radio anticomunista gestionada por la CIA. El cese de Fraga como ministro de Información y Turismo coincidió con el cese de este capellán. Su contacto estrecho con las altas esferas del régimen, su ideología monárquica y su trato personal con los Borbones exiliados en Estoril eran variables muy tenidas en cuenta por la CIA de cara al futuro de España.
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