martes, 29 de noviembre de 2011

Conferencia: Arqueología, memoria y sociedad


Dentro del seminario permanente "Rastros y rostros de la violencia" organizado por Francisco Ferrándiz (CCHS-CSIC), se celebrará una conferencia impartida por Juan Montero (Universidad de Burgos) con el título "Arqueología, memoria y sociedad". El evento tendrá lugar en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC (Madrid) el próximo 15 de diciembre a las 12:00. Juan Montero cuenta con amplia experiencia en exhumaciones de fosas comunes de represaliados durante la Guerra Civil. A continuación, un resumen de la ponencia:

Las exhumaciones de fosas comunes de la Guerra Civil española que se vienen realizando con metodología científica desde hace una década forman parte del ejercicio básico de verdad, justicia y reparación que demandan los familiares de las víctimas de la represión franquista y los diferentes colectivos sociales que les representan. Pero al impacto socio-político que han tenido a lo largo de estos años -ejemplificado en la promulgación de diversas normativas en materia de Memoria Histórica de alcance estatal como autonómico-, se une la vertiente patrimonial que han adquirido tales intervenciones en la medida que se precisa el empleo de metodología específicamente arqueológica, del mismo modo que por el hecho de quedar definidos los escenarios donde hay fosas como "lugares de memoria". Se trata, por tanto, de abrir una vía de reflexión en torno a la simbiosis existente entre Arqueología, Memoria y Sociedad, analizando las responsabilidades, dilemas y retos que comporta la praxis arqueológica en el marco del fenómeno de la "recuperación y reivindicación de la memoria histórica", pero también en el ámbito del estudio del pasado reciente que representa la Guerra Civil y el período fundamentalmente de posguerra.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Fortificando


La fortificación de campaña era una cuestión de vital importancia para los ejércitos de la Guerra Civil Española, pero especialmente para la República por su planteamiento defensivo en muchos frentes. Sin embargo, la propia configuración del ejército republicano, hace que al inicio de la contienda las fortificaciones sean improvisadas, siguiendo los patrones básicos de la arquitectura de la zona. Así, muros de piedra a hueso o con argamasa, trincheras, nidos de ametralladora,... se construyen con los materiales y técnicas conocidos por los milicianos.

Ante esta perspectiva, la República trata de ir poniendo orden. Para ello, no sólo se instituyen y refuerzan los batallones de ingenieros y zapadores, sino que también se instruyen a los milicianos para que conozcan los fundamentos básicos de la fortificación de campaña. La información obtenida en los múltiples manuales de fortificación va quedando obsoleta en algún aspecto, y los distintos decretos republicanos tratan de solucionar algunos de estos elementos: sustitución de la morfología de las aspilleras de doble embudo, introducción de las aspilleras escalonadas...

Una de las obras clave para comprender este proceso de fortificación, su trascendencia e importancia y su evolución, fue escrita en 1938 por J.Capdevila y publicada por la CNT. Sin duda, un libro básico para comprender estos emplazamientos, aunque localizar ejemplares es un poco más complicado....

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Dos parisinas en Lillo: crónica de la caída del Puerto de San Isidro




Pico del Águila visto desde un puesto de tirador de Castiltejón


Peña Lázara y Castiltejón visto desde Pico del Águila
Estructura en Pico del Águila

La ofensiva franquista sobre el Puerto de San Isidro forma parte de un plan mayor que concierne Pajares, Tarna, Ventaniella,... Los datos no son siempre claros, y nos cuesta seguir el desarrollo de algunos acontecimientos. Sin embargo, el día 1 de Octubre de 1937, el periodista M.Sánchez del Arco, realiza una crónica telefónica para el ABC Sevilla que recoge el punto de vista franquista a dicha ofensiva. Sin duda, se trata de un testimonio muy valioso, no solo para conocer los aspectos más técnicos del ataque, sino también para valorar la implicación ideológica del mismo.

Partiendo del sector de Lillo, cuya población está a más de 1.300 metros de altura, emprendimos la ascensión al Pico del Águila, para presenciar la maniobra que ha de desbordar la resistencia de Valporquero, que es su verdadero nombre aunque un error haya llamado Malporquero en la carta de este frente al macizo por donde han franqueado el camino de Asturias las tropas del sector de Lillo.

El Pico del Águila es una de las antenas de la muralla de León. A muy pocos metros de ella tenían los rojos una avanzada, en la que han permanecido fortificados más de un año [se trata de la posición de Castiltejón]. Cuando hace días rompimos la línea enemiga, la posición fue abandonada más que de prisa. Los rojos se vieron envueltos y la abandonaron. Sus alambradas, sus refugios, sus parapetos, de nada sirvieron a los que no se atrevieron a resistir en ella, que esquivando el ataque huyeron sin resistir a la maniobra. Lo que en esta pequeña posición ocurrió debería ser aleccionador para los rojos si se pararan un poco a recoger las enseñanzas de la guerra. Más avisados los de la posición roja que existía al norte de Valporquero, la abandonaron, salvando por lo menos la vida, que si bien se mira, es lo más, porque ante el hecho sustancial de vivir, lo demás es objetivo para ellos.

Como consecuencia de nuestra progresiva presión en este frente, hemos continuado el camino de Valporquero emprendiendo la marcha hacia unos crestones graníticos llamados Las Agujas, altos y grises monolitos que son como espinas del arisco paisaje. ¿Hasta donde vamos por estas crestas? Los rojos están desconcertados y no aciertan a comprender la razón de nuestros movimientos. Por la derecha de nuestro observatorio aparecieron ayer unas columnas en desconcertante marcha. El pueblo de Gofiñan quedó abandonado por los rojos. No bajamos a él para nada, y la marcha siguió por una cornisa de piedra, bordeadas por bosques de viejos robles.

Por la izquierda marchaba otra columna. Sigue el tiempo guardando una neutralidad que nos favorece. Con que no estorbe nos conformamos. El día, clarísimo, permite seguir el movimiento de las columnas en las cresterías de roca que se pierden en las regiones astures, recortándose la silueta de los hombres del general Aranda con ágiles movimientos.

Al mediodía, los ilustres generales Jefes del Ejército del Norte y del octavo Cuerpo, coincidieron en el Pico del Águila, y estuvieron contemplando las maniobras de las dos columnas mandadas por prestigiosos jefes.

Unas baterías enemigas nos obsequiaban con sus disparos, que querían batir Lillo. Sobre nuestras cabezas pasaban las granadas en parábolas de inutilidad, para estallar a la espalda, desconchando piedras de las barrancadas y desgajando ramas de robles. Llegaron hasta aquí los periodistas extranjeros, que desde hace unos días son testigos de cómo se hace la guerra de montañas; entre ellos venían dos señoras enviadas a este frente por periódicos parisinos. Podrán reflejar emocionantes escenas de la guerra de España; podrán decir como nuestros generales llegan hasta los mismos picos donde nuestros soldados luchan; podrán referir que un ejército regular, con moral altísima, se bate contra unas hordas y un batallón que se llama en homenaje a un agitador soviético “Silvino Morán”, que quieren cerrar el paso de las unidades españolas con nombres de gloriosa tradición. Con la verdad que ellos ignoran, diremos nosotros cuán animosamente subieron al Pico del Águila y como las dos bellas camaradas debieron sonreir bajo las granadas que, en arco poco galante, pasaban sobre ellas. Sámchez del Arco.” (ABC Sevilla, 1 Octubre 1937).

"La Rosita"


La vida en la trinchera no era fácil en ningún frente, pero en el Norte se unían varias características que lo hacían, si cabe, más duro. El Frente Norte se encontraba aislado del resto de la República y era muy difícil enviar suministros debido al bloqueo marítimo impuesto por Franco. De ese modo, los soldados del frente carecían, muchas veces, de ropa de abrigo, munición, armamento e incluso comida. El Presidente del Consejo de Asturias y León, Belarmino Tomás, reclamó al gobierno republicano en Valencia el envío de alimentos, ropa y armamento en múltiples ocasiones.

En este contexto podemos imaginar la importancia que cobraría una lata de leche condensada... Pues bien, sabemos que los defensores de Castiltejón disfrutaron, al menos, de uno de estos privilegios en su refugio improvisado sobre las ruinas de un primer refugio destruido por la aviación. Pero no se trata de una lata cualquiera, se trata de "La Rosita". Poco hemos podido averiguar acerca de esta marca, salvo el siguiente testimonio:

"Al escasear la leche natural, la gente comenzó a hacer uso de la leche condensada y poco a poco se agotaron las reservas de este artículo. Una tarde llegó a casa la noticia de que en la tienda Muñoz, de la calle Serrano, habia leche condensada. En unos segundos, nos repartió mamá dinero a todos y bajamos a escape a la tienda. Solo daban uno por persona, pero pudimos ir dos veces y reunimos unos treinta botes marca "La Rosita". Mamá dijo que ya bastaba, la pobre creyó que con aquello nos bastaría para tirar hasta el fin de la guerra; duraron menos de un mes y la guerra más de dos años. Esto es una prueba de las ilusiones que teníamos al principio".

(
Hermanos Lamamié de Clairac y Alonso. Recuerdos de la Guerra (España 1936-1939). Vividos y relatados por los autores. Universidad Iberoamericana. Departamento de Historia. México, 1991.)




lunes, 14 de noviembre de 2011

Música para el Frente Norte



La ruptura del Frente de los Puertos permitió el avance de las columnas franquistas hacia el territorio asturiano, dejando tras de si una estela de represión. Esa represión ha quedado reflejada en la cultura popular, silenciada durante muchos años, en cuentos, leyendas y canciones. La música popular asturiana ha sido un refugio para esta historia silenciada, reflejo del sentir de un pueblo oprimido y maltratado. Los historiadores a veces nos olvidamos que detrás de los nombres, detrás de las cifras y los datos, existen personas. Y esas personas tenian una vida, apagada por el fascismo. A veces, recurrir a este tipo de fuentes heterodoxas, como canciones, novelas o relatos, nos puede acercar más a la persona y a su sentir, nos puede ayudar a hacer más humana la Historia.

Aquí os traemos una canción del grupo asturiano Llan de Cubel, "El ayerán que perdió la guerra", que se contextualiza en la represión sufrida por el Concejo de Aller tras la caida del Frente de San Isidro y Tarna y la consecuente represión. En este mismo tema se centra el libro de Manuel Fernández "La Represión Fascista en el Valle de Aller", que recoge los datos de más de 4.000 represaliados en la zona. Podéis encontrarlo en esta dirección manueldealler@gmail.com

domingo, 13 de noviembre de 2011

Luchando contra los piojos

Los soldados en la Guerra Civil pasaban más tiempo combatiendo los piojos que a las tropas contrarias. La eliminación de estos parásitos era casi tan importante como la del enemigo, porque son transmisores de enfermedades como el tifus exantemático y la fiebre de las trincheras. Buena muestra de la lucha contra el piojo es la lendrera de la imagen superior, descubierta en el basurero de la posición republicana de Alto del Molino (Abánades) durante la pasada campaña arqueológica. Se trata de un ejemplar de plástico datado en 1933 y que se diferencia de un peine normal porque tiene las púas mucho más juntas, para que los parásitos se queden enganchados en ellas.

Aunque parezca una tecnología un poco tosca, estudios recientes han demostrado que las lendreras son cuatro veces más efectivas que los champús a la hora de eliminar piojos.  Lo que se aprende con la arqueología de la Guerra Civil...

lunes, 7 de noviembre de 2011

Centro Gallego de Estudios Revisionistas

Bibliografía objetiva y apolítica

Un mensaje de esperanza para todos aquellos que creen que todos los centros públicos universitarios y de investigación en España están infiltrados hasta la médula por marxistas, masones e incluso algunos judíos ¡Que no despesperen! En el Noroeste de la Península Ibérica hay un pequeño centro de investigación que resiste y resistirá siempre al invasor: en el que podríamos denominar Centro Gallego de Estudios Revisionistas se mantiene viva la llama de la revisión historiográfica. Desde allí se apuesta por la bibliografía alternativa, es decir, la buena de toda la vida. Atención a la portada con Millán Astray tuneado en Photoshop para que parezca buena persona. Abajo la imagen clásica sin tunear:

Vaya, que ya se ve desde la portada que es un libro imparcial.

Bromas aparte, es una desgracia que un tema tan importante como el de las masacres y violaciones de derechos humanos cometidos en la zona republicana esté monopolizado no sólo por la ultraderecha, sino por "historiadores" mediocres.

martes, 1 de noviembre de 2011

Tempestades de acero


Este es el expresivo título de una de las memorias bélicas más famosas (y de mayor calidad literaria) de todos los tiempos: la escrita por Ernst Jünger a partir de sus experiencias en la Primera Guerra Mundial. Desde entonces, tempestades de acero han azotado todos los frentes del mundo. 

También el de Abánades. En las imágenes superiores podéis ver la particular tormenta que cayó en la Enebrá el 30 y 31 de marzo de 1938. Granadas de artillería, tanque y mortero que cubrieron cada metro cuadrado de la paridera donde encontraron refugio, por unas horas o quizá días, los regulares del 266 Batallón.

No hacen falta grandes esfuerzos de la imaginación para figurarse lo que estos hierros retorcidos y candentes pueden hacer en un cuerpo humano.