lunes, 3 de febrero de 2014

¡BIBAT la muerte!


Recreación 3D del poblado de la Hoya (BIBAT).

Hemos estado visitando este fin de semana el complejo museístico BIBAT en la ciudad de Vitoria-Gasteiz, un centro expositivo en el que conviven el Museo Heraclio Fournier de Naipes y el Museo Arqueológico de Álava. Este espacio resume claramente las últimas tendencias museísticas, ésas en las que la arquitectura, el diseño y la rehabilitación cobran auténtico protagonismo, incluso más que los contenidos. Su ubicación en la emblemática calle de la Cuchillería en la almendra medieval, así como la atractiva oferta hacen que un sábado por la mañana el complejo se llene de turistas, visitas y familias vitorianas que pasan la mañana en los museos. 

Las salas de arqueología abarcan desde la primera ocupación humana de Álava hasta época medieval. Estos son los límites cronológicos convencionales que tradicionalmente se han establecido para un museo de estas características. Si nos paramos un rato a observar el comportamiento de los visitantes nos daremos cuenta rápidamente de una cosa: el recurso más exitoso es un vídeo en el que el antrópologo forense Francisco Etxeberria (presidente de la Sociedad de Ciencias Aranzadi) explica de manera amena lo que puede aportar al conocimiento de la Prehistoria el estudio de los huesos humanos. A su vez, el itinerario por la sala dedicada a la Edad del Hierro cuenta con otro audiovisual que llama poderosamente la atención a la gente. A nuestro modo de ver, sin duda, éste es todo un acierto de los responsables del museo. El cortometraje recrea un acontecimiento constatado científicamente: el violento y brutal ataque sufrido por el poblado fortificado de La Hoya (Laguardia, Rioja alavesa). El saqueo de este asentamiento supuso el principio de su fin. De nada valieron las cornamentas de cérvido que se colocaban como protección en la base de la cara externa de la muralla, o la exhibición de cabezas cortadas a los enemigos. La Edad del Hierro también tenía un toque a Juego de Tronos. En la época del ataque, los habitantes de La Hoya incineraban a sus muertos. Es por ello que las excavaciones han permitido documentar un hecho excepcional, al descubrir esqueletos de individuos sobre el pavimento de las calles, con evidencias claras de haber sufrido amputaciones efectuadas con arma blanca. La Arqueología aporta evidencias materiales de un fenómeno humano por excelencia: la guerra.

Este audiovisual del ataque a La Hoya se acompaña de un letrero en el que se avisa de la exhibición de escenas violentas. Una joven madre se decide a ver el vídeo, acompañada de su hijo de unos ocho años. Antes de llegar allí madre e hijo han tenido ocasión de ver huesos, hachas líticas, murallas, fosos, lanzas, espadas, recreaciones de guerreros, cabezas cortadas, vídeos en los que se explica en qué consiste una trepanación y puñales damasquinados tipo Bernorio. La madre, tras percatarse del letrero, le dice a su hijo: vámonos Aitor, que esto no se puede ver, vámonos a ver otras cosas que no sean de guerra. Lo bueno del asunto es que el chaval llevaba media hora matando marcianos y bichería variopinta en el móvil, mientras portaba en la mochila una pistola de plástico, lo que se dice un juguete educativo.

Fotografía aérea de parte del área escavada (ADDI).

Estamos en unos tiempos en los que lo políticamente correcto alcanza estas cotas de surrealismo. Lógicamente no podemos entender la prehistoria y la historia de las comunidades humanas sin hablar de la violencia y de la guerra, sobre todo en una Edad del Hierro de campesinos y guerreros que vivían en poblados fortificados. Adoptar discursos narcotizantes y vacuos sobre el pasado no contribuye a educar ciudadanos críticos. Este Museo alavés es uno de los pocos que ha roto este tabú, este temor a traumatizar al público. Pero desde luego queda mucho por hacer. Además de una prehistoira de la guerra existe una guerra contemporánea. Su conocimiento nos permite comprender el presente, interpretar el paisaje, educar para la paz. En este sentido, cabría preguntarse por qué las salas de los museos arqueológicos acaban en la Edad Media. Para explicar cómo funciona la Arqueología, el pasado contemporáneo se muestra como una herramienta eficaz, que conecta pasado con presente, que preserva la memoria colectiva, que permite ir más allá de la mera educación patrimonial. ¿Por qué en un museo arqueológico Francisco Echevarria (prestigioso científico y referente en la llamada recuperación de la memoria histórica) nos explica la Antropología forense a partir de fémures de individuos prehistóricos y no a través de fosas de represaliados del siglo XX?

Para cubrir vacíos y contestar a este tipo de preguntas, el Grupo de Investigación en Patrimonio Construido de la Universidad del País Vasco (GPAC, EHU-UPV) inicia un proyecto de Arqueología y socialización del patrimonio de la guerra civil en Euskadi. Dentro de este marco se plantea, entre otras cosas, la organización del primer congreso internacional de Arqueología de la guerra civil española (que si todo va bien se celebrará en Vitoria-Gasteiz en diciembre de este año) y la colaboración y participación en el International Brigades Project en Belchite (septiembre de 2014).

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