Día D. Hora H. Los aliados desembarcan en Normandía y establecen la cabeza de puente que dará lugar a la liberación de Europa. Como en Salvar al soldado Ryan, numerosos militares estadounidenses se distinguen por méritos de guerra. Uno de ellos fue Patrick Francis "Hopalong" Cassidy (1915-1990), miembro del primer batallón del regimiento 502 de infantería paracaidista de la 101 Airborne Division. En la toma de la villa de Corentan, el 11 de junio de 1944, nuestro hombre protagonizó la mítica valentía de película: en la conquista de un puente vital para el avance, Cassidy, convertido en un requeté a las puertas del Paraíso, pasó olímpicamente de la artillería enemiga y destruyó a pecho descubierto un puesto de ametralladora nazi. Con dos cojones. Su proeza le valió la concesión de la Distinguished Service Cross y un ascenso meteórico en su carrera militar. Tras su paso por Corea comandó una división de Infantería acuartelada en la RFA en la década de 1960 y jugó un papel importante en la coordinación de maniobras militares con los aliados europeos de los USA.
De izqda. a dcha: General Cassidy, el Comandante de las tropas de USA en Europa, Paul L. Freeman
y el comandante del VII Cuerpo de Ejército Louis W. Truman en la RFA (1964).
Este héroe liberador, este luchador por la democracia no hizo otra cosa que seguir el camino trazado por otros compatriotas años antes, los voluntarios de las Brigadas Internacionales que se bregaron en las tierras de Aragón, como los miembros yankees de la Lincoln. Estos estadounidenses que pisaron estos lares en 1936-1938 fueron los primeros, pero no los únicos. Treinta años después volverían a Zaragoza soldados de los EE.UU, esta vez comandados por Patrick Francis "Hopalong" Cassidy. Resulta curioso ver cómo la geopolítica redimensiona los paisajes bélicos y sus protagonistas. Los pactos entre Franco y Eisenhower en la década de 1950 asentaron el régimen, sancionaron la lucha anticomunista en Europa y acercaron al Ejército español a los USA. Como símbolo de los nuevos tiempos quedó para la posteridad la cara de Ike al saludar a Muñoz Grandes, quien portaba orgulloso la Cruz de Hierro nazi... Y llegaron las bases militares estadounidenses a España. Como han señalado estudiosos como Ángel Viñas o Gabriel Cardona, la obsesión franquista por el enemigo interno encajaba muy bien en estos tiempos de guerra fría. Oficiales españoles cursaron estudios antisubversivos en Estados Unidos y la revista Ejército publicó numerosos artículos alertando sobre los riesgos de la infiltración comunista en las Fuerzas Armadas. En 1968 el general Manuel Díez Alegría era enviado a Norteamérica para solicitar ayuda de material, adiestramiento y colaboración directa para labores represivas.
En este ambiente tuvo lugar en 1967 la primera operación militar conjunta entre los ejércitos amigos de los Estados Unidos (líder del mundo libre) y la España de Franco: la Operación Pathfinder Express I en tierras de Zaragoza, Calatayud y Daroca.
Prepárense para disfrutar de un auténtico monólogo de Gila.
Revista Ejército, nº 329: pág. 3.
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