O Burato dos Mouros en el castro de San Lourenzo.
Este verano nuestro equipo de trabajo ha intervenido en dos áreas arqueológicas del paisaje cultural de la parroquia gallega de Cereixa (A Pobra do Brollón, Lugo): una casa campesina empleada como base por la guerrilla antifranquista entre 1947 y 1949 y un castro minero romano de época altoimperial conocido como el castro de San Lourenzo.
Este último yacimiento arqueológico de hace dos mil años está conectado también con la guerra civil y la represión. En el primer foso oriental del castro se encuentra el mítico Burato dos Mouros, una antigua galería minera de hierro, hoy en día colmatada. A Cereixa llegó escapado un maestro republicano extremeño, don Esteban, que fue acogido en una casa del barrio de Nogueiras. Por las noches, un vecino alto, llamado Gumersindo, cargaba a hombros con don Esteban para cruzar el río Saa. En momentos de máximo peligro, el maestro se guarecía en el Burato dos Mouros.
Casquillo percutido de pistola del 9 largo,
localizado en la excavación de la casa de Repil (fotograma de Soledad Felloza).
A finales de los años 40, las contrapartidas organizadas por la Guardia Civil para combatir a la guerrilla hacían prácticas de tiro en ese mismo foso, construido en su día por ingenieros militares romanos. En esos mismos días de 1948 y 1949, los hombres de la IIª Agrupación del Ejército Guerrillero de Galicia se refugiaban en la casa de los Amaro, en Repil.
Estas distintas capas de la memoria que se entrecruzan en el paisaje de Cereixa son las protagonistas del cortometraje documental que acabamos de presentar ayer en la red: As pedras de San Lourenzo. Dirigido por Manuel Gago con fotografía y sonido de Soledad Felloza.
El guerrillero superviviente de la batalla de Repil, Fermín Segura (Xabi Herrero, de Lubakikoak)
en su huida hacia Cereixa. Al fondo, el castro de San Lourenzo (fot. de Rui Gomes).
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