Carteles de la Jornada de Puertas abiertas del pasado 27M.
A principios de mayo de 1937 se produjo un relevo importante en la
guarnición del monte San Pedro, aquí, en la muga entre Orduña, Aloria y Lezama.
La V Brigada, formada por los batallones Araba (PNV), Leandro Carro (PCE) y
Bakunin (CNT), fue destinada al frente caliente de Arrieta-Morga, tras haber
guarnecido y fortificado la línea San Pedro-Sobrehayas-Txibiarte durante varios
meses. Desde enero, estas fuerzas se habían dedicado a trazar sus líneas en los
montes, construir fortines y a convivir con el enemigo, a apenas 700-900 metros de distancia,
en las lomas que rodean el pueblo de Uzkiano. No debió ser un relevo fácil:
cuando tus manos han ayudado a esculpir un lugar y el paisaje que te rodea es
fruto de tu trabajo, es difícil decir adiós.
27 de abril de 1937 (Diario La Tarde).
Sin embargo, el relevo se produjo según lo indicado por el Estado Mayor
vasco. La XIII Brigada, compuesta por efectivos del Karl Liebknecht (PCE), el
Meabe-1 (UGT), UGT-8 y el ANV-1, llegó a esta línea, después de haber medido
sus fuerzas considerablemente en la zona de Bermeo. Apartarse de la principal
área de combates y guarnecer unas posiciones que habían estado en calma durante
meses sí que debió ser algo más sencillo. A mediados de mayo, cuando la lucha
por el frente vasco se dirimía en Sollube, la línea San Pedro-Txibiarte
mostraba un carácter secundario y poco peligroso.
Combates en Sollube, 7 de mayo de 1937
(foto de Robert Capa, Museo Reina Sofía).
A pesar de todo, la calma duró poco. El 26 de mayo de 1937, intensos
bombardeos de la Legión Cóndor y una fuerte preparación artillera prologaron
una gran ofensiva franquista en la zona. Hasta algunos carros de combate
italianos participaron en la contienda. La XIII Brigada republicana, veterana
aunque con los nervios destrozados, abandonó las principales posiciones y se replegaron más allá de la “posición 11” , la loma artillera de Las
Minas. Se produjeron cientos de bajas por ambos lados. Los batallones Meabe-1 y
Karl Liebknecht perdieron a sus comisarios políticos en estos combates a
finales de mayo de 1937. Poco después, consiguieron retomar Las Minas, pero la
línea San Pedro-Txibiarte ya estaba perdida por completo. Durante varios días,
la Brigada midió sus fuerzas con una nueva forma de guerra, destructiva y
tecnológicamente atroz, así como con la derrota y la espada de Damocles de la
culpa.
Ramón Zurimendi relata la batalla de San Pedro en la Jornada de Puertas Abiertas.
Tal y como nos cuenta Ramón Zurimendi, presidente de la asociación etnográfica Aztarna, la XIII Brigada tuvo que dar explicaciones por su
retirada. No se podía permitir algo así por parte de un conjunto militar
veterano y valeroso. Las tropas de Franco estaban ya muy cerca del Cinturón de
Hierro en Bizkaia y pérdidas como ésta en un frente “tranquilo” y secundario
eran inadmisibles. Montaud, jefe de fortificaciones del Ejército Vasco, alegó
que en toda la línea San Pedro-Txibiarte apenas había tres ametralladoras: la
XIII Brigada no había contado con medios para la defensa.
Ortofoto del suelo de uno de los fortines que hemos excavado en San Pedro,
con casquillos y proyectiles completos de fusil ametrallador.
80 años después, el sábado 27 de mayo de 2017, conocemos mejor (o, al
menos, más de cerca) la resistencia republicana en San Pedro. En la campaña
pasada, en octubre de 2016, excavamos un fortín con claros signos de
enfrentamiento hasta el final. Este año, hemos excavado varios tramos de
trinchera y hasta tres fortines en la misma cumbre del monte. Nos acercamos
poco a poco a una visión más íntima de aquellos hechos: desde la defensa con uñas
y dientes de un fortín con ametralladora y fusil, hasta el carácter obrero de
quienes estaban aquí, pasando por la lectura de aquel último día republicano en
el monte San Pedro.
Moneda de cooperativa que encontramos en uno de los fortines de San Pedro.
Más de cincuenta personas acudieron a una Jornada de Puertas Abiertas, en
la que convergieron diferentes puntos de vista. Ramón Zurimendi desgranó los
detalles de la batalla con los documentos estudiados por él mismo en el Archivo
de Ávila. La asociación Lubakikoak recreó
una posición vasca y describió al público la vida en las trincheras. Y, por
nuestra parte, fuimos mostrando el trabajo hecho en esta campaña.
Consulta (en campo) de fuentes escritas:
papel de periódico exhumado en el suelo de uno de los fortines de San Pedro.
Terminamos ya esta fase de trabajos arqueológicos en el monte San Pedro y,
al igual que en aquel mayo de hace 80 años, ha llegado el momento de hacer el
relevo: la comunidad local, tal y como lo demostró en el Auzolan del 20 de
mayo, es quien posee y construye con su visión y su caminar este paisaje complejo
y multivocal. Nuestro trabajo queda ahí,
abierto a la crítica ciudadana. Cualquiera puede acercarse y evaluar el
esfuerzo realizado en base a su criterio. Por nuestra parte, dejamos algunas marcas
y destapamos otras. Desenterramos el relato olvidado de quienes defendieron
y abandonaron San Pedro. Mostramos una capa de significado hasta ahora oculta
en este lugar que fue escenario de conmemoración franquista a los Caídos
durante décadas como parte del Paisaje de la Victoria. Ahora, también,
empezamos a contar el relato de la derrota (y de la resistencia).
Por el momento paramos los trabajos en San Pedro… Pero amenazamos con
volver.
Vecinos y vecinas en la Jornada de Puertas Abiertas el pasado sábado.
Compañeros de Lubakikoak explican la vida cotidiana en las trincheras del frente vasco.
Muchísimas gracias a quienes se acercaron a la Jornada de Puertas Abiertas,
así como a todas esas personas que van completando el paisaje histórico del
monte San Pedro con sus objetos, sus fotografías, sus relatos, sus impresiones
y su apoyo.
Eskerrik asko guztioi!
Txibiarte y el Parque Natural del Gorbeia desde el monte San Pedro.
Post by Josu Santamarina Otaola.