Una reunión de los militares sublevados al poco de
comenzar la guerra.
Cuando a finales de 1936 el general Mola dirigía la ofensiva sobre Madrid, estaba tan seguro de lo rápida y sencilla que iba a ser su conquista que, entre otras manifestaciones públicas de optimismo, citó al corresponsal del Daily Telegraph para entrevistarse en el plazo de apenas unos pocos días y en algún café del mismo centro de Madrid. Por su parte y respondiendo al desafío con sorna, ciertos establecimientos de la ciudad sitiada prepararon una mesa que aguardaba al general para su entrevista… bajo una bandera republicana.
Como sabemos, entre aquella cita programada con la prensa y la entrada triunfal definitiva transcurrieron bastante más que unos pocos días. En las trincheras de la Ciudad Universitaria, al citado cruce de gestos entre el general y los cafés, siguió el intercambio de munición, proyectiles y material de guerra a escala industrial que caracterizó a todas las guerras del s. XX. Si bien no nos parece muy probable que en tales condiciones abundaran los cafés, quizá podamos como arqueólogos reconstruir el contexto en que se desarrollaron, mañana tras mañana, más de dos años bajo el fuego. Mediante la excavación en superficie de los actuales restos de aquellas trincheras, tendremos la posibilidad de generar un registro sistemático y pormenorizado de parte de la cultura material entre la que se combatió. Mediante la documentación y lectura de dichos restos, considerados como registro arqueológico, pretendemos contribuir al menos en lo tocante a lo material, a entender aquellos “pocos días” convertidos en años.
Unos años en que la muerte se hizo tan cotidiana como el café de todas las mañanas.
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