Desde los días posteriores a la sublevación armada, el 18 julio de 1936, hasta principios del mes de noviembre, el avance de los militares golpistas hacia Madrid parecía imparable. El 6 de noviembre el ejército sublevado se encontraba ya en el Cerro Garabitas, en la Casa de Campo, y lo que parecía el ataque definitivo sobre la capital era inminente.
En la madrugada del día 8 los comandantes rebeldes iniciaron la ofensiva para capturar Madrid. Ésta consistía en un ataque frontal simultáneo de tres columnas, al mando del General Yagüe, entre la Ciudad Universitaria y la Plaza de España. Las tropas, fundamentalmente curtidos legionarios y soldados marroquíes, avanzarían hacia el Paseo de Rosales, la Ciudad Universitaria y el Cuartel de la Montaña. Otras dos columnas realizarían un ataque de diversión por Carabanchel, para convencer a los republicanos de que la ofensiva principal venía desde el sur.
La ofensiva, sin embargo, se encontró con una tremenda resistencia republicana y se detuvo sin alcanzar los objetivos previstos. El día 15 de noviembre las tropas franquistas volvieron a recuperar la iniciativa. Las fuerzas de Asensio abrieron una brecha en la tapia de la Casa de Campo y consiguieron establecer una cabeza de puente en el Manzanares, tras tres intentos fallidos. Cubiertos por un fuerte bombardeo, las tropas nacionales atravesaron el río, mientras los milicianos anarquistas, al mando de Durruti, huyeron en desbandada.
Contingentes de dos tabores de moros y una bandera de la legión fueron ocupando los edificios de la Ciudad Universitaria. La XI Brigada Internacional fue enviada entonces para defender la facultad de Filosofía y Letras mientras cada vez más soldados del ejército sublevado iban cruzando el Manzanares. En poco tiempo, la mayor parte de la Universidad se encontraba manos de los nacionales. La lucha edificio por edificio y habitación por habitación afectó sobre todo a la Casa de Velázquez, las Facultades de Medicina, Odontología y Farmacia y el Hospital Clínico.
La batalla de la Ciudad Universitaria se prolongó hasta el 23 de noviembre, cuando los dos ejércitos, agotadas sus fuerzas, se dedicaron a fortificar sus posiciones. Tres cuartas partes de la Universidad se encontraban ocupadas por el ejército sublevado. Durante el resto del conflicto se siguieron construyendo trincheras, nidos de ametralladora, refugios y búnkeres en el campus, pero el frente no se modificó apenas.
Trincheras republicanas (negro) y franquistas (gris) en la Ciudad Universitaria
Uno de los objetivos de este proyecto, por lo tanto, es hacer que veamos nuestro entorno con otros ojos - despertar nuestra consciencia histórica. Para ello debemos tener en cuenta que el patrimonio cultural no lo componen sólo obras de arte y monumentos, sino también las trazas de un pasado conflictivo que todavía nos divide en el presente.
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