Finalmente nos juntamos cerca de 60 personas e invitamos a todos desde el comienzo a acercarnos a un pasado que está muy vivo, y a reconocerlo y explorarlo. Por ello, la invitación perseguía romper con la brecha y separación tan profundas que se ha pretendido abrir entre pasado y presente desde la guerra civil hasta la actualidad, en la línea similar en la que desde entonces, y especialmente desde el año 2000, múltiples personas y colectivos luchan por “recuperar la memoria histórica”.
Para nosotros, esta actividad, fundamentalmente política (en el sentido más noble del adjetivo), atañe a todos, al conjunto de la sociedad, empezando por el propio nivel local, dado que la dictadura franquista y su continuación parcial en la democracia actual persiguieron y han conseguido una reconstitución radical de la sociedad, la política y la economía del Estado español y parte de Europa occidental. Esa falla, que apreciamos en la relación de muchas personas, afectadas directa o indirectamente, con su pasado, es la prueba de ello, y por tanto abordarla y, en su caso, superarla nos concierne a todos. En este sentido, nuestra investigación histórica constituye una entre muchas voces y creemos que con este acto, y otras actividades de la campaña, hemos conseguido que la gente hurgue en su pasado y haga hablar a las relaciones que mantiene con él. De este modo, lo que se dice sobre la historia ya no es un discurso cerrado de los especialistas, sino una búsqueda del pasado a partir de una implicación activa (individual y colectiva) desde el presente.
Posteriormente nos dirigimos a las casas de los familiares en las que hemos estado excavando, para reflexionar junto con Marín, Falqui y Gonzalo sobre la vida cotidiana de las mujeres y los niños que vivieron junto a sus familiares presos, sobre los distintos aspectos de esta experiencia histórica y el papel o interés de los restos arqueológicos en su conocimiento y reconocimiento. Durante este día los caminos frecuentados por los ganaderos y sus cabañas dejaron que se vieran las huellas de los presos y sus familiares, y de una parte del sistema represivo de la posguerra, y creo que todos participamos expectantes, impactados y decididos en ello.
La jornada fue un homenaje, porque conocer la historia no es sólo conocer tu propio lugar en el espacio y en el tiempo, sino reconocer y explorar el de los demás. Los puentes que trazamos entre el pasado y el presente de unos y otros no están dirigidos tanto a fomentar un sentido de comunidad nacional (esa nación perdida que fue la II República), como a decirles a los presos y a sus familiares que no están solos, que todos hemos sido arrastrados (por voluntad, necesidad o contingencia) a un sistema levantado sobre la sangre y el crimen, y que muchos queremos relacionarnos de otro modo con ese pasado en el que han participado y construir el futuro sobre otras bases.
Falqui nos explica la excavación en el sector de las casas de los familiares.
Debate en torno al significado de estos restos.
Música renacentista en la fachada de los barracones.
Un apertitivo para rematar la jornada.
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