Alfredo González Ruibal mostró en
su conferencia todo el trabajo realizado en Abánades desde el 9 de septiembre.
Por su presentación pasaron las parideras excavadas en área, los fortines y
nidos de ametralladora, los tramos de trinchera abierta, las diferentes tipologías
de armamento, munición y enseres de campaña documentados en los sondeos
arqueológicos… Pero no sólo eso. Más allá de la atracción que sigue generando
la materialidad de la guerra civil en diferentes sectores de la sociedad
(científicos, comunidades locales, detectoristas, furtivos, aficcionados…), el
director del proyecto Abánades 2012 hizo hincapié en la verdadera naturaleza violenta
de una guerra que segó vidas y generó un sufrimiento indecible. Ahí está el
soldado republicano enterrado con dignidad por sus compañeros en una paridera,
con la alianza de oro que nos remite a un matrimonio roto para siempre. O los cuatro
jóvenes soldados franquistas aniquilados en la ofensiva republicana. Uno de
ellos presentaba un trozo de metralla incrustado en el cuello y dos balas de
pistola en el pecho. Este chaval quizá fue rematado por sus colegas para que no
sufriera más. Una persona de no más de veinte años que hoy podría estar formando
parte del público, como los nonagenarios de Abánades que se acercaron esta
mañana al Museo para revivir su propia historia… nuestra. historia.
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