La semana pasada asistimos a una
reunión en el ayuntamiento de Toledo (departamento de Canelones, Uruguay). El
objeto de la misma era comenzar a armar un proyecto para musealizar unas fosas
que excavó el Grupo de Investigación en Antropología Forense (GIAF) hace unos
años. Se trata de un par de fosas individuales localizadas en el Batallón de
Infantería Paracaidistas Nº 14, un predio militar de enormes dimensiones muy
cercano a Montevideo. Este acuartelamiento, junto al Batallón 13, es uno de los
espacios más repetidos como posible lugar de fosas clandestinas por los
distintos tipos de fuentes. Sin embargo la información del Informe para la Paz
del año 2003, que es lo más parecido a una comisión de la verdad que ha conocido
Uruguay, apunta a que los cuerpos allí enterrados fueron desenterrados,
cremados y arrojadas las cenizas al Río de la Plata. En similares términos se
refiere el informe de las Fuerzas Armadas al Presidente de la República en 2005,
aunque contradiciendo en varios puntos al Informe para la Paz.
El GIAF ha excavado allí durante
bastante tiempo, en los años 2005 y 2006, y luego se retomaron las excavaciones
en 2009 y 2011. Fue un trabajo arduo en donde se tuvo que lidiar con un medio
boscoso, con mucha información falsa y con un área de trabajo enorme.
Finalmente el 21 de octubre de 2011 se encontraron los restos de Julio Castro,
y el 15 de marzo de 2012 los de Ricardo Blanco, demostrando no sólo estos crímenes
de lesa humanidad, sino también la falsedad de los testimonios de los
militares.
Intervenciones arqueológicas en el Batallón 14
Área donde se han documentado enterramientos.
Como decíamos al principio, de la
Asociación Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos ha surgido
la idea de musealizar el lugar y generar un espacio de memoria, en donde se dé
cuenta no sólo de los hallazgos, sino también de todo el proceso arqueológico
que ha llevado a ellos. En esa reunión participaron representantes de dicha
asociación, del GIAF, el alcalde de Toledo, representantes de la Dirección de
Derechos Humanos de la Intendencia de Canelones y arquitectos del Instituto de
Diseño de la Facultad de Arquitectura de la Udelar, ya entrenados en el diseño
de otros espacios de memoria como son las Marcas de la Resistencia. Una de las
primeras medidas que se tomó es pedir que ese área fuera entregada del ejército
a la Intendencia de Canelones. Una vez conseguido este cambio de titularidad
ahora el reto es diseñar un proyecto de musealización de dos fosas que se
encuentran en muy mal estado. La de Ricardo Blanco, a una cota superior, fue
excavada en el sustrato rocoso, lo que ha supuesto que esté mejor conservada.
Aún son visibles hoy día los restos de cal que cubrían el cuerpo.
Fosa donde fue encontrado Ricardo Blanco, en primer término, y al fondo los restos de cal.
Sin embargo la de Julio Castro se
encuentra en un lugar inundable, y actualmente está llena de agua y de
vegetación que ha vuelto a crecer.
Fosa de Julio Castro, en primer término.
Sin duda se trata de un reto
museográfico, especialmente para los arquitectos encargados del diseño de este
lugar de memoria, que es también un lugar de Historia. Como decíamos no se
pretende colocar un monolito o placa, sino mantener las fosas en sí, las
huellas en la tierra de aquellos crímenes, y de resaltar las particularidades
represivas locales dentro del Plan Cóndor. Se trata de una empresa compleja,
porque implica hacer un paso para cruzar la vía del tren, contener las aguas
del arroyo cercano, consolidar las paredes de las fosas y presentar un trabajo
arqueológico de años en un sólo instante.
Como nos decía el alcalde,
durante todos los años en los que no se podía contar lo que allí se sospechaba
que pasaba, en el pueblo las narraciones tomaron la forma del mito,
incluso entre los propios militares. Una mujer de blanco que salía de ese
bosque por las noches, unos soldados que no querían hacer guardia junto al aljibe
porque de allí salían voces... Hoy en día ya se puede hablar, y es nuestra
obligación explicar los hechos que allí ocurrieron, pero a veces es difícil ponerle
palabras al horror. Podemos hacer nuestras las palabras de Alejandro Haber y proponer
que investigar en Arqueología es seguir las huellas, es seguir el negativo de
las huellas que persisten aún no estando, es escuchar lo no dicho de las
palabras.
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