Acabamos de terminar la primera
parte de la intervención arqueológica que hemos diseñado desde el GIAF para el
centro clandestino de detención (CCD) La Tablada / Base Roberto. Los almanaques
y periódicos que se encuentran en las diversas estancias de este edificio
indican claramente que su último uso, como cárcel, fue en octubre del 2012.
Ahora mismo están comenzando las obras que lo va a convertir de nuevo en un
centro represivo, en este caso del Instituto del Niño y del Adolescente del
Uruguay (INAU): un centro de alta seguridad para menores. Precisamente estas
reinterpretaciones del edificio en clave represiva durante la democracia suponen
los principales inconvenientes a la hora de poder interpretar la espacialidad,
morfología y uso del edificio en 1977, cuando se instaló allí el CCD mencionado.
El edifico que observamos
actualmente es obra de los arquitectos Eugenio P. Baroffio y Buenaventura
Addiego, quienes en 1925 recibieron del estado la orden de reformar y ampliar
el edificio previo, que data de 1868. De aquel se conserva la torre y fachada central.
Siguiendo un estilo encuadrable en el eclecticismo historicista, de clara
influencia neoclásica, se añadieron alas laterales a esta torre central de dos
pisos así como todo un nuevo sector hacia el norte.
Fachada principal del edificio en donde se aprecia la diferencia entre el cuerpo original (1868), asociado a la fachada principal, y la ampliación de 1925.
Todas estas ampliaciones guardan una clara simetría y se desarrollan
sobre un eje principal sur-norte. En la planta baja del edificio original
pasaron a albergarse las oficinas bancarias y de telégrafos. Las alas laterales
fueron dotadas de galerías porticadas, y se destinaron a salón restaurante y
cocinas -la occidental- y administración -la oriental-. Siguiendo el eje
principal del edificio, llegamos a la gran sala de transacciones, epicentro del
negocio ganadero, rodeada de pequeños despachos que fueron ocupados por los
consignatarios, aquellos representantes de los ganaderos del interior que
intentaban sacar el mejor precio de la venta del ganado ante los representantes
de los frigoríficos, un trust en
manos estadounidenses. El final de esta gran sala se corresponde con la fachada
trasera del edificio, la septentrional, que nuevamente fue cerrada mediante una
galería porticada. El piso superior era propiamente el hotel de La Tablada, en
donde se alojaban los ganaderos y hacendados que se desplazaban desde el
interior del país hasta Montevideo. Fuera del edificio, más allá de la valla
que delimita el jardín que rodea el edificio, existe un gran conjunto de
estructuras que tiene que ver directamente con el ganado: corrales, básculas,
bañeras, etc. Todo este conjunto estuvo en uso hasta los años 50, cuando quedó
abandonado.
Planta de la Tablada Nacional tras la remodelación de Baroffio y Addiego.
En plena dictadura, entre los
años 1977 y 1983, se instaló el mencionado centro clandestino de detención, tal
y como explicamos en otra entrada.
Seguramente el hecho de que se encuentre en las afueras de Montevideo, pero en
una zona escasamente poblada, que incluso hoy presenta grandes vacíos constructivos,
y la versatilidad del edificio, cuya disposición arquitectónica fue fácilmente
traducible en términos represivos, estuvieron detrás de la elección del lugar
como CCD.
De este modo la parte principal
del edificio fue reinterpretada como lugar de descanso y vida cotidiana de los militares,
mientras que la parte trasera -la gran sala de transacciones y los escritorios
de los consignatarios- fueron propiamente dicho el campo de concentración. En
un primer momento los secuestrados permanecieron sentados en sillas, con las
manos atadas y las capuchas puestas, en la sala de transacciones, dejando
pasillos para la guardia, y los hombres separados de las mujeres. Por la noche
las sillas plegables se recogían y cada uno dormía en ese mismo lugar tirado
sobre el piso. Las salas laterales se destinaron para la recuperación de los
torturados. Más adelante cambió el uso del espacio concentracionario, y los
secuestrados pasaron a ocupar exclusivamente los escritorios de los
consignatarios, perimetrales a la gran sala central. El piso superior tuvo un
uso mixto, ya que funcionó tanto como salas de tortura especializadas como
lugar de descanso para los militares de menor rango. También había oficinas
donde, por ejemplo, los torturados eran obligados a firmar sus declaraciones. La
mitad septentrional del edificio, o parte trasera, es la destinada a fines
concentracionarios, mientras que la mitad meridional, la de la fachada
principal, en donde están los principales salones, fue de uso exclusivamente
militar. De hecho los secuestrados eran ingresados por la galería porticada
trasera, en donde se les hacía un reconocimiento médico, y se les asignaba un
número y un código de colores. Así la planta baja quedaba dividida claramente
en dos sectores, funcionalmente bien delimitados.
Según podemos inferir de la
evolución arquitectónica del edificio, así como de los testimonios de los
informantes, en ese momento de uso como CCD la estructura del edificio prácticamente
era la misma que cuando fue Tablada Nacional. Es decir, los militares, y en
concreto el Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA) que
operaba en la Base Roberto, reutilizaron el edificio sin apenas modificaciones.
Es más, fue decorado con cuadros y muebles que habían sido robados de las casas
de los secuestrados. Algunos de los detenidos recuerdan cierto aire señorial
del edificio, como por ejemplo cortinones de terciopelo, que sin duda provenían
del antiguo centro administrativo y hotel vinculado al negocio del ganado.
En 1985, con la vuelta de la
democracia, fue traspasado del Ministerio de Defensa al de Transportes y Obras
Públicas, quien comenzó a realizar unas obras de adaptación para convertirlo en
un reformatorio para menores. En el año 1986 fue declarado Monumento Histórico
Nacional. Esta declaración se hizo sobre la finca del padrón que ocupa la
Tablada Nacional, pero no fue redactado ningún expediente de declaración, ni se
realizó estudio histórico o planimétrico alguno. Fue inaugurado como
reformatorio en 1988 y estuvo en uso durante los años 90. En torno al año 2002
se convirtió en cárcel. Duró hasta el año 2012, como indicábamos más arriba.
Todo apunta a que es durante
fines de los años 80 y comienzos de los 90 con las remodelaciones para hacer el
centro de menores, como durante todos los 90 cuando fue convertido en cárcel,
cuando se hicieron las remodelaciones arquitectónicas más notables. A los
grandes salones de la planta baja se les añadieron entrepisos de hormigón
armado, destinados a las visitas de los familiares. Para ello se añadieron
muros y escaleras de subida en el lugar donde originalmente estaban las rejas
que marcaban la entrada a los dos grandes salones simétricos, que eran
idénticas a las que aún se conservan en el pasillo central de acceso. La gran
altura de estos salones queda así interrumpida en la mitad septentrional de los
mismos por nuevos módulos de hormigón sustentados en pilares. Las cocinas
también fueron radicalmente modificadas, cambiando por completo su distribución
interna. El paso a la sala de transacciones también fue modificado, colocando
una puerta en lugar de una reja corredera "como de cine" que cerraba
un vano mayor, y que algunos de los presos políticos que pasaron por aquí
recuerdan bien. Los escritorios de los consignatarios fueron convertido en
celdas, cambiadas sus puertas y ventanas, y añadiendo nuevos vanos para la
ventilación y el alumbrado. La galería posterior del edificio fue clausurada y
sustituida por ventanas con barrotes. Las escaleras simétricas de mármol que conectan
con el piso superior, aquellas que los presos políticos prácticamente ni
pisaban cuando era llevados por los militares hacia la tortura, terminaban en
una gran distribuidor que marcaba el paso hacia las habitaciones de hotel de las
alas este y oeste. Ese distribuidor fue segmentado en nuevas habitaciones y las
habitaciones del hotel convertidas también en celdas.
En la parta superior una imagen tomada del periódico El País (1988) a propósito de la inauguración del centro para menores. Se aprecia la fachada trasera con la galería porticada y los arcos que comunican dicha galería con la sala de transacciones. Abajo el estado actual de la fachada trasera con la galería clausurada y sustituida por ventanas con barrotes.
La primera campaña de excavación
fue realizada en zonas exteriores al edificio, durante el año 2007, cuando
todavía estaba en uso como cárcel. Se valoraron los testimonios tanto directos
como indirectos, se realizó un estudio de la evolución del paisaje mediante el
análisis y comparación de fotografías aéreas de los años 70 y 80, y se decidió
intervenir en diferentes zonas: pozos, aljibes, bosquecillos de pinos, balanza
de ganado y bañeras de ganado. No se pudieron documentar restos humanos en
ninguno de los sectores intervenidos.
Sectores intervenidos arqueológicamente en la campaña de 2007.
La segunda campaña fue en el año
2013, ya con el edificio abandonado. Esta vez se decidió intervenir en el
centro de la gran sala de transacciones, levantando un gran parcheado de
cemento con la "forma del mapa de Uruguay", que tampoco dio ningún
resultado en cuanto a restos humanos, pero sí en cuanto a la cimentación y obra
del edificio de 1925, así como a la cimentación de la sala de transacciones
previa, la de fines del s. XIX. Hoy sabemos que seguíamos una pista falsa y que
ese parcheado fue realizado tras un motín en la cárcel en el que se quemaron
muebles y las baldosas originales estallaron. En esta última campaña de
excavación que está ahora mismo en proceso también estamos sondeando en la sala
de transacciones, valorando el potencial de dos tapaderas que había en el suelo
hasta los años 80 y que en los 90 fueron selladas. Asimismo queremos localizar
las bodegas subterráneas que estaban instaladas bajo la cocina, y que también
fueron colmatadas y selladas durante los años 80. Las importantes
remodelaciones de este último sector están dificultando esta tarea. En breve
esperamos poder contaros los resultados.
A la izquierda sala de transacciones en 1925 y a la derecha en la actualidad, con los dos sondeos practicados.