Se llamaba Aurora. Era elegante, estilosa y educada. Cuando aparecía cada mañana con su parasol nos recordaba a una enfermera británica de las que salen en las películas clásicas de la IIª Guerra Mundial. Era maestra, como su madre. De Castuera (Badajoz) se marchó a Catalunya para intentar mejorar la salud de su hijo, que padecía de asma, sino recuerdo mal. En agosto de 2012, todos los días, hacía una parada de rigor en su caminata matutina y se interesaba por la exhumación que estábamos llevando a cabo en el cementerio municipal de Castuera. Las conversaciones que mantenía con nosotros las guardamos como oro en paño en la memoria. Todo un monumento a la dignidad humana. Como si estuviésemos en su aula, Aurora hablaba con voz pausada, escuchaba con el corazón. y miraba con unos ojos repletos de tristeza. Ella estaba buscando a su madre, la maestra. Tras la caída de Castuera en manos de las tropas franquistas en julio de 1938, partidas de falangistas sembraron el terror. Una noche liquidaron en el cementerio a varias personas, entre ellas la madre de Aurora. Su cadáver acabó en una fosa común, dentro del recinto funerario.
Aurora nos recitaba de memoria el auto judicial en el que se recogía la detención y las acusaciones contra su madre. Le hervía la sangre al recordar las faltas de ortografía que se deslizaban por todo el documento. Aparte de fascistas y criminales, eran analfabetos, nos decía. La maestra era el enemigo público número uno para estos integristas. La lengua de las mariposas.
Aurora llegó a pedirle de rodillas a un vecino que le dijese dónde estaba la fosa de su madre antes de morir. El vecino había sido testigo directo de los hechos, pero evitaba a Aurora como si viese al diablo. Aún así, se hicieron unas zanjas valorativas en la entrada del cementerio, pero no apareció nada. Aurora, sin embargo, no perdía la esperanza.
Cuando encontramos una fosa con once individuos, la maestra que buscaba a su madre seguía con detenimiento el avance de los trabajos. Cada objeto, cada detalle podía ser una pista. Si nos aparecía un lápiz entre los huesos, Aurora nos hablaba del compañero de martirio de su madre, un artesano aficcionado al dibujo que siempre llevaba en el bolsillo cuartilla y lápices. Si encontrábamos unos gemelos de camisa, Aurora nos hablaba de la tradición local por la cual las novias regalaban al novio el día de la boda unos gemelos... La vida social de los objetos.
Fotografía de Rui Gomes.
Aurora sabía que su madre no estaba allí. Pero daba igual. Para ella todos los asesinados que dormían el sueño de los justos en las fosas eran su madre. Y nos daba las gracias en nombre de su familia por el trabajo que hacíamos. Aurora no se perdió ni una de las charlas que impartimos en la Universidad Popular. Cada intervención que hacía en los debates era antológica. No había rencor en sus palabras, incluso estaba dispuesta a perdonar. Lo que no podía hacer era olvidar.
La exhumación acabó con un homenaje republicano a las víctimas en el cementerio de Castuera. Las palabras que nos dedicó Aurora en su despedida nos hacen seguir creyendo en la humanidad.
Aurora tuvo la buena suerte de nacer en la República y la trágica suerte de morir en el Reino de España. Aurora acaba de fallecer en Castuera, sin haber encontrado a su madre. Mientras, los voluntarios de la memoria histórica, a los que tanto admiraba, recibían en Nueva York el premio ALBA-Puffin de derechos humanos.
Que la tierra de Castuera te sea leve, Aurora.
8 comentarios:
Precioso. Muchas gracias.
Nunca nos olvidaremos de ti, Aurora, mujer de gran corazón y fé en un mundo mejor. Descanse en paz.
Me cuenta mi suegra, niña en Castuera en tiempos de la República, una historia sobre "Navas un gran socialista" que los llevaba de mitin a La Zonilla.
También cuenta el trágico asesinato por los fascistas de su mujer.
Aurora, no te he conocido, pero por el recuerdo de mi suegra:
Descansa en Paz junto a tu querida Madre.
Y que ellas llevaban "un cintillo con su estrella de cinco puntas a la cabeza".
Al final nos dice que desde entonces ella siempre ha llevado el socialismo en el corazón.
Qué lástima que hayamos perdido a esta gran maestra y mejor mujer!Lo más lamentable es que se haya ido sin haber encontrado a su madre...
GRACIAS DOÑA AURORA.POR TODOS LOS VALORES HUMANOS QUE SEMBRÓ EN CADA UNO DE SUS ALUMNOS. SIEMPRE LE RECORDAREMOS CON ESE TESÓN, SABIDURÍA Y AMOR CON EL QUE TRATÓ Y ENSEÑÓ A TANTAS GENERACIONES DE CASTURA. ESTAREMOS EN DEUDA CON USTED POR TODO LO APRENDIÓ (DERECHOS, LIBERTADES, OPORTUNIDADES...). POR ESO MISMO, NOSOTROS SEGUIREMOS SANGRANDO, LUCHANDO Y PERVIVIENDO POR LA LIBERTAD. ESA ES NUESTRA LABOR, PARA QUE SUS PRINCIPIOS, LOS NUESTROS Y LOS DE TANTOS OTROS SIGAN MAS VIVOS QUE NUNCA.
SU MEMORIA SERÁ NUESTRA. PORQUE ESE ESPÍRITU LUCHADOR-INCANSABLE YA VA CON TODOS NOSOTROS.GRACIAS
FELIZ DESCANSO.
Que bonito tu comentario, me ha emocionado mucho.
Mi madre siempre nos contó y con mucha pena las historias de la madre de Aurora.
Al padre lo conocí cuando regreso a castuera, tengo su
D.E.P
Que bonito tu comentario me ha emocionado mucho.
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