viernes, 11 de marzo de 2016

Arqueología del primer bombardeo civil de la historia

Magníficas  vistas de Durango desde un bombardero de la Aviazione Legionaria.

El Duranguesado fue una de las comarcas vizcaínas que, de manera más dura, sufrió las consecuencias de la guerra iniciada por los militares golpistas. Otxandio fue la primera localidad que fue bombardeada el 22 de julio de 1936, provocando 57 muertos, la mayoría civiles. Durango también padeció ese año otro bombardeo el 25 de septiembre, causando la muerte de 12 personas, al caer una bomba en el frontón de Ezkurdi, donde se hallaban jugando a la pelota un grupo de milicianos y refugiados huidos de Gipuzkoa. Tras el bombardeo, un grupo de milicianos enardecidos se dirigió a la cárcel y sacaron de la misma a 22 presos (detenidos por presunta afinidad requeté) y los trasladaron al cementerio. Todos ellos fueron fusilados sin juicio previo.

Frontón de Durango en 1932.

Impactos de metralla en la antigua pared del frontón.

Pero fue al año siguiente, el 31 de marzo de 1937 cuando se produjo el ataque por el que Durango es recordado en los libros de historia. A las 7:00 de la mañana, cinco bombarderos italianos despegan de Soria en dirección a Durango, iniciando el bombardeo a las 8:30. La alarma aérea había sonado momentos antes pero, para cuando la gente quiso reaccionar, los aviones fascistas habían iniciado el ataque a la villa. En tan sólo unos minutos arrojarían cuatro toneladas de explosivos sobre la población civil.

Porche de la basílica tras el bombardeo.

Los aviones iniciaron el bombardeo desde el final de la calle Kurutziaga enfilando hacia Santa María. Esta trayectoria permitía a los pilotos italianos mantener el sol a la espalda pudiendo utilizar la torre de la basílica como referencia. En la iglesia San José de los Jesuitas, los pilotos al servicio de la Cruzada acaban con la vida de 27 personas que se encontraban en aquel momento en misa. El Colegio no resulta dañado a pesar de que era cuartel del batallón Kirikiño de EAJ/PNV. Al otro lado de la calle, una bomba estalla en la parte trasera del convento de Santa Susana causando la muerte de 13 monjas y una empleada. Cosas del Caudillo por la Gracia de Dios.


Porche de la basílica, hoy en día.

En la calle de Santa María, la zona de la basílica es una de la imágenes del bombardeo que perduran en el imaginario colectivo. Ese día, en el pórtico se celebraba mercado, ya que la también bombardeada plaza del Mercado se destinaba como garaje del batallón de automovilismo. Además, a la hora del bombardeo se oficiaba misa, por lo que el número de víctimas fue especialmente elevado.
Los bombardeos de ese día dejaron 336 muertos por efecto de los ametrallamientos y los 3.140 kilos de bombas. 
El actual Museo de Arte e Historia expone maquetas y materiales de época, en un antiguo palacio reutilizado en la guerra como hospital por el Gobierno de Euzkadi. En una loable iniciativa, el ayuntamiento de Durango ha diseñado una ruta de visita por las huellas (aztarnak en euskera) materiales de este crimen de guerra. Cada rincón de Durango que sufrió el bombardeo fascista italiano se ha convertido en un lugar de memoria, con sendas placas en homenaje a los fallecidos.
Tras la toma de la villa por los sublevados el 27 de abril de 1937, el franquismo con su cinismo habitual echó la culpa de la destrucción del pueblo a las hordas marxistas. La primera compañía del batallón de trabajadores nº 14 fue obligada a llevar a cabo los trabajos de desescombro. Regiones Devastadas se encargó de la reconstrucción en la postguerra. La instalación de una cárcel para las mujeres rojas anticipó el infierno en la tierra que sería la prisión de Saturraran en la costa. En el colegio Nevers murieron cinco mujeres y cinco niños.


Antigua cárcel para mujeres en el colegio Nevers.

Durango es una muestra clara de la intervención fascista en la guerra civil española. Para aquellos que tengan dudas sobre la violencia propagada por el totalitarismo mussoliniano, aconsejamos la lectura del reciente libro de Javier Rodrigo (La guerra fascista. Italia en la Guerra Civil española, 1936-1939. Madrid: Alianza Editorial) y una visita pausada por esta villa vizcaína, en la que nadie olvida.


1 comentario:

AMarti dijo...

¡Hola Xurxo! Magnífica entrada en el blog, como siempre. Aunque yo no habría sido tan categórico con el título. Un texto interesante sobre los precedentes históricos del bombardeo sobre poblaciones civiles es el de Sven Lindqvist, seguro que lo conoces: http://www.casadellibro.com/libro-historia-de-los-bombardeos/9788475065397/861580 Ahí se retrata muy bien el uso que hicieron del arma aérea las potencias coloniales durante las primeras décadas del siglo XX. Las experiencias de los italianos en Libia son de las más conocidas, pero tampoco los españoles se quedaron atrás, por ejemplo con el bombardeo en 1925 de la población de Xauen en Marruecos. En fin, un abrazo desde Inglaterra y ánimo con las investigaciones. Alberto.