miércoles, 4 de julio de 2018

Asalto al Clínico

La campaña en la Ciudad Universitaria ha comenzado con hallazgos numerosos e interesantes. Hemos vuelto a trabajar en dos de las zonas que dieron mejores resultados en la pasada campaña. Y no defraudan. 

Una de ellas es la situada en las inmediaciones del gran cráter de mina junto al Clínico. Aquí descubrimos en 2017 una docena de proyectiles de artillería y granadas sin detonar y parece que no recuperamos todo lo que había. Siguen apareciendo restos de granadas, balas, espoletas y otros materiales bélicos. En un par de días de prospección con el detector hemos recogido numerosas piezas de Laffite, que se corresponderían con una decena de granadas, además de un ejemplar completo. Aparecen en un área muy localizada. Que se encuentren ahí más que en otros lados se debe en primer lugar a la transformación del campo de batalla en los años 40 y 50 por las obras de aterrazamiento y jardinamiento: solo una pequeña parte de la colina del Clínico quedó sin tocar. Y es precisamente donde estamos prospectando.

Granada Laffite completa. (c) Álvaro Minguito.
  Pero hay algo más. Seguramente si se hubiera conservado sin alterar alguna otra parte de la colina el número de hallazgos no habría sido tan grande. Si analizamos las fotos aéreas tomadas inmediatamente después de la guerra observamos que en este sector del Clínico el número de cráteres es muy superior al resto. 


Resulta que la zona está en enfilada de tiro respecto al Cerro de los Locos (un observatorio republicano) y la Dehesa de la Villa (donde había una batería artillera). Es normal, por lo tanto, que la ladera que prospectamos estuviera particularmente batida. Alcanzar otros flancos del Clínico con cañones o morteros era bastante más complicado por la ubicación de las líneas republicanas o por los obstáculos arquitectónicos o topográficos. 

Pero además se trata de una zona por la que los republicanos podían lanzar golpes de mano, porque no está protegida por una malla de trincheras tan densa como otras zonas de la Ciudad Universitaria y está muy cerca de la facultad de Medicina, que se mantuvo en manos del Ejército Popular durante toda la guerra. De ahí que recuperemos una cantidad tan grande de Laffite: eran seguramente las que lanzaban los centinelas de la primera línea franquista. Y también se explica que aparezcan tantos restos de mortero: además de para hostigar a las tropas del Clínico, se utilizarían para cubrir los asaltos republicanos.

Viendo el éxito del año pasado, seguro que un par de días tenemos media docena de granadas de artillería sin explotar. Les amargamos el mes de julio a los TEDAX.

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