viernes, 31 de octubre de 2008
Fascismo Global, S.A.
Materiales arqueológicos procedentes de una base fascista en Gubba, Etiopía (ca. 1940). Dibujo de Anxo Rodríguez Paz (IEGPS-CSIC).
La arqueología del siglo XX es una arqueología de la globalización: para 1936 no existía virtualmente ninguna zona del planeta en la que no hubieran penetrado los intereses occidentales, frecuentemente de la mano de ejércitos dotados de las últimas tecnologías.
La globalización deja huella en el registro arqueólogico en forma de desechos industriales que aparecen en los lugares más insospechados -por ejemplo, en la remota frontera entre Sudán y Etiopía.
Las ínfulas expansionistas y guerreras de Mussolini le llevaron a intervenir militarmente en Abisinia, España y Albania en el breve lapso de tiempo que discurre entre 1935 y 1939.
Sus ejércitos dejaron tras de sí un recuerdo escasamente glorioso y una gran cantidad de basura: latas, botellas, casquillos de bala, baterías. Los restos arqueológicos nos transmiten una imagen cotidiana, vulgar, incluso abyecta, de la experiencia italiana en ultramar, que se parece en poco a los rimbombantes discursos épicos de la propaganda mussoliniana. Mediante la arqueología del pasado contemporáneo nos hacemos una idea de la historia reciente que es menos espectacular y más pedestre que las grandes narrativas historiográficas: precisamente por eso resulta más fiel, en muchos sentidos, a la experiencia real de quienes vivieron o sufrieron la Historia.
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jueves, 30 de octubre de 2008
¿Cuánto costaba un café?
Una reunión de los militares sublevados al poco de
comenzar la guerra.
Cuando a finales de 1936 el general Mola dirigía la ofensiva sobre Madrid, estaba tan seguro de lo rápida y sencilla que iba a ser su conquista que, entre otras manifestaciones públicas de optimismo, citó al corresponsal del Daily Telegraph para entrevistarse en el plazo de apenas unos pocos días y en algún café del mismo centro de Madrid. Por su parte y respondiendo al desafío con sorna, ciertos establecimientos de la ciudad sitiada prepararon una mesa que aguardaba al general para su entrevista… bajo una bandera republicana.
Como sabemos, entre aquella cita programada con la prensa y la entrada triunfal definitiva transcurrieron bastante más que unos pocos días. En las trincheras de la Ciudad Universitaria, al citado cruce de gestos entre el general y los cafés, siguió el intercambio de munición, proyectiles y material de guerra a escala industrial que caracterizó a todas las guerras del s. XX. Si bien no nos parece muy probable que en tales condiciones abundaran los cafés, quizá podamos como arqueólogos reconstruir el contexto en que se desarrollaron, mañana tras mañana, más de dos años bajo el fuego. Mediante la excavación en superficie de los actuales restos de aquellas trincheras, tendremos la posibilidad de generar un registro sistemático y pormenorizado de parte de la cultura material entre la que se combatió. Mediante la documentación y lectura de dichos restos, considerados como registro arqueológico, pretendemos contribuir al menos en lo tocante a lo material, a entender aquellos “pocos días” convertidos en años.
Unos años en que la muerte se hizo tan cotidiana como el café de todas las mañanas.
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Fantasmas en la Complutense
(Archivo Histórico del Partido Comunista de España)
Durante años he pasado horas y horas (y horas) tirado en la hierba de los alrededores de la Facultad de Geografía e Historia de la UCM, y probablemente muy cerca de donde se ha encontrado la bala que se muestra un poco más abajo. Hace poco me he enterado de que por ahí en concreto se extendía parte del sistema de trincheras del frente de guerra.
Es cierto que se nos ha explicado en clase que la Ciudad Universitaria fue un importante escenario de la Guerra Civil, entrando en más o menos detalles. Pero parece ser que ni siquiera siendo estudiante de historia en una facultad situada en pleno frente hemos tenido acceso a la materialidad de este momento (sistemas de trincheras, bunkers…). Aún se conserva. Sólo hay que mirar alrededor. Con toda seguridad en los mismos lugares donde tumbados disfrutamos del sol de primavera, yacieran en su momento cuerpos mutilados, destrozados por la metralla, abatidos por balas similares a la de la foto, sin vida.
Ahora, cuando paso por delante de los edificios de Farmacia o Medicina un escalofrío me recorre la columna. Resulta que las marcas de sus piedras son impactos de proyectiles. Las miro e imagino la destrucción. De pronto una sombra me pone en alerta; no están disparando, sólo es un vencejo.
Ventanas tiroteadas en la Facultad de Farmacia
Ventanas tiroteadas en la Facultad de Farmacia
Este mundo amable que es nuestra cotidianidad universitaria camufla una realidad abyecta, existente pero casi invisible. Experimentada a través de pequeños detalles como los descritos, es capaz de provocarnos rechazo e incluso nauseas. Paradójicamente éste es otro de los motivos por los que merece la pena hacer arqueología del pasado reciente: a través de estas apariciones fantasmales contactamos con un pasado traumático, lo experimentamos, nos revuelve y nos sitúa en una posición inmejorable para revivirlo de modo colectivo y así exorcizarlo.
La realidad actual ha ido sedimentando sobre este pasado, escondiéndolo bajo grandes avenidas, nuevas facultades, pequeños pinares y monumentos conmemorativos de la Victoria. Pero su carácter traumático es el que hace que surja como afiladas espinas entre los parques, el asfalto y los edificios de la Complutense o se pasee por las aceras como el espectro de un pasado doloroso y nunca olvidado. Escuchemos los gritos ahogados, la memoria necesita una terapia.
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miércoles, 29 de octubre de 2008
Tipología de trincheras
Tipología de trincheras según "La fortificación de campaña" de Juan Capdevila (1938).
Una de las ventajas de la arqueología del siglo XX es que no tenemos que diseñar tipologías nosotros: normalmente ya se ha encargado alguien antes. En el caso de la Guerra Civil, los ingenieros militares se preocuparon por sistematizar los modelos de trincheras, búnkeres, refugios y nidos de ametralladoras. Esto supone una gran ventaja a la hora de llevar a cabo el trabajo de campo, pero también hace nuestra investigación más difícil en cierto sentido ¿qué podemos aportar como arqueólogos que no esté ya escrito, dicho, fotografiado, filmado o dibujado? Afortunadamente, los seres humanos tendemos a decir (o escribir) unas cosas y a hacer otras. Estudiar a través de los restos materiales cómo, consciente o inconscientemente, nos alejamos de la norma puede ser extraordinariamente revelador. Existen otros motivos por los que merece la pena hacer arqueología del pasado reciente: en este blog los iremos descubriendo.
Una de las ventajas de la arqueología del siglo XX es que no tenemos que diseñar tipologías nosotros: normalmente ya se ha encargado alguien antes. En el caso de la Guerra Civil, los ingenieros militares se preocuparon por sistematizar los modelos de trincheras, búnkeres, refugios y nidos de ametralladoras. Esto supone una gran ventaja a la hora de llevar a cabo el trabajo de campo, pero también hace nuestra investigación más difícil en cierto sentido ¿qué podemos aportar como arqueólogos que no esté ya escrito, dicho, fotografiado, filmado o dibujado? Afortunadamente, los seres humanos tendemos a decir (o escribir) unas cosas y a hacer otras. Estudiar a través de los restos materiales cómo, consciente o inconscientemente, nos alejamos de la norma puede ser extraordinariamente revelador. Existen otros motivos por los que merece la pena hacer arqueología del pasado reciente: en este blog los iremos descubriendo.
lunes, 27 de octubre de 2008
En el parapeto
Brigadistas en la Universitaria, noviembre-diciembre de 1936
Nunca debemos olvidar que la Guerra Civil Española fue internacional y que muchas, muchísimas personas luchaban no sólo por la República (o un gobierno democráticamente elegido, como está tan de moda decir ahora), si no, y sobre todo, eran luchadoras contra el fascismo y el imperialismo en el mundo:
Nunca debemos olvidar que la Guerra Civil Española fue internacional y que muchas, muchísimas personas luchaban no sólo por la República (o un gobierno democráticamente elegido, como está tan de moda decir ahora), si no, y sobre todo, eran luchadoras contra el fascismo y el imperialismo en el mundo:
"[...] - Oye, lo que tú quieres saber es qué diferencia hay hoy en el mundo entre un avión italiano y una bala mexicana, ¿no? Bien, pues te voy a contestar. Esos aviones italianos que están usando ustedes, son los mismos que bombardearon a las indefensas poblaciones de Abisinia, son los mismos que utilizó Mussolini en nombre de la civilización, para atropellar y asesinar a un pueblo, el más heroico de la tierra. Y ustedes que dicen que quieren una nueva España han atraído a los desalmados esos, a los que representan hoy en el mundo la barbarie, el incendio, el asesinato y el robo; a los que quieren provocar una nueva matanza europea. Y ustedes no han vacilado en hacer de España una nueva Abisinia, y yo sé que tú sabes lo que significa en el mundo un avión italiano. Pero tú no sabes lo que significa una bala mexicana y te lo voy a explicar. Una bala mexicana nunca ha significado una conquista y el atropello de un pueblo. Una bala mexicana siempre ha significado una lucha por la libertad de los pueblos. Una bala mexicana significa, para nosotros los hispanoamericanos, una lucha constante, incansable, contra el imperialismo. Por eso, fascistas, nosotros nos sentimos orgullosos de disparar contra ustedes con las balas mexicanas, pagadas por los obreros mexicanos, porque son balas para liberar un pueblo y no para oprimirlo. Y esta es la diferencia que hay entre los aviones italianos que ustedes usan y las balas mexicanas que nosotros empleamos. Y hasta mañana, fascista...
Esta vez la respuesta fue contundente. Silbaron las ráfagas tableteadas de las ametralladoras y muchas balas de fusil, balas explosivas, estallaron contra el parapeto. [...]"
En el parapeto. Polémica con el enemigo. Pablo de la Torriente Brau (Periodista portorriqueño y luchador por la libertad de los pueblos, murió el 18 de diciembre de 1936 en Majadahonda, en el frente de la carretera de A Coruña).
domingo, 26 de octubre de 2008
Con esto se mataban
Una bala de 7 mm documentada en una trinchera junto a la Facultad de Geografía e Historia, durante el reconocimiento del terreno previo a la prospección.
"La agonía de la peritonitis es horrible. El vientre levanta la sábana hinchándose lenta e inexorablemente. Las entrañas se trituran bajo la tremenda presión y al final surgen expulsadas por la boca, en una masa repugnante de sangre y excremento, llena de burbujas que estallan soltando gas fétido".
Arturo Barea (citado en Jorge M. Reverte: La Batalla de Madrid, Madrid, Crítica, 2004, pág. 469).
"La agonía de la peritonitis es horrible. El vientre levanta la sábana hinchándose lenta e inexorablemente. Las entrañas se trituran bajo la tremenda presión y al final surgen expulsadas por la boca, en una masa repugnante de sangre y excremento, llena de burbujas que estallan soltando gas fétido".
Arturo Barea (citado en Jorge M. Reverte: La Batalla de Madrid, Madrid, Crítica, 2004, pág. 469).
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viernes, 24 de octubre de 2008
Plan de trabajo
Hoy hemos tenido una reunión donde se han expuesto las líneas generales del proyecto. En total somos cerca de 100 personas las que participaremos en el trabajo de campo, en turnos de entre 15 y 25 personas. La investigación se desarrollará en tres frentes simultáneos, como se puede ver en la tabla superior.
Uno de los problemas a los que nos enfrentaremos en la prospección de superficie es al de los denominados "depósitos mezclados" (mixed deposits), que hacen de la arqueología contemporánea un campo más complicado de lo que pudiera parecer ¿Cómo diferenciar basura de la Guerra Civil de basura actual? Está claro que no siempre es fácil, porque la cultura material no ha cambiado tanto (pensemos en las botellas de cristal, la porcelana o las latas de conservas). Confiamos en que la experiencia nos irá enseñando a discriminar.
Respecto a los sondeos, el estudio de la fotografía de satélite nos ha permitido ya seleccionar algunas trincheras bien conservadas dentro del campus, en las cuales llevaremos a cabo excavaciones.
miércoles, 22 de octubre de 2008
La Batalla de Madrid
La facultad de Filosofía y Letras en marzo de 1937. Archivo Rojo.
Desde los días posteriores a la sublevación armada, el 18 julio de 1936, hasta principios del mes de noviembre, el avance de los militares golpistas hacia Madrid parecía imparable. El 6 de noviembre el ejército sublevado se encontraba ya en el Cerro Garabitas, en la Casa de Campo, y lo que parecía el ataque definitivo sobre la capital era inminente.
En la madrugada del día 8 los comandantes rebeldes iniciaron la ofensiva para capturar Madrid. Ésta consistía en un ataque frontal simultáneo de tres columnas, al mando del General Yagüe, entre la Ciudad Universitaria y la Plaza de España. Las tropas, fundamentalmente curtidos legionarios y soldados marroquíes, avanzarían hacia el Paseo de Rosales, la Ciudad Universitaria y el Cuartel de la Montaña. Otras dos columnas realizarían un ataque de diversión por Carabanchel, para convencer a los republicanos de que la ofensiva principal venía desde el sur.
La ofensiva, sin embargo, se encontró con una tremenda resistencia republicana y se detuvo sin alcanzar los objetivos previstos. El día 15 de noviembre las tropas franquistas volvieron a recuperar la iniciativa. Las fuerzas de Asensio abrieron una brecha en la tapia de la Casa de Campo y consiguieron establecer una cabeza de puente en el Manzanares, tras tres intentos fallidos. Cubiertos por un fuerte bombardeo, las tropas nacionales atravesaron el río, mientras los milicianos anarquistas, al mando de Durruti, huyeron en desbandada.
Contingentes de dos tabores de moros y una bandera de la legión fueron ocupando los edificios de la Ciudad Universitaria. La XI Brigada Internacional fue enviada entonces para defender la facultad de Filosofía y Letras mientras cada vez más soldados del ejército sublevado iban cruzando el Manzanares. En poco tiempo, la mayor parte de la Universidad se encontraba manos de los nacionales. La lucha edificio por edificio y habitación por habitación afectó sobre todo a la Casa de Velázquez, las Facultades de Medicina, Odontología y Farmacia y el Hospital Clínico.
La batalla de la Ciudad Universitaria se prolongó hasta el 23 de noviembre, cuando los dos ejércitos, agotadas sus fuerzas, se dedicaron a fortificar sus posiciones. Tres cuartas partes de la Universidad se encontraban ocupadas por el ejército sublevado. Durante el resto del conflicto se siguieron construyendo trincheras, nidos de ametralladora, refugios y búnkeres en el campus, pero el frente no se modificó apenas.
Trincheras republicanas (negro) y franquistas (gris) en la Ciudad Universitaria
Nuestra tarea como arqueólogos será documentar los restos que todavía se conservan del conflicto en el Campus de Moncloa. Pese a los más de 70 años transcurridos y a la cantidad de obras que se han realizado desde entonces en la Ciudad Universitaria, sabemos que existen todavía numerosos vestigios de la contienda. Estos vestigios se hallan a veces en lugares insospechados, pero no por recónditos, sino todo lo contrario: por su cotidianeidad.
Uno de los objetivos de este proyecto, por lo tanto, es hacer que veamos nuestro entorno con otros ojos - despertar nuestra consciencia histórica. Para ello debemos tener en cuenta que el patrimonio cultural no lo componen sólo obras de arte y monumentos, sino también las trazas de un pasado conflictivo que todavía nos divide en el presente.
Desde los días posteriores a la sublevación armada, el 18 julio de 1936, hasta principios del mes de noviembre, el avance de los militares golpistas hacia Madrid parecía imparable. El 6 de noviembre el ejército sublevado se encontraba ya en el Cerro Garabitas, en la Casa de Campo, y lo que parecía el ataque definitivo sobre la capital era inminente.
En la madrugada del día 8 los comandantes rebeldes iniciaron la ofensiva para capturar Madrid. Ésta consistía en un ataque frontal simultáneo de tres columnas, al mando del General Yagüe, entre la Ciudad Universitaria y la Plaza de España. Las tropas, fundamentalmente curtidos legionarios y soldados marroquíes, avanzarían hacia el Paseo de Rosales, la Ciudad Universitaria y el Cuartel de la Montaña. Otras dos columnas realizarían un ataque de diversión por Carabanchel, para convencer a los republicanos de que la ofensiva principal venía desde el sur.
La ofensiva, sin embargo, se encontró con una tremenda resistencia republicana y se detuvo sin alcanzar los objetivos previstos. El día 15 de noviembre las tropas franquistas volvieron a recuperar la iniciativa. Las fuerzas de Asensio abrieron una brecha en la tapia de la Casa de Campo y consiguieron establecer una cabeza de puente en el Manzanares, tras tres intentos fallidos. Cubiertos por un fuerte bombardeo, las tropas nacionales atravesaron el río, mientras los milicianos anarquistas, al mando de Durruti, huyeron en desbandada.
Contingentes de dos tabores de moros y una bandera de la legión fueron ocupando los edificios de la Ciudad Universitaria. La XI Brigada Internacional fue enviada entonces para defender la facultad de Filosofía y Letras mientras cada vez más soldados del ejército sublevado iban cruzando el Manzanares. En poco tiempo, la mayor parte de la Universidad se encontraba manos de los nacionales. La lucha edificio por edificio y habitación por habitación afectó sobre todo a la Casa de Velázquez, las Facultades de Medicina, Odontología y Farmacia y el Hospital Clínico.
La batalla de la Ciudad Universitaria se prolongó hasta el 23 de noviembre, cuando los dos ejércitos, agotadas sus fuerzas, se dedicaron a fortificar sus posiciones. Tres cuartas partes de la Universidad se encontraban ocupadas por el ejército sublevado. Durante el resto del conflicto se siguieron construyendo trincheras, nidos de ametralladora, refugios y búnkeres en el campus, pero el frente no se modificó apenas.
Trincheras republicanas (negro) y franquistas (gris) en la Ciudad Universitaria
Uno de los objetivos de este proyecto, por lo tanto, es hacer que veamos nuestro entorno con otros ojos - despertar nuestra consciencia histórica. Para ello debemos tener en cuenta que el patrimonio cultural no lo componen sólo obras de arte y monumentos, sino también las trazas de un pasado conflictivo que todavía nos divide en el presente.
martes, 21 de octubre de 2008
Arqueología de la Guerra Civil en la UCM
Trincheras republicanas en el campus (1937). Archivo Rojo.
Entre el 6 de noviembre y el 5 de diciembre de 2008 un grupo de arqueólogos, historiadores, estudiantes y voluntarios documentará y excavará los restos arqueológicos de la Guerra Civil Española que se conservan en la Ciudad Universitaria de Madrid. Durante el mes que dure el trabajo de campo, este blog funcionará como un diario en el que se informará puntualmente del desarrollo de nuestras investigaciones.
Este proyecto está parcialmente financiado por el Vicerrectorado de Investigación de la Universidad Complutense.
Entre el 6 de noviembre y el 5 de diciembre de 2008 un grupo de arqueólogos, historiadores, estudiantes y voluntarios documentará y excavará los restos arqueológicos de la Guerra Civil Española que se conservan en la Ciudad Universitaria de Madrid. Durante el mes que dure el trabajo de campo, este blog funcionará como un diario en el que se informará puntualmente del desarrollo de nuestras investigaciones.
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