domingo, 13 de junio de 2010

Tendiendo puentes, rompiendo el silencio: hacia una reescritura colectiva de la historia.

Estos días de excavación arqueológica en el Destacamento Penal de Bustarviejo hemos combinado los trabajos con una serie de visitas-taller con diferentes grupos y colectivos: vecinos de Bustarviejo (que también han ayudado en los trabajos arqueológicos), alumnos de 5º de primaria, alumnos de 2º de la ESO, estudiantes de Licenciatura en Historia, algún miembro de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), Grupo de Estudios del Frente de Madrid (GEFREMA), Espacio para la Memoria, docentes de instituto y de universidad, etc.
Visita de un grupo de estudiantes de historia y arqueología de la UCM

Desde un principio nos planteamos qué sentido tenían estas visitas: si bien partíamos de un sentido divulgativo en un sentido patrimonial y para dar a conocer estos restos arqueológicos, por otro lado entendíamos la necesidad de abrir estos lugares para empezar a discutir y poner en evidencia un trauma social, en un sentido reparador.

Muchas veces l@s niñ@s demuestran una sensibilidad y una empatía, además de una gran capacidad de comprensión, que se echa en falta en otros sectores de la sociedad

¿Qué debe ser mostrado de estos lugares?¿cómo hacerlo? La falla pasado-presente constituye una brecha consecuencia directa y premeditada de las políticas del régimen franquista (a partir de la desactivación y cambio de rumbo de un modelo de sociedad), heredadas posteriormente, en buena medida, por la transición y la democracia actual (con las políticas de desmemoria). En este sentido, en tanto investigadores nos proponemos comenzar a desmontar la idea de los especialistas como las únicas personas capaces de “conectar” a la sociedad con el pasado. Sin ir más lejos, creemos que ello reproduce y perpetúa las políticas de desconexión planteadas más arriba. Así, la recuperación de la memoria histórica tendría más bien que ver con permitir, es decir, con no coartar la emergencia de ciertas claves desde los diversos lugares que ocupamos. El papel del investigador ya no consistiría en “facilitar la verdad” sino en rastrear ciertas claves que les permitan a los diferentes agentes de la sociedad posicionarse y reencontrarse con la historia, es decir, pensar de un modo crítico su realidad enlazada con una realidad más amplia.

Las recuerdos personales nos pueden conectar con un pasado traumático, con una Historia más real e integrada, de un modo más auténtico que cualquier documento histórico

El recorrido por las ruinas del Destacamento planteado en las visitas pretende incidir en que no se trata de un pasado superado: el propio sonido del paso del tren rompiendo el silencio de la Dehesa Vieja nos hace recordar a cada momento no sólo la presencia de los presos que construyeron esta infraestructura o las familias que vivían junto a ellos, sino además la existencia de la larga sombra de un Sistema Totalitario que llevó a la práctica un auténtico proyecto de ingeniería social que aún hoy oscurece los recuerdos de miles de personas, así cómo la propia vida política, social, cultural y económica casi cuarenta años después de su final.

5 comentarios:

eulez dijo...

Efectivamente. Felicidades por este trabajo que hacéis.

Hans dijo...

Felicidades por el campo de trabajo y la organización de las visitas. Estuve hace algunas visitando el campo con GEFREMA y por si os sirve de interés. En el servicio cartográfico de la Comunidad de Madrid hay fotografías aereas del año 46 de la zona de Bustarviejo y se ve perfectamente el edificio principal del campo, así como las obras del viaducto y de explanación de la vía del tren.

Hans dijo...

Y además accesibles a través de Internet.

Gonzalez-Ruibal dijo...

Gracias por el dato!

Davidviso dijo...

Muchas gracias a vosotros por las ganas que ponéis en transmitir lo que estáis haciendo y, sobre todo, por cómo habéis realizado estas visitas, involucrando en vuestro debate diario a quienes os visitábamos. Enhorabuena por vuestro trabajo, y por la ejemplar manera de afrontarlo.