lunes, 10 de septiembre de 2018

Espacio multifuncional



La estructura que estamos excavando en el Campillo de Rivas Vaciamadrid es de lo más interesante. No es que aparezca una gran cantidad de material, pero está bien conservado y los materiales parecen encontrarse in situ. Los datos arqueológicos apuntan a un incendio intencionado de la techumbre para acelerar el colapso de la construcción. Encontramos un montón de carbones, incluidos restos de ramas y vigas de madera carbonizadas, todas al mismo nivel, lo que encaja bien con el derrumbe del techo. 

A lo largo de los años hemos excavado un gran número de refugios de tropa de la Guerra Civil. También de fortines. En este caso parece que se combinaron ambas funciones. Hemos descubierto una aspillera que da a una plataforma de cemento en la que debió de emplazarse una ametralladora Maxim. La plataforma se construyó utilizando traviesas de acero saqueadas seguramente de la vecina vía del tren. Junto a la aspillera aparecen algunos casquillos soviéticos de 7,62 mm disparados por la Maxim (y el fusil Mosin). 



Pero justo detrás de esta estructura tenemos una hornacina excavada en la roca, con suelo de ladrillos macizos. Sobre el hogar de ladrillos encontramos una lata (usada para calentar la comida), un frasco de colonia y un tintero. También aparecen en el refugio muelles de colchón y unos orificios practicados en la pared de roca que podrían haber servido para encajar unos camastros. En estos momentos estamos excavando una segunda estancia, que se une a la primera mediante unas escaleras talladas en la roca. Sobre las escaleras había trozos de una vasija de barro.


Esta estructura es una paradoja de la modernidad. Los arqueólogos hemos podido observar que una de las innovaciones que trajo consigo la era moderna -y que marca muy claramente el final de las sociedades tradicionales- es la aparición de espacios domésticos divididos. Cada función (cocinar, dormir, recibir visitas) tiene su propio lugar, separado por tabiques y muros que impiden la visión y garantizan la intimidad. La separación de espacios está también vinculada al desarrollo de la individualidad: si en la Edad Media (o en las viviendas campesinas de no hace mucho) compartían espacio animales y personas y poseer un dormitorio individual era un lujo de señores, en la Edad Moderna preferimos no convivir en la misma habitación no ya con vacas u ovejas, sino con otros semejantes (excepto con nuestra pareja).

La vivienda troglodita que excavamos en el Campillo combina casi todas las labores cotidianas en un mismo espacio: cocinar, comer, dormir, escribir cartas. Y las mezcla además con las actividades bélicas (vigilar, disparar, defenderse).
En un espacio de pocos metros cuadrados una podría, hipotéticamente, vivir, matar y morir. La modernidad en la guerra implica el fin de la modernidad.

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