Hemos acabado el trabajo de laboratorio. Dejamos para el final el análisis de los materiales procedentes de la prospección de superficie. De los 370 artefactos registrados en el campo, sólo hemos catalogado y conservado 69: bien porque están claramente ligados a la Guerra Civil, bien porque se trata de restos arqueológicos más antiguos (algunas porcelanas del siglo XIX, cerámicas vidriadas de los siglos XVIII-XIX).
Objetos que sin duda corresponden a los hechos bélicos son los siguientes: 9 fragmentos de metralla (dos de ellos de grandes dimensiones); 1 fragmento de metralla de granada; 9 balas de calibres variados (7 mm, 7.92, 8 mm y 10.4 mm Vetterli) y 1 casquillo de 7 mm.
La distribución de los materiales nos habla más de los procesos posdeposicionales (es decir, lo que ha sucedido después de la guerra), que sobre la guerra misma. La mayor parte de los artefactos militares aparecen en el parque situado al norte de la UNED y la Facultad de Informática, que es también donde se conservan los mejores tramos de trinchera. En concreto, es en el tercio occidental donde hemos identificado más balas, lo cual es lógico porque es la parte más expuesta al frente.
En la zona de la Dehesa de la Villa han aparecido dos balas y tres fragmentos de metralla, lo que la sitúa en el segundo lugar en cuanto a hallazgos bélicos. Deberían haber aparecido más, pero dada la gran actividad humana en el entorno (incluida la de los buscadores de reliquias militares), explica nuestros limitados descubrimientos.
El área del Clínico es la que ha suministrado menos elementos claramente relacionados con la Guerra Civil: dos fragmentos de metralla de artillería y un fragmento de granada. En este caso, el reducido número de objetos se explica por el aporte de escombros de posguerra y el intenso ajardinamiento, que sepultaron las trincheras y ocultaron los desechos bélicos.
Fotografía de Google Earth de las trincheras localizadas al norte de la Facultad de Informática con superposición de hallazgos. Los símbolos rosas indican cerámica; los verdes, vidrio; los amarillos, fragmentos de metralla, y el rojo, bala. La gran acumulación de cerámica datable en el siglo XIX o inicios del XX en esta zona quizá indique la existencia de alguna estructura agropecuaria.