El otro día estuvimos en el Museo Provincial de Guadalajara depositando materiales (efectivamente, aunque parezca increíble ¡los arqueólogos depositamos los materiales de nuestras excavaciones en los museos!). Y nos llevamos una gran sorpresa. Nos encontramos con una exposición nada convencional en la que las artesanías tradicionales, las obras de arte y los objetos arqueológicos se entremezclan para ofrecer una visión alternativa de la historia y la cultura de Guadalajara: una visión de carácter antropológico estructurada a través de grandes temas (la vida, la muerte, la religiosidad, la guerra). No es nada habitual que un museo rompa con la división tripartita heredada de las comisiones provinciales de monumentos del siglo XIX: Bellas Artes, Arqueología y Etnografía. Pero es quizá menos habitual que se incorporen restos de la Guerra Civil.
Los conservadores del museo han decidido incorporar algunos objetos del conflicto a la exposición porque, como ellos dicen, son tan arqueológicos como cualquier otro. Fieles a esta idea, han expuesto en la misma vitrina un casco checo encontrado en el Alcázar Real de Guadalajara junto a un umbo de escudo de la Edad del Hierro. Al fin y al cabo, pese a los 2.500 años de diferencia, ambos objetos han servido para un mismo fin: proteger el cuerpo del guerrero contra las armas enemigas.
Se trata pues de una iniciativa muy loable que ayuda a normalizar la arqueología de la Guerra Civil ¡Animaos a vistar el museo!
1 comentario:
Pues mi enhorabuena a este museo. Ojala cundiera el ejemplo. Otros casos son más sangrantes, como el recién inaugurado museo arqueológico de Oviedo. Sin duda un oportunidad perdida de hacer las cosas bien. Allí la "comisión de sabios" ha decidido que la arqueología termina en la Edad Media. En fin.
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