Además de en la Enebrá, nuestras excavaciones prosiguen en las trincheras del Castillo, al lado del pueblo de Abánades. A lo largo de la última semana hemos desenterrado un buen tramo de trinchera de resistencia franquista, cuatro abrigos, conectados por la trinchera, y un parapeto aspillerado.
Los hallazgos, como casi siempre, han sido numerosos. Algunos son extraños, como una vieira; otros esperables, pero no por ello menos emocionantes, como un cargador de ametralladora Hotchkiss o una bayoneta. En conjunto, nos hablan de la vida cotidiana en esta posición avanzada y aislada del ejército franquista.
El Castillo era una posición desde la que se hostigaba continuamente al enemigo republicano con fuego de ametralladora y fusil (docenas de casquillos disparados) y morteros de 81 y 50 mm (entre esta campaña y la del 2010 hemos recuperado casi un centenar de elementos de estas armas). A cambio, los soldados franquistas estaban considerablemente a salvo. Solo dos balas impactadas y dos fragmentos de artillería indican que la posición recibiera fuego enemigo. Y es posible que sean testimonio de disparos perdidos durante la Ofensiva del Alto Tajuña, cuando en El Castillo aún no había trincheras. Además de disparar, los soldados comían, y mucho: no solo aparece una gran cantidad de latas de carne, sardinas, atún, leche condensada y otros alimentos, sino también muchos huesos de oveja o cabra, que se comían en torno a la hoguera dentro del Abrigo 2. Los soldados eran bastante aseados: un cepillo de dientes y un tubo de pasta dentífrica La Toja ("única en el mundo") dan prueba de ello.
Este año, además, descubrimos más datos de la historia antigua del cerro. Si en 2010 apareció cerámica celtibérica y medieval, este año, además, hemos encontrado un botón de un soldado de la Guerra de Independencia, de 1808.
El domingo 29 de septiembre podréis ver en directo las excavaciones y los materiales recuperados en nuestra jornada de puertas abiertas ¡No dejéis de venir!
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