Defensa del póster por Juan Montero en Gasteiz at war (Foto de Óscar Rodriguez).
En el
año 2014, la Coordinadora por la Recuperación de la Memoria Histórica de Burgos
se propuso, en atención a las demandas de los familiares de las víctimas que
yacen en las fosas comunes ubicadas en el paraje burgalés del Monte de Estépar,
acometer la excavación de las mismas, para así poder cerrar las heridas que
todavía hoy permanecen abiertas en muchos descendientes y, al mismo tiempo,
devolver la dignidad a quienes fueron impunemente asesinados y su memoria
silenciada.
El
Monte de Estépar está ubicado a escasos 21 km de Burgos y en 1936 se encontraba
bien comunicado con la Prisión Central por la carretera que conducía a
Valladolid; además, era un ex- tenso paraje provisto de una espesa masa arbórea
y un terreno, en algunas zonas, muy arenoso y, por ende, fácil de excavar. Esto
explica que fuese el destino de la mayoría de las sacas del penal burgalés, las
cuales se sucederían ininterrumpidamente desde comienzos del mes de agosto
hasta mediados de octubre de 1936. De hecho, se estima en no menos de 300 las
personas que fueron allí conducidas, a pesar de que se desconoce la identidad
de muchas de ellas. Esto hace de este lugar el principal escenario de
exterminio de la provincia de Burgos y, por tanto, un paraje, aún hoy, evocador
de tales atrocidades. Pero no por ello familiares y allegados de las víctimas
han rehuido de él, sino más bien todo lo contrario, tal como prueban los actos
de homenaje que desde la Transición se vienen celebrando cada 1 de noviembre
junto al monolito que fuese erigido en los años 80 para honrar y dignificar la
memoria de quienes allí fueron clandestinamente sepultados.
Gracias
al éxito de la campaña de micromecenazgo realizada por el colectivo Espacio
Tangente se ha podido financiar el Proyecto del Monte de Estépar. Este se concibe como una respuesta a una
demanda de ayuda humanitaria. Naturalmente, este compromiso, expresado en
términos de justicia social, no condiciona en modo alguno la objetividad e
imparcialidad con la que los investigadores llevamos a cabo nuestra labor
científica; lo cual no exime de que tomemos una posición ante lo que entendemos
que son violaciones de los Derechos Humanos.
Para ello se constituyó un equipo interdisciplinar compuesto por
arqueólogos, forenses, antropólogos sociales e historiadores, pertenecientes a
las Universidades de Burgos, País Vasco, Autónoma y Complutense de Madrid y a
la Sociedad de Ciencias Aranzadi, además se contó con el apoyo de un nutrido
grupo de voluntarios. Se contemplaban, así, tres campos de actuación básicos:
(i) la localización y excavación de las fosas, (ii) la exhumación e
identificación de los restos, (iii) y la recopilación de testimonios orales y
de documentos procedentes de archivos civiles y militares.
A la
vista de los resultados obtenidos en la prospección geofísica y los sondeos de
los años 2012 y 2013, se procedió en 2014 a excavar el sector que corona el
Monte de Estépar que, aparte de no estar afectado por las remociones del
terreno que ha sufrido el paraje, es donde se localizaron indicios de varias
fosas comunes. Los trabajos arqueológicos realizados permitieron delimitar
cuatro fosas, de las cuales tres fueron excavadas, hallándose los restos
esqueléticos de un total de 70 víctimas.
Al
margen de la actividad arqueológica y forense señaladas, también se ha llevado
a cabo de forma paralela la recogida y análisis de testimonios orales tanto de
testigos de las atrocidades cometidas en el Monte de Estépar, como de
familiares de las víctimas. Esto nos permite aproximarnos a la comprensión del
drama de cuanto rodea a las fosas comunes: desde las experiencias traumáticas y
terribles de los afectados a partir de condiciones de violencia política,
estructural, simbólica y cotidiana que sufrieron a raíz del estallido de la
guerra, hasta los efectos que todo ello tuvo en sus descendientes a lo largo de
la Dictadura. Por otro lado, la información
facilitada por los familiares a partir de sus propios recuerdos como de las
indagaciones hechas, aportan datos que ayudan en las tareas de identificación
de las víctimas, previo cotejo con los resultados que depara el análisis
antropológico, además del arqueológico. Esta tarea documental se complementa
con la compilación de documentación histórica relativa a partidas de nacimiento
y defunción, cartillas del servicio mili- tar, relaciones de sacas de
prisiones, etc. Para ello se han llevado a cabo consultas en archivos de
carácter civil como militar, así como de fondos documentales de entidades
privadas y de particulares
.
Juan
Montero Gutiérrez, Francisco Etxeberria, Lourdes Herrasti, Ignacio Fernández de
Mata, y Fernando Serrulla.
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