Rubén Gotay durante la guerra civil española.
El Frente Norte se estaba
desplomando y la batalla de Brunete había quedado en tablas. Sin embargo, el
Ejército Popular daba la cara. Es por ello que Rubén se entrega a la causa y
reproduce punto por punto el enfoque de la propaganda oficial en su tratamiento de la ofensiva sobre Zaragoza. Cualquier pueblo
por pequeño que fuese y que cayese en manos de la República era para él una prueba evidente
del poder ofensivo del gobierno leal. En su crónica sobre la toma de Mediana, Rubén hace hincapié en la
represión franquista en retaguardia (actualmente la cifra de asesinados por los franquistas en el pueblo es de 87 personas) y en la labor acometida por los comisarios
políticos. Eso sí, no dice una palabra de la nueva represión desatada contra
los colaboracionistas y derechistas de la localidad (actualmente la cifra de asesinados por los republicanos en el pueblo es de 6 personas) . Tras la conquista y la
estabilización del frente se inicia la fase de fortificación previa a la guerra
de posiciones que conocemos tan bien gracias al trabajo de campo arqueológico
que desarrollamos en el entorno de Mediana:
A media mañana, después de haber caído definitivamente el pueblo, la
aviación facciosa hace una incursión sobre Mediana. Es práctica fascista
impedir el disfrute de las conquistas republicanas, bombardeando ferozmente las
poblaciones rescatadas de la opresión facciosa.
Un campesino me dice:
-Hemos estado sufriéndolos durante más de un año, hasta que llegásteis
vosotros. Nos decían que los “rojos” eran muy crueles, que maltrataban a los
campesinos. Ahora vemos que todo era mentira, pues los soldados republicanos
nos han tratado muy amablemente y con toda clase de consideraciones.
Por todas partes vemos caras sonrientes. Solamente el llanto emocionado
de una anciana nos recuerda infinidad de lágrimas que las mujeres de este
pueblecito aragonés habrán vertido mientras estuvieron sometidas a la opresión
fascista.
Seguimos recorriendo el pueblo. Por donde pasamos, los chiquillos y los
adultos nos saludan con el puño en alto y sonrientes, con la sonrisa espontánea
de los que ya son libres.
En el avance de nuestras fuerzas por las inmediaciones de Mediana, a
fin de protegerlo de algún ataque por sorpresa del enemigo, ya que los
fascistas están apostados en las alturas del otro lado del pueblo, podemos observar
la llegada de una caravana de camiones con fuerzas frescas que habían de
reforzar la línea rebelde en peligro. Rápidamente se tiende una emboscada. Uno
tras otro se aproximan los camiones y entran en el terreno dominado por
nuestros soldados. No es preciso disparar un solo tiro. La totalidad de los
vehículos son capturados, estando muchos de los mismos cargados de víveres y de
municiones.
Hablamos con unas mujeres del pueblo. Una de ellas me dice, señalándome
a una pequeña de unos doce años.
-A ésta le fusilaron su madre, porque su padre fue con los
republicanos.
Ubicación de fosa común de represaliados por el franquismo
en el cementerio de Mediana.
Fuera de la casa de nuestra interlocutora observamos algún movimiento.
Salimos a inquerir de qué se trata. Los soldados de la República, generosos
como de costumbre, conducen a la ambulancia a un guardia civil y a un paisano
heridos, que se quedaron rezagados al tomar el pueblo nuestras fuerzas.
-Ese guardia civil –dice la mujer que habla conmigo- era uno de los más
criminales del pueblo. No hace mucho abofeteó a un anciano porque éste no abominaba
de los republicanos.
La pequeña, cuya madre fusilaron los facciosos se acerca a nosotros.
-Hace pocos días estuve en Zaragoza –dice- y no pueden ustedes
figurarse las ganas que tiene allí la gente de que entren los soldados
republicanos. Todos los días fusilan a muchos obreros en el cementerio de la
capital.
Entre mujeres y hombres, fusilaron a setenta y cuatro vecinos de
Mediana. A todos los obreros que estábamos afiliados a organizaciones de
izquierda, nos tenían apuntados en una lista para fusilarnos. Muchos de los
nuestros están en las tropas del Gobierno y otros fueron conducidos a Belchite.
Unos mozos que pasan junto a nosotros añaden:
-Nosotros tuvimos que andar escondidos por las huertas y sólo
regresamos cuando el mando fascista dio la orden de que no se fusilara a nadie
más.
Pasa el pregonero del pueblo y se para en una esquina de la calle.
Después de tocar su típica corneta para atraer la atención de la
gente, da lectura, a la siguiente nota:
‘De orden de la autoridad militar, toda la población civil hombres,
mujeres y niños, se concentrarán a las dos de la tarde en la iglesia del Pueblo’.
A la hora anunciada, el Comisario de la Brigada habla al vecindario
sobre la ayuda que los soldados de la República prestan a los campesinos, haciendo
resaltar el hecho de que el Ejército Popular castiga con mano dura a quienes
cometen desmanes contra los intereses del Pueblo trabajador.
Como es de suponer que la aviación fascista haga una nueva incursión
sobre Mediana, son preparados varios camiones que han de conducir a la
población civil a la retaguardia: a Caspe, a Lérida, a Escatrón, a fin de
alejarla de la barbarie italoalemana.
El enemigo sigo apostado en las alturas que dominan el Pueblo. Nuestras
fuerzas han de continuar avanzando o fortificarse para impedir que los
fascistas reconquisten el lugar. Pronto, desde la umbría donde el enemigo se ha
refugiado, pica una ametralladora:
-¡Tac, tac, tac! ¡Tac,
tac, tac!
Un comisario político se dirige a soldados que van a ayudar a segar (Foto de Francesc Boix).
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