domingo, 13 de septiembre de 2015

La lucha por el seminario, paso a paso


Fortín de la Dehesa de la Villa con dispersión de materiales.

Las excavaciones en el entorno del seminario menor de Belchite nos han permitido conocer en detalle el ataque republicano a estas posiciones en agosto de 1937. 

El fortín de la Dehesa de la Villa formaba parte de un conjunto de fortificaciones de hormigón y ladrillo construidas por los Barbis (una unidad de ingenieros) a mediados de 1937. Su función era defender el flanco sur de Belchite y para ello cubrían con su fuego la vía de tren y las carreteras que venían de Lécera y Letux. 

El fortín sufrió fuego de fusilería, ametralladoras y lanzabombas. Los requetés, sin embargo, no se retiraron y los republicanos tuvieron que tomar el lugar al asalto. De esta operación quedan impactos de balas en las paredes disparadas por los atacantes y dos casquillos de pistola, probablemente de los defensores. 


Tubo de una granada de espiga encontrado frente al fortín.

Una vez tomada la posición, los republicanos comenzaron el asalto a la última trinchera que defendía el seminario. La dispersión de materiales muestra elocuentemente de donde procedía el grueso del fuego enemigo: en el acceso occidental de la trinchera recogimos cientos de casquillos percutidos y cargadores vacíos. Con toda probabilidad, los requetés estaban disparando desde aquí hacia el fortín que las fuerzas del Ejército Popular acababan de tomar. 

Plano de la trinchera que defendía el flanco sur del seminario al acabar la excavación.

Uno de los carlistas perdió su crucifijo en la refriega y quizá también la vida.


Crucifijo de un requeté aparecido entre la munición disparada

En la zona este hay dos ángulos en los que también apareció abundante munición, probablemente disparada contra el cementerio, una posición de los requetés que cayó al comienzo de los combates. Aquí se mezclan los casquillos de Máuser disparados por los requetés con los de Mosin republicanos. Una vez que la trinchera cayó en manos de los atacantes, se utilizó para disparar sobre el seminario. Pero no toda ella: solo los puntos desde los que había un ángulo de tiro adecuado para acertar al edificio. El punto mejor situado era el ramal situado en el extremo más oriental. 


Casquillos y guías de peine de Máuser y Mosin sobre el suelo de la zona oriental de la trinchera.

Aquí encontramos munición de 7 mm de Máuser republicano. Se trata de casquillos y cartuchos fabricados en factorías gerundenses y alicantinas. La munición catalana no era de muy buena calidad, a juzgar por lo que encontramos: cinco cartuchos percutidos pero todavía con la bala. Podemos imaginarnos la frustración del guardia de asalto apretando el gatillo sin éxito una y otra vez ¿Defecto de fabricación o sabotaje?

Más allá de la trinchera todavía podemos seguir el ataque republicano. Detrás de las letrinas, y pasada la tapia que rodeaba el seminario, nos encontramos un casquillo percutido de 7 mm de la fábrica de armas nº12 de Girona (en este caso el cartucho sí funcionó) y una bala de pistola de 9 mm impactada que debió disparar uno de los sitiados.

Quedaban dos días y medio de sitio todavía. Tiempo de sobra para sembrar mucha más muerte: unos doscientos soldados de ambos bandos perdieron la vida en estos lugares que ahora excavamos. 

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