En la superficie de la colina del Clínico hay un mundo roto. O varios mundos. Algunos destruidos por la guerra, otros por razones que ignoramos. Mundos remotos y mundos cercanos. Cerámicas a mano de la Edad del Bronce, vajilla vidriada bajomedieval. Loza del siglo XIX e inicios del XX, vasos de cristal tallado, azulejos, baldosas.
La materialidad de cada mundo tiene su densidad y sus cualidades. Las ciudades bombardeadas en España dejan ruinas polícromas. Recuerdo la prospección de Belchite: el suelo, lleno de cerámica y vidrio, parecía un mosaico. También la colina del Clínico.
Entre el color de la vida civil destruida nos encontramos los artefactos de la destrucción: balas y metralla. Cuerpos extraños que cambiaron la historia y el paisaje para siempre.
¿Podemos decir algo de estos mundos fragmentados? Quizá no podemos. O no con el lenguaje de la historia. Pero las palabras, como recuerda el poeta argentino Ricardo Pochtar, no son todo:
Si de un tiempo
a esta parte
las palabras
nos evitan
si solo se fían
de las cosas
¿por qué
insistimos?
¿por qué no
hablamos
sin palabras?
Las cosas rotas en la colina del Clínico también nos hablan sin palabras.
3 comentarios:
Podrías indicar donde está la Colina del Clínico para los que ignoramos su paradero.
Está en la Ciudad Universitaria de Madrid. En la parte superior derecha del blog puedes ver un mapa con la situación precisa.
Increíble para cualquier paseante distraído por ese lugar árido y achicharrado, nunca mejor dicho.
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