El disparo de 105 mm, del que recuperamos la espoleta, no fue lo único que cayó sobre el antiguo corral. También recogimos metralla de un proyectil de artillería de menor calibre, una granada de Valero de 81 mm reventada pero casi completa, un balín del metrallero que explotó en el exterior y varios fragmentos de granada de mortero de espiga.
Arriba: granada de mortero de 81 mm. Abajo: espoleta garrido probablemente montada en un proyectil de 105.
Es posible que el escombro que excavamos por toda la paridera se corresponda con el colapso del tejado y las paredes bajo el fuego artillero. De ahí también que entre las tejas aparezca metralla, vidrios y casquillos y otros restos de la guerra. Afortunadamente para sus ocupantes, cuando la estructura se hundió bajo el bombardeo no quedaba nadie en su interior.
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