Defensa del póster en Gasteiz at war (Foto de Óscar Rodríguez).
Tomando como eje el
castillo de Beloaga en Oiartzun (Gipuzkoa, Euskadi) hemos diseñado
un proyecto de puesta en valor que tenga en cuenta el papel jugado por
esta fortificación en los diferentes conflictos que se han ido
sucediendo en la zona desde el siglo XIII al siglo XX. El paso de la
Guerra Civil Española también se ve latente en este terreno. Con
las excavaciones realizadas y con los testimonios de los vecinos se
encontraron muchos restos de la Guerra; materiales militares,
trincheras y un búnker en el interior de la montaña, que se
construyó a finales del conflicto con el proyecto de la Línea
Pirenaica. Con todo este trabajo se ha podido escribir y conocer la
historia de los Batallones de Trabajadores que estuvieron presos en
este monte de Oiartzun. La intención principal de nuestro proyecto es estructurar un
discurso integro pedagógico-educativo para poder trabajar en
conjunto los principales puntos de importancia del trabajo de la
construcción y defensa de la memoria histórica. Y al mismo tiempo,
promover movimientos para trabajar la sensibilidad e importancia que
tiene la defensa del patrimonio histórico y cultural del terreno en
donde vivimos.
En la primera
intervención arqueológica (1983-1984) en el fuerte de Arkale, se
recogió un gran número de testimonios cronológicos de material
arqueológico de la era medieval, de las Guerras Carlistas y la Guerra
Civil: cerámica, numismática y huesos, clavos, puntas de flecha,
cartuchos de bala, monedas medievales, trincheras de guerra y un
búnker de la posguerra. Según sus excavadores, se verifica la
pertenencia de esta plataforma a las Guerras Carlistas y la Guerra de
Convención, y especialmente, a los fuertes que se edificaron por la
comarca años después de terminar las Guerras Carlistas, con el
proyecto de Campo atrincherado de Oyarzun.
Proyecto de Campo atrinhcerado de Oiartzun tras la 3ª Guerra Carlista.
Con las excavaciones
realizadas durante los últimos treinta años, se han ido recuperando
diferentes restos de la Guerra Civil española y de la posguerra. Las
explanaciones, agujeros, movimientos de relieve, modificaciones
geográficas, materiales y trincheras encontradas, verifican
claramente la estancia en el monte de los
Batallones de Trabajadores (1939-1948). En el poblado de Oiartzun
estuvieron tres de estos Batallones en tres lugares
estratégicos diferentes; Aritxulegi, Arkale y Babilonia. Los
trabajadores de los Batallones normalmente se dedicaban a explotar
minas, edificar puentes, construir puestos de vigilancia y bunkers.
Aun así, una de las principales tareas que realizaban los
Trabajadores en esta comarca era construir carreteras. La función
de estos caminos era construir una red de comunicación entre las
fortificaciones del terreno. Facilitaban movimientos defensivos y de
contraataque, ya que, estas carreteras disponían de artillería y
acceso a trincheras. Las carreteras realizadas por los Batallones de
Trabajadores que estuvieron en estos terrenos fueron la de Jaizkibel,
la de Lanbarrene, la de Pikoketa a Peñas de Aia y el camino de
Aritxulegi desde Oiartzun hasta Lesaka.
Hoy en día, sabemos que los Trabajadores de Batallón del monte Arkale realizaron la construcción del bunker encontrado debajo del fuerte carlista y el castillo medieval. Este bunker y las carreteras realizadas formaban parte del proyecto llamado Línea P, Fortificación Vallespín, Línea Gutiérrez o Línea Pirenaica. Al poco tiempo del comienzo de la Guerra Civil, se empezó a construir una especie de línea defensiva desde Cataluña hasta el País Vasco con el objetivo de defenderse de los aliados nazis y los maquis. El bunker que encontramos en Oiartzun fue destinado al fuerte de Arkale, por la importancia estratégica del terreno, ya que se sitúa cerca de la frontera francesa y Navarra.
Las obras empezaron en el
año 1940, pero no finalizaron a tiempo. De los 28 proyectos a
realizar sólo se completaron 12. En el primer piso del bunker hay dos
entradas, tres refugios de defensa y una habitación para la
munición. En el segundo piso hay una habitación de tiro, una sala
para ametralladoras, un puesto para explosivos, un refugio activo y
otros cuartos para guardar munición Por último al norte del bunker,
se encuentra un cuarto para la ametralladora o una puerta trasera sin
terminar.
Las asociaciones y
equipos comunitarios del pueblo están haciendo un excelente trabajo
para la recogida de la memoria histórica que hasta estos tiempos se
ha mantenido en silencio y que ahora está ayudando a cicatrizar y
consolidar las heridas y tensiones abiertas durante la Guerra Civil
en Euskal Herria. El material e información obtenida con la
metodología arqueológica de las excavaciones y con el método
antropológico cualitativo que se ha basado en la recogida de
testimonios, ha sido imprescindible para realizar la búsqueda de
bibliografía y archivos históricos.
Durante los últimos años
han surgido nuevos movimientos sociales en el pueblo de Oiartzun para
hacerle frente al dolor de los vacíos del pasado. Las víctimas de
la guerra, aun en la transición y en democracia, no han sido
reconocidas como tal. Han sido marginados y silenciados durante mucho
tiempo. La frustración e incomodidad que crea esa realidad, por
desgracia, todavía tiene cabida en esta sociedad, por el olvido e
miedo de poder trabajarlos.
Ha llegado el tiempo del
reconocimiento. Por eso, es importante y de gran ayuda trabajar en
sociedad recogiendo y reflexionando sobre testimonios y vivencias de
estos colectivos desaparecidos y callados. Este trabajo ayudará
aliberar poco a poco los vacíos olvidados de estas personas y hacer
públicas sus voces, portadoras de historias, ya que han sido censuradas
durante mucho tiempo.
Olatz Retegi.