jueves, 8 de septiembre de 2011
Historia de una paridera
Al excavar sitios de la Guerra Civil, inevitablemente nos encontramos trazas de épocas anteriores. La arqueología nos permite estudiar la microhistoria de los lugares, una microhistoria que, en casos como la paridera de Alto del Molino, quedó interrumpida para siempre por la guerra.
Por los datos con que contamos, el corral de ovejas se debió construir durante el reinado de Fernando VII (1813-1833). O por lo menos estaba en uso en ese momento, pues en el interior localizamos un botón de los llamados patrióticos, con la efigie del monarca.
Sin embargo, cuando se edificó la paridera, el lugar ya se utilizaba intensivamente -aunque no hubiera construcciones. En el sondeo que realizamos junto a la pared oriental comprobamos que el muro se levantaba sobre una espesa capa de ceniza y carbón: se trata de una de las muchas carboneras que había en esta zona. La excavación del basurero durante la guerra también cortó una paridera antigua. Si el corral se construyó encima, eso quiere decir que la paridera es, al menos, de fines del siglo XVIII. La práctica de fabricar carbón con quejigo ha permanecido inalterada hasta hace muy poco tiempo: todavía hoy se pueden ver calvas en el terreno, cubiertas de tierra cenicienta, dejadas por esta actividad tradicional.
La paridera continuó en uso a lo largo del siglo XIX, como prueban las dos monedas de cinco céntimos (perras gordas) de 1870, recuperadas también en el interior de la paridera. Estas monedas, no obstante, continuaron en uso hasta después de la Guerra Civil. En algún momento anterior a la guerra la construcción quedó abandonada y se fue arruinando. Lo sabemos porque los restos de 1938 aparecen directamente sobre el suelo de la mitad oriental de la paridera, pero no están cubiertos por derrumbe: el corral ya no tenía tejado en esta parte. Seguramente los soldados retiraron el escombro para ocupar el espacio interior. Sólo la parte occidental del edificio conservaba aún la cubierta (si es que no la recolocaron los soldados), la cual se acabó de caer al terminar la guerra. Las tejas sepultaron aquí los restos de la Guerra Civil.
La última fecha que tenemos para la paridera es 1945. Es el año que aparece estampado en una lata recuperada en el exterior de la paridera. Apareció en la superficie de una de las fosas de la Guerra Civil, que quizá algún vecino acabó de rellenar después del conflicto. Nadie restauró el edificio. El paisaje de la guerra quedó así fosilizado.
Hasta que llegamos nosotros.
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