Cuentan los vecinos de Abánades que, durante la guerra, las tropas nacionales consiguieron hacerse con una vaca, todo un botín en circunstancias bélicas y particularmente en una zona donde abundan las ovejas y las cabras pero el ganado vacuno brilla por su ausencia.
Cuando se preparaban para el sacrificio, la vaca, que debió olerse aquello, huyó al trote de las posiciones franquistas y en dirección a las líneas republicanas. Los soldados nacionales salieron corriendo detrás de ella, pero al ver que no conseguían darle alcance y al llegar a las afueras del pueblo, donde se exponían al fuego republicano, comenzaron a disparar para acabar con el animal. Mejor para los buitres que para los rojos, debieron pensar.
El caso es que la vaca logró zafarse (a esas alturas del conflicto debía de tener ya experiencia militar) y alcanzó sana y salva las filas republicanas. La proeza fue en balde porque los soldados del otro lado dieron cuenta de ella sin contemplaciones. No satisfechos con su triunfo, se dedicaron además a fastidiar a los perdedores, gritando "¡Qué ricos están estos filetes!", "¡Cómo nos estamos poniendo!". Según los testimonios, el destino del animal fue el Alto del Molino.
Pues bien, ayer mientras excavábamos la trinchera 1 de Alto del Molino, nos encontramos varios huesos de vaca troceados: un fémur, una vértebra y varias costillas. La impresión que da es que la habían descuartizado por allí ¿Será la famosa vaca fugitiva? Nosotros queremos creer que sí. Abajo podéis ver lo que los republicanos dejaron de ella.
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