domingo, 30 de octubre de 2016

Cavernícolas y refugios picassianos

Abril de 1937. Posiciones defendidas por el batallón Araba (AGMAV, M.24,8).

La detallista y anarquista reportera de guerra Cecilia G. de Gilarte nos aporta una viva imagen del aspecto que mostraban las trincheras del frente vasco en el invierno de 1937. La estabilidad de primera línea acabó por generar todo un espacio doméstico característico, una Gudarilandia de refugios excavados en la roca. Así descríbe las posiciones del Batallón Isaac Puente de la CNT en las faldas del monte Gorbeia (en Lezamiz y Urrutia 2015: 171):

Diez y ocho días llevan los compañeros del Isaac Puente en estas posiciones y cada uno de acuerdo con su carácter se ha construido su habitación con el máximo de comodidades posibles. Algunos han agrupado sus viviendas formando una pequeña comuna. Otros se alejan de los grupos y a medida que avanzamos hacia las posiciones, nos encontramos con algunos compañeros que salen de sus “casas”, hundidas en la tierra. Nos miran con curiosidad hasta reconocernos y nos saludan alegremente. Me parecen pacíficos moradores de la caverna prehistórica y a darles este aspecto contribuye grandemente la barba de dos semanas y, en algunos casos, las pieles de oveja con que combaten el frío.

En su visita al frente cántabro en el puerto de Los Tornos, Cecilia continúa con su querencia etnográfica y hace hincapié en la calidad de los refugios improvisados por el también cenetista Batallón Libertad: (en Lezamiz y Urrutia 2015: 199-200):

Nos asombra la posición, por la fortaleza de su alambrado y la maestría de sus refugios, pequeñas casas de ladrillos que la convierten casi en un alegre pueblecito, del que se divisa una extensión grandísima.

Suelo de ocupación del nido y del tramo de trinchera excavado 
por nosotros a día de hoy en La Avanzadilla.

En el caso del monte de San Pedro no se ven ladrillos en superficie. Sí identificamos en planta cortes que se tienen que corresponder con refugios, como los que se ubican entre la trinchera de la Avanzadilla que estamos excavando y el precipicio que cae hacia tierras de Lezama. En su magistral crónica sobre el Batallón Bakunin en estas tierras que pisamos, Cecilia nos habla de tiendas de campaña que se lleva el viento, y de cabañas construidas incluso con sacos terreros:

Más adelante, comienzan a oírse los tiros y entre las verrugas gigantes del monte, destacan su blancura las tiendas de campaña […] Vamos en busca de Olmos, el comandante del Bakunin, alma y orgullo del batallón, al decir de sus muchachos. Nos sorprende encontrar desierta la hondonada donde él tenía emplazada su tienda de campaña. Más arriba lo encontramos trabajando afanoso en la construcción de su nueva vivienda, hecha de sacos terreros.
-¿Vas a construir un rascacielos?- le decimos.
-No sé si saldrá. Es un nuevo estilo que quizá haga más furor que los cuadros de Picasso.
-¿Qué hiciste de la otra?- le pregunto.
-Se la llevó un buen día el viento. Desde entonces vagabundeo de una a otra tienda, acogiéndome a la hospitalidad de mis compañeros.

Estamos ante un campamento habitado durante escasos meses que deja una impronta efímera en la tierra, pero permanente en la roca. Los gudaris y milicianos son cazadores-recolectores seminómadas (cavernícolas que cambian de ubicación con los relevos) que se mueven por el collado y las lomas del monte San Pedro, que habitan, armados, eso sí, de materiales modernos como piquetas, paravientos, lonas y en el mejor de los casos tiendas de campaña.

Suelo de ocupación del nido con los materiales en superficie.

El viento gélido y la lluvia acaban con estos fondos de cabaña. Como en un poblado neolítico, las viviendas van cambiando de ubicación en el asentamiento. Unas veces porque el viento huracanado se las lleva. Otras porque la tempestad de la guerra acaba con ellas:

AMURRIO. Ligeros fuegos de artillería por ambas partes. A consecuencia de un disparo de mortero que ha caído sobre uno de nuestros refugios [del monte San Pedro] tenemos que lamentar la muerte de un teniente y dos milicianos, y heridos dos tenientes y cinco milicianos (en Euzkadi Roja, 24 de enero de 1937).

Por mucha literatura y propaganda con que se quiera decorar, fortificar y habitar estas posiciones en invierno fue tremendo. Excavando la trinchera de la Avanzadilla a finales de octubre de 2016 podemos sentir la humedad en los suelos, la arcilla rojiza convertida en cieno con la lluvia. La niebla, el frío, las heladas… Aquéllos que aquí combatieron vivían eso, pero con hambre, con piojos, con diarios duelos artilleros, con balas perdidas, con metralla, con amigos y compañeros que saltaban por los aires.




Lezamiz, J. y Urrutia, A. 2015. Escritos de Cecilia G. de Guilarte. Segunda República y Guerra Civil. Uno Editorial.

sábado, 29 de octubre de 2016

Cartografías silenciadas



Tumba de I. Hidalgo de Cisneros en el cementerio de Santa Isabel de Vitoria-Gasteiz.

La ciencia siempre ha sido una herramienta al servicio del poder. Como ocurrió con todas las potencias coloniales en África, España también envió diferentes Misiones con el objetivo claro de conocer el territorio a explotar. A este respecto. la realización de detallados planos por Brigadas Cartográficas era una herramienta colonial básica, en la que se señalaban los puntos estratégicos, las vías de comunicación tradicionales, los recursos mineros e incluso los yacimientos arqueológicos. Por otro lado, estas exploraciones se acompañaban de prolijas descripciones etnográficas de las poblaciones locales. Previendo la colonización posterior, a principios del siglo XX el gobierno francés financió la Mision Scientifique du Maroc, con vistas a un mejor conocimiento del amplio territorio en el que se iba a implantar el Protectorado galo sobre Marruecos.
En abril de 1919 se creó la Junta Superior de Monumentos Históricos y Artísticos de Marruecos, desde la que se llevó a cabo una primera iniciativa de carácter patrimonial dentro del Protectorado español de Marruecos: la exploración arqueológica del valle de Tetuán, a cargo del explorador César Luis de Montalbán y Mazas, un hombre que había realizado viajes por Asia y América desde los últimos años del siglo XIX. Esta expedición tuvo lugar en 1921 y 1922 y conllevó la excavación de la antigua ciudad de Tamuda en Suiar. A este respecto, la escalada militar del momento constituyó un excelente acicate para el saber al servicio del proyecto colonial. La misma incorporación de la aviación al Ejército fue un aspecto clave para la toma de fotografías aéreas y la elaboración de las primeras cartografías de zonas a las que apenas habían accedido las tropas españolas. El vitoriano Ignacio Hidalgo de Cisneros (jefe de la aviación republicana durante la guerra civil) detalla en sus memorias las misiones cartográficas por él efectuadas tanto en el Rif como en los enclaves costeros españoles en el Sahara occidental, de la mano ni más ni menos que de Saint-Exupéry.

Exaltación de la Italia fascista en la prensa local vitoriana durante la guerra civil (en Marín et al. 2015).

Militares, topógrafos, cartógrafos, ingenieros, artistas, geólogos y pseudoarqueólogos contribuyeron a un mejor conocimiento de la realidad geográfica del territorio del Protectorado. Como en el caso de la selva centroafricana (estudiado bien en su tesis por nuestro compañero Manuel Sánchez-Elipe), el Rif montañoso fue objetivado como una entidad cuyos mecanismos de funcionamiento había que desvelar con el propósito de controlarlo, dominarlo y, finalmente, extraerle su rendimiento material, ya fuese la formación de colecciones arqueológicas en museos o la explotación minera de la plata, el plomo y el hierro. 
La topografía, la cartografía, fueron unas herramientas fundamentales en el control colonial del Norte de Marruecos… y también lo serían en la guerra civil española. Los militares africanistas sublevados contaban con mapas detallados de la colonia, pero no del país al que intentaban salvar. Toda la información cartográfica almacenada en Madrid quedó en manos del Gobierno de la República. El hándicap era grande. Bien conocida es la anécdota de los envalentonados italianos que se lanzaron por Guadalajara de la mano de… la guía Michelin. Este fracaso puso de manifiesto la necesidad de elaborar mapas topográficos de detalle, y a ello se pusieron con ahínco los italianos en su guerra fascista (sensu Javier Rodrigo) en España.

En el monte de San Pedro encontramos evidencias materiales de esta amistad (en Marín et al. 2015)

Gracias al saber topográfico de José y Álvaro (Laboratorio de Documentación Geométrica del Patrimonio, UPV/EHU) nos enteramos en el monte de San Pedro que el centro topográfico italiano  se estableció precisamente en Vitoria-Gasteiz, en la antigua escuela de Dibujo (después conservatorio) del Campillo, en el casco medieval. En la campaña de Bizkaia se hizo apremiante la mejora de la cartografía usada por los sublevados. A finales de mayo de 1937, justo cuando se ocupa el monte de San Pedro, llega a Vitoria la Sezione Topocartografica, enviada desde el Istituto Geografico Militare de Florencia. La cercanía de las industrias guipuzcoanas de papel y la existencia en la capital alavesa de la casa Fournier de artes gráficas fueron fundamentales en esta decisión. Al mando, el mayor Pietro Dosola, quien ya había sido jefe de los cartógrafos italianos en Libia. En Vitoria aplicaron la misma metodología que ya habían practicado en Somalia y Abisinia. En la antigua escuela de Dibujo del Campillo se procesaron los planos que serían fundamentales en la campaña de Santander y Asturias, así como en la ruptura del frente de Aragón.
El material cartográfico italiano fue aprovechado después por el Estado Mayor alemán entre 1940-1945 para formar la Deutsche Heereskarte. Spanien 1.50.000. Finalmente acabarían siendo reutilizadas por el Army Map Service de los USA para compilar la primera edición de su colección Spain 1:50.000. Series M781-M788.
La Guerra Fría se servía en cartografía fascista.

Antigua escuela de Dibujo en el cantón de San Francisco Javier en Vitoria-Gasteiz, 
sede de los cartógrafos italianos entre 1937-1939.


Referencia
L. Urteaga, F. Nadal y J. I. Muro. 2002. "La cartografía del Corpo de Truppe Volontarie, 1937-1939". Hispania, 210: 283-298.

Las fotografías de los recortes de prensa forman parte de la magnífica exposición Vanguardias Peligrosas. La Alemania nazi y la Italia fascista en Vitoria (1936-1939), de la autoría de Guillermo Marín, Virginia López Maturana y Xabier Sagasta y organizada por la Fundación Sancho el Sabio en la Sala Araba de Vitoria-Gasteiz (18-XI-2015 a 9-XII-2015).

P. S. Cartografías silenciadas es el título de una exposición fotográfica sobre espacios de la represión franquista, de la artista Ana Teresa Ortega.

viernes, 28 de octubre de 2016

La mañana del 26 de mayo de 1937

Dos casquillos percutidos de Lebel en el tramo de trinchera 
que estamos excavando en La Avanzadilla.

Tras meses en manos republicanas, el monte de San Pedro fue ocupado por las tropas sublevadas el 26 de mayo de 1937. Así nos lo cuenta Pablo Beldarrain, Jefe de la Vª División vasca (Historia crítica de la guerra en Euskadi (1936-37), págs. 288-90):

El día 26 de Mayo nos desalojaron de la alturas de San Pedro, Sobrehayas y Txibiarte. Sobre las nueve horas, unas pasadas de bombardeo aéreo y artillería, acertaron a destruir los dos nidos de hormigón en la posición San Pedro y hacer explotar el campo de minas dispuesto contra los carros de combate por delante de la misma. El enemigo lanzó una sección de éstos por el camino de Uzkiano contra San Pedro y la resistencia debió ceder para el mediodía. Las posiciones de Sobrehayas y Txibiarte caerían al ser atacadas de frente y por envolvimiento.
El bombardeo y ametrallamiento de persecución se prolongaría y el enemigo bajaba de la pequeña cordillera de Urkabustaiz hasta la altura del Ferrocarril del Norte y alcanzaba Loigorri (622), de las Minas e (sic) Arbieto, como la cota 602 por encima de Lezama mirando Amurrio; a menos de diez kilómetros.
Nos hicieron más de 200 bajas entre muertos, heridos y prisioneros, bastantes más de las que pudieron tener ellos. Perdimos dos cañones de 7,5 en las minas, algunas ametralladoras, morteros y munición.
Un grupo de zapadores cayó prisionero en una galería del tontor de San Pedro, cuya boca quedó enfilada por los asaltantes cuando aquéllos quisieron huir.
Al UGT-8 le había cuadrado estar defendiendo San Pedro y al Karl Liebnech en Sobrehayas y Txibiarte.

Exhumando en la trinchera los restos materiales dejados por los chicos 
¿del batallón nº8 de la UGT? del Ejército de Euzkadi.

El paisaje bucólico de los roturos de San Pedro, con sus vacas pastando entre la niebla de la mañana, esconde las cicatrices de la guerra. Allí siguen los dos nidos de hormigón, sin cubierta, destrozados por la artillería y la aviación enemigas, según Pedro Beldarrain. A partir del lunes comenzaremos a excavar uno de ellos, así como un tramo de la trinchera que conduce hasta él.


Los topógrafos José y Álvaro (Laboratorio de Documentación Geométrica del Patrimonio, UPV/EHU), 
posicionando bases en los dos  nidos de hormigón citados por Pablo Beldarrain.

También mantiene el atractivo de todo mundo subterráneo la cueva-refugio citada en el texto. En la memoria oral se conserva un vivo recuerdo de esos zapadores que quedaron vendidos tras la precipitada retirada de sus compañeros. Varios de los visitantes a nuestra excavación, vecinos de la zona, nos comentaron el suceso.

Entrada a la cueva en donde quedaron copados los zapadores del Ejército de Euzkadi.

También podemos certificar arqueológicamente la tremenda preparación artillera del ataque. Nuestro compañero Pedro toma  minuciosamente el contorno de todos y cada uno de los impactos que salpican toda la superficie. Sin duda los artilleros fueron calibrando el tiro hasta golpear de lleno el nido de la Avanzadilla.

Pedro contorneando líneas de trinchera, refugios e impactos de artillería.

En las hemerotecas también encontramos información sustancial sobre el paisaje bélico de San Pedro. Lógicamente hay mucho de propaganda en la prensa de la época. El vaciado de Euzkadi Roja nos aporta la siguiente crónica de los hechos del 26 de mayo de 1937:

SECTOR DE AMURRIO. Aquí es donde ha centralizado el vértice de la contienda bélica. Luego de una intensísima preparación artillera, secundada por numerosa escuadrilla de aviones de 'caza' y bombardeo, nuestras posiciones leales de San Pedro, cota 705, y Sobre Ayas, cota 600, fueron atacadas por la infantería rebelde, precedida de tanques y carros de asalto. Nuestros gudaris tuvieron que replegarse a las posiciones de segunda línea realizando la retirada serena y ordenadamente. Desde sus nuevas posiciones seguirán combatiendo heroicamente por la causa del pueblo de la República.

Impactos de metralla en el interior del nido de la Avanzadilla.

En el interior del nido de hormigón y de la trinchera de la Avanzadilla hemos recogido una bala de pistola del nueve largo, así como fragmentos de granadas de mano Laffite y polaca. Evidencias de combates a corta distancia que nos remiten, o bien al asalto de la infantería fraquista, o bien al intento de reconquista de la posición por gudaris y milicianos, intentona de la que hablaremos más adelante.


Post by Xabier Herrero y Xurxo Ayán (proyecto monte de San Pedro 1936-1937).

jueves, 27 de octubre de 2016

Una avanzadilla de la Avanzadilla

La Avanzadilla vista desde las estribaciones del monte San Pedro.

Desde el lunes estamos embarcados en la excavación arqueológica de una posición defensiva conocida en los partes militares como la Avanzadilla del monte de San Pedro (Amurrio, Araba). Se ubica en un otero con una amplia visibilidad sobre la línea de frente que discurre desde el Txibiarte, pasa por Sobre Hayas y culmina en la cima del monte San Pedro. Desde aquí se dispararía con facilidad hacia cualquier fuerza que intentase cruzar por el collado inmediato, la vía de tránsito natural desde la Prehistoria para acceder al valle donde se emplazan Aloria y Urduña. Las ruinas de la antigua capilla medieval fueron testigo mudo de la conversión de este paisaje de tránsito en un paisaje fortificado en el invierno de 1937.

La estructura del sector 01 antes de empezar los trabajos.

Lo que se veía en superficie antes de llegar nosotros era como un queso gruyère: una campa repleta de cráteres producidos por impactos de artillería, tramos de trinchera en zizg zag y agujeros practicados por detectoristas. En las proximidades de la cima del otero, cubierta de vegetación se veía vagamente una estructura cuadrangular de hormigón. Alguien depositó allí en su día un piqueta encontrada en el lugar (de las que se usaban en la guerra para asentar el alambre de espino), así como un fragmento de metralla.
Elegimos esta posición para acercarnos a los enigmas que sigue escondiendo el monte de San Pedro, porque a pesar de los esfuerzos de la Historia militar todavía quedan muchas dudas en cuanto a ocupaciones y reocupaciones, a pretendidos repliegues ordenados o auténticas estampidas, o sobre la cronología de las propias fortificaciones.

La estructura tras la limpieza biótica.

Obviamente estamos trabajando también con fuentes documentales y orales, pero nos interesa contaros únicamente lo que nos va diciendo el registro material exhumado. La estructura en sí presenta deficiencias estructurales, nunca mejor dicho. Mucho morrillo y poco cemento. Si un piquetazo nuestro ha podido reventar parte de los que quedaba de la posible cubierta, no queremos pensar lo que supondría un ataque artillero en condiciones. De hecho, sin duda, la estructura fue destruida por el enemigo. 


Placas desprendidas sobre el interior de la estructuras por impactos de artillería, 
sellando el suelo de ocupación original.

El microevento que podemos relatar por el momento es el siguiente. La posición recibió fuego artillero a dolor; enormes fragmentos de metralla se esparcen por toda la trinchera desde la que se accede al "fortín". Evidencia de los combates son los casquillos percutidos de Lebel, Mossin Nagant, Máuser alemán, español y checo. El característico pack utilizado por los batallones del Ejército de Euzkadi. Un impacto (o varios) certero (o certeros) de la artillería franquista (en este caso italiana, por los restos documentados) hizo añicos el frontal de la estructura, en donde posiblemente una tronera servía para que una ametralladora hiciese su trabajo. En la esquina nos encontramos más de una docena de casquillos percutidos, que se acompañan de fragmentos de metralla por toda la estancia. 


Casquillos percutidos, proyectil y metralla dentro de la estructura, 
en la esquina derecha de la tronera destruida.

El impacto de la metralla dejó también su pegada en las paredes. El impacto colapsó la estructura. Debió de morir gente aquí. Y hasta hoy. En la década de 1980 y comienzos de los 90 cazadores utilizaron (a una cota muy superior) este espacio como refugio para echarse unas cervezas y comer latas de sardinas.

Suelo original de la estructura excavada en la roca.

El registro detallado de la excavación, la estratigrafía, la georreferenciación de todos los hallazgos, la planimetría y fotogrametría nos permitirán afinar esta microhistoria. Seguiremos informando.

Registro con estación total motorizada y con aplicación para tablet y móvil, 
adaptada a registro de la guerra civil, diseñada por nuestro compañero Manoel Antonio Franco.

lunes, 24 de octubre de 2016

Batallones en el monte de San Pedro: el batallón Araba (y II)

Victoriano de Yarritu Etxebarria, Teniente de Compañía de Amteralladoras 
posando con una Lewis (Fuente. Koldo Azkue).

El 20 de octubre la 1ª y 2ª Compañía marchan al frente. La 1ª Compañía se situaba en el frente de Markina, concretamente en Akarregi, y su cuartel radicó en un convento de carmelitas. Tras oír misa parroquial, la compañía subió al monte antes del amanecer, en silencio, pues constituía su bautismo de sangre. En Akarregi se sufrió la primera baja leve, Juan Ángel Velasco, pero el fracaso de la ofensiva planeada les llevó a cubrir posiciones en el sector. Fue trasladada de nuevo a reforzar el frente en Asterrika, sobre Ondarru, en poder del enemigo ya. Terminó su actividad en este frente tras ser sustituida por otra unidad nacionalista vasca y regresó a Araba. La 2ª compañía fue enviada al frente de Kanpanza, salvo unos pocos voluntarios que fueron a Asterrika para reforzar la Estabillo
Mientras las 1ª y 2ª compañías se mantienen en Asterrika y Kanpanza respectivamente, se constituyeron las otras dos compañías. Con la llegada de más jóvenes, no voluntarios pero sí llamados por quintas, se formaron la 3ª compañía Elizalde y 4ª compañía Alaitza. La 4ª compañía empleó para su instrucción el cuartel de Lamuza en Laudio, palacio que acogió a todo el batallón, lo mismo que el balneario de La Muera en Orduña. Terminada la instrucción militar de las últimas dos compañías fueron enviadas al frente de Otxandiano, hasta su traslado al Palacio de Lamuza en Laudio.
Ante la ofensiva de Villareal, en diciembre se decidió la constitución del batallón Araba en base a las cuatro compañías ya constituidas. No se consideró oportuno retirar del frente de Otxandiano las dos compañías referenciadas. A la 1ª y 2ª compañías se le añaden provisionalmente dos procedentes de las Encartaciones, la Gueñes y la Kolitza, del batallón Avellaneda, además de una compañía de ametralladoras bilbaína denominada Euzko-Gaztedi. Todas estas compañías se concentraron en el cuartel de Lamuza y fueron puestas bajo el mando del entonces comandante Antonio San Martín.
El 25 de noviembre participó en un desfile por la Gran Vía bilbaína. Tres días después el ya constituido batallón Araba salió en autobuses de Laudio dirección a Ubidea, pero ante el temporal que azotaba fueron bajados hasta Castillo-Elejabeitia y se acuartelaron en el Seminario de Artea. La noche del día 30 de noviembre los capellanes de las compañías 1ª y 2ª, Eugenio Rodríguez y Julio Ugarte, celebraron una misa como preparación para el combate. El día 1 de diciembre el batallón Araba fue trasladado nuevamente a Ubidea, donde ya estuvo el día 30 del pasado, lanzándose al ataque de Villareal junto a los batallones Intxarkundia y una sección del Irrintzi. Durante este ataque cayó herido el comandante del batallón y otros gudaris resultaban muertos o heridos. Víctor Villanueva nos cuenta. Durante la jornada el batallón consolidó las posiciones ganadas por la mañana y esperaron una nueva reorganización tras quedarse sin mandos. Sin embargo, en la batalla de Villareal se toparon con la realidad de la guerra para un soldado: muerte de compañeros, alcohol, buena alimentación del soldado y, en general, malas condiciones: “Allí mataron a los dos mejores amigos que tenía yo, los dos de Amurrio: a José Mari Urrutia y a Juan Lemoniz. (…) Fue la única ocasión, aparte de la retirada, en que comíamos en frío. (…) Durante la campaña bebíamos vino, hasta que se terminó y también saltaparapetos, que era lo que sostenía la moral, aunque algunos se aprovechaban bien del saltaparapetos.” (Azkue, 2006: 198-199).
El día 13 de diciembre el batallón Araba fue relevado y trasladado a Bilbao para su descanso. Con su llegada al cuartel de Lamuza, donde se les unió las compañías 3ª y 4ª, se creó una compañía de ametralladoras con ocho máquinas “Lewis” bautizada con el nombre del amurriano Jose María Urrutia caído en Villareal, amigo de Ezequiel Gauna que nos brindaba el testimonio anterior sobre los combates en ésta. Además de las cuatro compañías el batallón contó con una Sección de Enlaces y Transmisiones que recibió el nombre del segundo caído del Batallón, Juan Lemoniz Regina, con el teniente Arcadio de la Torre Iglesias al frente. Una Sección Mixta de Dinamiteros, Granaderos y Zapadores completó, junto a una de Servicios Auxiliares y de Servicios Mecánicos, la plantilla del batallón Araba

Miguel Loizaga, Teniente Calixto Loizaga y el Capitán Marcos Orueta 
en el monte San Pedro (Fuente. Koldo Azkue).

El 23 de diciembre dos compañías y una sección de ametralladoras marchaban a Orduña para relevar al batallón Itxasalde. El 29 de diciembre pasó todo el batallón al frente de Orduña, instalándose en el balneario de La Muera. El batallón relevaba a los batallones Amayur, Intxarkundia e Itxasalde que habían sufrido numerosas bajas tras reconquistar la posición de San Pedro. Estando desplegadas las compañías Elizalde y Alaitza en San Pedro y en “Las Minas”, cubriendo las compañías Estabillo y Ayala la localidad de Orduña, reciben el día 31 de diciembre un fuerte ataque de los rebeldes. Las posiciones de San Pedro y “Las Minas” también eran defendidas por el batallón Leandro Carro, acuartelado en el edificio de la Aduana en Orduña, junto a otras posiciones como la situada delante del cementerio de Aloria y las de carácter observatorio en diferentes lugares. Hasta marzo de 1937 no existen acciones ofensivas importantes, limitándose éstas a intercambios artilleros. Esto provocó que algunos de nuestros muchachos del Araba se dieran a la buena vida en un frente estable y sin mucha actividad, así lo atestigua Víctor VillanuevaEn la Muera tuvimos un poco de jaleo con los mandos, porque estaban ellos de juerga, de jamada y a dos chicos del Batallón que llegaron un poco más tarde de la hora de Llodio, los querían meter en el calabozo. Dos chicos, además, muy formales.” (Azkue, 2006: 214).
 El 26 de abril los batallones vascos pasaban a estructurase en brigadas y divisiones, es entonces cuando se creó la 5ª Brigada, conformada por el batallón Araba junto al Bakunin y el Leandro Carro. La brigada estaba a las órdenes de José Paneda Santaflorentina y quedó encuadrada en la IV División del Comandante Irezábal con su puesto de mando en Laudio.
Aunque para el 31 de marzo de 1937, fecha de la ofensiva, el batallón se mantenía lejos de los combates más violentos, el avance arrollador en Bizkaia de las tropas rebeldes obligó al alto mando tomar la decisión de mover la 5ª Brigada al frente norte. Con el traslado de las unidades de ésta el 11 de mayo de 1937 a la zona del Sollube terminaba el papel del batallón Araba sobre las posiciones de nuestro proyecto.

BIBILIOGRAFÍA
AZKUE, K. (2004): Araba, oi Araba!. La lucha en Araba por la libertad de Euskal Herria. s.l.: s.e.
TALÓN, V. (1988): Memoria de la guerra de Euzkadi. Barcelona: Plaza Janés.
URGOITIA, J.A. (ed.) (2001): Crónica de la Guerra Civil, de 1936-1937, en la Euzkadi peninsular. Ohiartzun: Sendoa.

“Luis Ruiz de Aguirre” (UPV/EHU)
Archivo Histórico de Euskadi

Hemeroteca Diputación de Bizkaia

Post by Xabier Herrero Acosta (proyecto monte de San Pedro 1936-1937).

domingo, 23 de octubre de 2016

Batallones en el monte de San Pedro: el batallón Araba (I)



Sección de la compañía Elizalde del Batallón Araba. Tarde del 20 de febrero de 1937.


El batallón Araba, nombre que hace clara alusión al origen de los componentes de éste, estaba bajo la disciplina del PNV y estaba adscrito al Eusko Gudarostea con el número 2, ocupando el número 14 en el Ejército de Euzkadi. Respecto al batallón existe mucha información disponible gracias al extraordinario trabajo etnográfico elaborado por Koldo Azkue sobre el frente alavés, publicado en su libro Araba, Oi Araba!. Este libro viene a convertirse en la “biblia memorística” del batallón Araba pues en él se recogen numerosos testimonios de los componentes del batallón, personas que eran entonces muy ancianas y que por causas naturales ya no pueden ofrecérnoslo. 
Durante la jornada del golpe militar del 18 de julio de 1936 en el Valle de Ayala, pero sobre todo en los días posteriores, mientras una parte importante de la población cruzaba monte a través hasta alcanzar la ansiada “zona sublevada”, otros, especialmente los más jóvenes y de ideología nacionalista, se afanaban en organizarse y armarse para enfrentarse a las tropas rebeldes que desde Vitoria avanzaban. Los rebeldes en Vitoria “aguaban” la fiesta, a pesar que ellos con esta fecha harían otra, como bien nos lo cuenta Víctor Villanueva: “Cuando estalló la guerra, el 18 de Julio, bajábamos nosotros de Santa Marina, de la romería de Zuaza y nos dijeron: “Sí, sí, bajáis contentos, pero me parece que no se…” (Azkue, 2006: 105). 
Mal armados, como atestigua Manuel de Ibarrola Pagazaurtundua: “no había más que cuatro fusiles Mauser que les cogimos a la Guardia Civil, mejor dicho, nos las dieron, porque se entregó la Guardia Civil de Laudio. (…) La gente utilizaba tubos de fontanería, les metían cartuchos de dinamita, le daban fuego a la mecha y los tiraban por la ventana…” (Azkue, 2006: 135-136), y peor organizados, según el testimonio de Juan José Usategi Olamendi: “Entonces no éramos tampoco activistas que tal… pero no nos dejábamos llevar por nadie. Luego ya fuimos a Amurrio. En Amurrio empezó a formarse algo.” (Azkue, 2006: 104), los jóvenes nacionalistas y socialistas se enfrentaban a los rebeldes. A pesar de todo, se entiende que en aquéllas circunstancias el no tener claro qué estaba ocurriendo fue algo normal, las nuevas circunstancias alteraban por completo la vida diaria de aquéllas personas, aunque sea en la recogida de la patata en Araba como nos cuenta el gudari Jesús Zulueta Bordegaray: “Matías. Que tena fastidiado el hijo a sallarle patatas (sic). Y dice: “Que si guerra que si no se qué, no andan los trenes, hay jaleo”. (…) Quedamos en juntarnos todos a la tarde para sallarle el maíz.” (Azkue, 2006: 105).


Ikurriña del Batallón Araba (Fuente: Koldo Azkue).

Siguiendo con el testimonio de Juan José Usategi, éste explicaba que “Enseguida se empezó a formar en Amurrio, que si Batallón que si tal, pero tardamos un poco” (Azkue, 2006: 136). Efectivamente, entre tal y pascual, un numeroso grupo de jóvenes nacionalistas de Amurrio y Lezama, en número de 50, acudían los domingos y festivos del mes de agosto a Arrankudiaga para recibir instrucción militar por Ramón de Azkue y José Dúo, instrucción que se llevó a cabo de manera rudimentaria con palos a modo de fusil y alguna escopeta de caza, pues carecían de fusiles, constituyendo la base de la base de nuestro futuro batallón.  
El grupo de jóvenes nacionalistas arriba mencionado conformó a principios de septiembre la 1ª compañía, denominada Estabillo, en la finca Sagarrate de Okondo propiedad de la familia Artiñano. Mientras el día 8 de septiembre llegaron los de Amurrio y Lezama, al día siguiente los jóvenes de Orduña, y al otro los de Artziniega. Después se incorporaron los de Arrakudiaga y el Alto Nervión. El jefe militar de esta composición fue el capitán Antonio San Martín Ugalde, maestro amurriano que tenía cierta experiencia militar pues había sido suboficial mientras cumplía su servicio militar en Marruecos. El coadjuntor de Amurrio, Julio Ugarte, fue el capellán de la compañía a petición del propio capitán. 
Sobre la jornada del 28 de septiembre nos cuenta el gudari Ezequiel Gauna Ugarte lo siguiente: “Cuando estábamos en Okondo la Compañía Estabillo, nos llevaron a Sodupe, andando y de allí, en tren, nos llevaron a Bilbao, a Garellano, donde nos dieron unos fusiles nuevos llenos de grasa que tuvimos que limpiar. De regreso, íbamos desfilando por la Gran Vía (…) Nos llevaron después al Patronato de Iturribide donde nos dieron de comer, me acuerdo, un par de huevos duros y pan, de eso me acuerdo.” (Azkue, 2006: 136-137). Tras volver a la finca de Okondo algunos de ellos los trasladaron a la finca de Beotegi, junto a Menagarai, para poder hacer sitio en el cuartel de Okondo a los nuevos voluntarios alaveses que llegaban a enrolarse. Así según testimonio del último “La segunda Compañía, la Aiala, se formó con la gente que se escapaba de Vitoria y de por ahí; se escapaban por los Huertos y por el Berretin. José Luis Arenaza, que fue de la Sección de Enlaces y que era campeón de España del tiro al plato, se pasó por Murgia con Irala, el padre de éste que es ahora Presidente de la BBK.” (Azkue, 2006: 167).

Continuará.

Post by Xabier Herrero Acosta (proyecto monte de San Pedro 1936-1937).