Sala Histórica del Flandes (Base militar de Araka,
Vitoria-Gasteiz, junio de 2015).
La
estrecha colaboración del tradicionalismo local con el general Mola sentó las
bases del triunfo del golpe militar en Vitoria-Gasteiz. Las gestiones del líder
local Rabanera garantizaron el apoyo de las milicias de requetés que se estaban
organizando con anterioridad. El papel jugado por el teniente coronel Camilo
Alonso Vega desde el cuartel de Flandes fue crucial para el éxito de los
golpistas en la ciudad. Sin embargo, la situación en el conjunto de la
provincia era bien diferente. Se inicia entonces la primera
fase de la guerra civil, caracterizada por el envío de columnas armadas por
parte de los dos bandos enfrentados, con el objetivo de controlar las cotas más
estratégicas y hacerse con el territorio enemigo. El mantenimiento del orden
republicano en Gipuzkoa y Bizkaia puso en una situación comprometida a la
ciudad de Vitoria-Gasteiz. Dos columnas gubernamentales, enviadas desde Bilbo y
Donostia, se disponían a acabar con el levantamiento en el centro-sur de Araba.
En este contexto, el pueblo de Villarreal se convirtió ya en un punto
neurálgico del conflicto. En estos días finales del mes de julio se va a
definir el frente de Araba. Las columnas ocupaban posiciones para garantizar el
acceso a recursos importantes (embalses de agua, vía férrea) y realizaban
labores de reconocimiento, con pequeños enfrentamientos con las fuerzas
enemigas.
Altar de los años 30 en la finca abandonada del tradicionalista Oriol, en Izarra,
objetivo de la artillería republicana apostada en la cumbre del Txibiarte.
Para la
zona que nos ocupa, el enclave de Urduña era el más disputado por los
contendientes. El 29 de julio una columna al mando de Alonso Vega llevó a cabo
un primer ataque a la localidad, que fue retomado el 4 de agosto. La posición
avanzada de Uzkiano jugó un papel primordial en esta fase del conflicto. En el
bando franquista, el comandante Vea Murguía era el máximo responsable del
denominado sector de Murguía, en el que se emplazaba el destacamento de
Uzkiano, una sección de la 7ª Compañía del Requeté con 76 hombres. Por parte
del ejército de Euzkadi, llegaría a la columna Amurrio-Urduña el batallón
Bakunin de la CNT. En octubre-noviembre de 1936 la conformación en tiempo
récord del Ejército de Euzkadi va a suponer un punto de inflexión en este
primer período de la guerra, ya que daría lugar a la única ofensiva llevada a
cabo por el gobierno autónomo y que desembocaría en la llamada batalla de Villarreal
de Álava.
Blocao (que excavaremos) en los roturos de San Pedro,
primera línea de frente en el duro invierno de 1937.
A día
30 de noviembre de 1936, ocupaba Uzkiano una sección de la 7ª Compañía del
Requeté de Álava (83 hombres) y media sección de ametralladoras del 4º Batallón
del San Marcial con 8. Estas fuerzas se distribuían
entre el monte de San Pedro y en otras tres situadas en
elevaciones en torno a Uzkiano, en la zona de Txibiarte y Sobre Hayas. Por parte republicana, en Amurrio, el capitán
Noguerol era el responsable del batallón nº 21 de la CNT (Bakunin), el Batallón
nº 29 del PCE (Leandro Carro), del batallón nº 13 del PNV (Itxasalde) y del nº
19 también del PNV (Amayur).
Anarquistas del batallón Bakunin en el monte de San Pedro fotografiados
por periodistas de CNT del Norte (febrero de 1937). (En Tabernilla y Lezamiz 2007: 174).
El
estancamiento de la ofensiva en Villarreal llevó al mando republicano a ordenar
el avance sobre las posiciones franquistas en el monte de San Pedro y las
situadas en la línea Unzá-Uzkiano-Murguia. Apoyados por fuego de mortero y
ametralladora, los batallones Leandro Carro y Amayur, en vanguardia, tomaron la
posición del monte de San Pedro, que no fue evacuada por los requetés, hasta
que se replegaron a un pinar cercano en donde establecieron una nueva
línea defensiva. Tras un cambio de
manos, el monte fue tomado de nuevo por los republicanos con intenso fuego
artillero el día 6 de diciembre. El contraataque franquista del día 8 no pudo
desalojar a los milicianos del UGT nº 3 que ocupaban el monte con ametralladoras
y reforzados por otros dos batallones. El batallón socialista tuvo
una veintena de muertos y 161 bajas entre heridos y enfermos. Desde entonces, San Pedro se mantendría en manos leales hasta
finales de mayo de 1937. El 11 de diciembre tuvo lugar un infructuoso ataque
republicano desde San Pedro con la intención de tomar el pinar de Uzkiano, en
manos de la 7º compañía del Sicilia, con un grupo de ametralladoras del San
Marcial al mando del Capitán Ollo.
1 comentario:
Bueno, la llamada ofensiva de Villareal no fue más que una tragicomedia orquestada por el patético "Napoleontxu" como General en Jefe de una ejército de poxpoliñas. Ahora, hay que reconocerlo: desfilar, desfilaban bien.
Agur
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