Caídos
Las tapias del cementerio de Castuera
se integran dentro de toda una cartografía del terror. Allí se fusilaba, allí
se exponían públicamente los cadáveres, allí perecieron muchos republicanos
pero también algunas de las víctimas de las sacas de derechistas realizadas en
el verano de 1936. Gran parte de estos caídos por Dios y por España fueron
exhumados tras la victoria franquista, fueron enterrados con dignidad en la
postguerra hasta el punto de levantarse en la trasera del cementerio una
capilla para albergar sus restos. Un baldío rodeaba el
monumento antes de la expansión del cementerio nuevo. En esta llanada, ceñida
por una tapia, fueron enterrados en fosas comunes las víctimas de la violencia
falangista. La intervención arqueológica de 2011 permitió documentar una serie
de zanjas con una orientación NW-SE en las que aparecían enterramientos ordinarios
en ataúd a los que seguían enterramientos de personas asesinadas. El excelente
trabajo realizado por el equipo de Laura Muñoz el año pasado nos ha guiado en
esta primera semana de sondeos mecánicos. En este sentido hemos documentado
diez enterramientos ordinarios, modestos, propios de lo que se conoce como el
Campo de los Desamparados, algunos aislados, otros ocupando una fosa común en
disposición lineal. La metodología arqueólogica nos permite registrar e
identificar toda una serie de características morfotipológicas y estratigráficas,
la clave para discernir la verdadera naturaleza de estas fosas funerarias.
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