lunes, 28 de febrero de 2011
Publicaciones de la campaña arqueológica de 2010: Abánades y Bustarviejo
Ya ha salido el último volumen de Ebre 38. Revista Internacional de la Guerra Civil 1936-1939, donde publicamos sendos artículos sobre las excavaciones que llevamos a cabo en junio y septiembre de 2010 en las trincheras de Abánades (Guadalajara) y en el destacamento penal de Bustarviejo (Madrid). Podéis descargaros los trabajos aquí y aquí.
Aprovechamos para agradecer a los compañeros de Ebre 38 por su excelente trabajo y por proporcionar una plataforma única para divulgar la investigación arqueológica sobre la Guerra Civil Española.
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sábado, 26 de febrero de 2011
Las ruinas de un imperio
Las ruinas de la isla pertenecen sobre todo al período inmediatamente anterior a la Guerra Civil Española (el primer tercio del siglo XX), pero se relacionan de diversas maneras con algunos temas clave del blog: en primer lugar, se trata de arqueología del siglo XX; en segundo lugar, es una forma de arqueología del conflicto, pues si el colonialismo se caracteriza por algo es por la violencia. Finalmente, resulta interesante investigar las ruinas del colonialismo español contemporáneo por la relevancia que el imperio tuvo en el imaginario político franquista a partir de 1936.
Elobey Chico es una isla minúscula de 0,2 kilómetros cuadrados situada en la desembocadura del Muni, el caudaloso río que separa Gabón de Guinea Ecuatorial. Este fue el lugar elegido para establecer el subgobierno colonial del territorio de Río Muni en 1884. Desempeñó esta función hasta 1926, cuando el mencionado subgobierno se trasladó al continente, a la localidad de Kogo (entonces Puerto Iradier). A partir de entonces la selva se fue adueñando poco a poco de la isla.
Sin embargo, durante cuatro décadas florecieron en Elobey los negocios europeos: factorías inglesas, francesas, alemanas y españolas tenían aquí su sede y desde aquí comerciaban con las costas de Gabón y Guinea. Los claretianos fundaron una misión y las concepcionistas una escuela para niñas. Había edificios administrativos, viviendas, aljibes y pozos, un faro, muelles y un gran cementerio con muy pocas tumbas.
Elobey Chico se convirtió en una pequeña ciudad europea a las puertas de un continente que España (al contrario que sus vecinos) no se atrevía a conquistar.
Las ruinas de Elobey Chico, como cualquier ruina, son ambiguas. Ante los hermosos edificios ocupados por las lianas y las ceibas es fácil sentir una cierta añoranza por un mundo perdido. "En Elobey Chico" -escribe un periodista de La Vanguardia el mismo año de la descolonización de Guinea (1968)- "he sentido profunda tristeza. O tal vez nostalgia de una época de brillantez y heroísmos". ¿Brillantez y heroísmos?
La ideología colonial construida desde fines del siglo XIX hizo ver en la empresa una labor civilizadora de pueblos atrasados. Como modernas ONGs, las agencias coloniales parecían instituciones altruistas con miembros dispuestos a dejar su vida por el desarrollo intelectual, moral y material de los "salvajes" africanos. Un elemento básico en esta ideología fue la religión. Los misioneros aparecían presentados como mártires abnegados y heroicos. En algunos casos indudablemente los religiosos respondían a esta imagen, pero no, desde luego, en Guinea Ecuatorial. Los claretianos, como ha demostrado el historiador Gustau Nerín en sus libros, fueron, ante todo, empresarios sin escrúpulos dedicados a explotar las riquezas del país que pretendían evangelizar. Para dicha explotación necesitaban sujetos dóciles: las escuelas religiosas y las misiones se encargaban de fabricarlos.
La producción de sujetos colonizados (la denominada "civilización") no se lograba sólo mediante la disciplina de la escuela y de la fe. Un papel preponderante en la transformación de los africanos lo tuvo la introducción del consumo masivo de bienes europeos. Los comerciantes extranjeros consiguieron hacer a los indígenas dependientes de las importaciones occidentales y particularmente de dos elementos: el alcohol y el tabaco.
En los basureros de Elobey, como en las islas circundantes, lo que encontramos principalmente son cantidades ingentes de botellas de ginebra y vino barato, que contribuyeron a la desestructuración de las comunidades locales. El alcoholismo es un legado nefasto que hemos dejado en Guinea Ecuatorial: todavía hoy se fabrican en España alcoholes de pésima calidad exclusivamente para la clientela africana.
Las ruinas de Elobey Chico no representan un pasado brillante y heroico (el que ensalzaba la retórica franquista), sino más bien una empresa depredadora y fallida en la que se aliaron el catolicismo ultraconservador y el capitalismo salvaje.
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